Poca historia generó el partido salvo la que representa para las huestes zaragozistas al romper una marcha continuada sin victorias como visitante. Para el colegiado tinerfeño Trujillo Suárez, el encuentro no le planteó dificultad alguna debido a la enorme superioridad mostrada por el Real Zaragoza ... y la debilidad de la defensa malaguista. Cuando estos hechos conjugan en fútbol y no aparecen jugadas complicadas, generalmente la labor de los colegiados pasa desapercibida y sin ninguna relevancia.
Lo positivo: Su mejor virtud es la experiencia que tiene. Este partido ha sido el 150 dirigido en la categoría de plata, además de los 36 que dirigió en la Primera División en dos campañas. Tiene una envergadura física de nivel, lo que le permite controlar algunas acciones con nota, sin embargo, no lo gestiona bien. A veces necesita gritar cuando le hace indicaciones a los jugadores y esto, en las circunstancias actuales de gradas vacías, no es nada recomendable. Estuvo bien al conceder el gol de Luis Muñoz al estar un defensor sobre el césped. El golpe que recibió fue fortuito.
Lo negativo: Pese a las pocas dificultades del encuentro, él sí que tuvo algunas lagunas, las propias que viene mostrando en las últimas campañas. Acumula errores en la interpretación de las reglas y confunde con frecuencia el sentido de las faltas, pero nada importante que tuviese incidencia en el partido. Disciplinariamente estuvo algo condescendiente con los jugadores del Zaragoza, pues no les mostró ninguna tarjeta, y bastante menos con los malaguistas a los que mostró tres: Alexander González y Orlando Sá (por movimientos de brazos) e Ismael, por protestar desde la grada, algo que pudo evitar.
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