¿Está dando Pepe Mel con la tecla para reaccionar?

La confianza en que entrenador pueda causar un efecto como revulsivo comienza a desvanecerse y ahora sólo se espera que el 'librillo' de Mel dé sus frutos lo antes posible. Como en anteriores casos, su llegada tampoco llevó consigo la aparición de las victorias en los primeros envites. De ahí que ahora sólo se espere que el Málaga pueda ir creciendo para elevar su nivel, lo que le permitiría avanzar en la clasificación y, como primer paso, abandonar la zona de descenso.

Mel no ha encontrado en estos seis partidos la fórmula para darle una vuelta al equipo, pero también hay que preguntarse si ¿es posible hacer eso en las circunstancias que llegó? Habría que analizar más en profundidad todo lo ocurrido y el potencial exacto de la plantilla. Para colmo, el rendimiento individual de ciertos jugadores destacados, al margen de las lesiones, se está resintiendo progresivamente.

El técnico ha hablado ya abiertamente de las carencias en los extremos, pues el primer equipo no los tiene, y esta puede ser una de las claves para el resurgir del Málaga. La plantilla se confeccionó sin potenciar las bandas, lo que obliga a Mel a reconvertir a jugadores a determinadas posiciones o a utilizar canteranos imprevistos. Y esto tiene un alto coste a estas alturas, cuando todos los rivales han alcanzado ya su mejor nivel.

Se ha producido una ligera mejora en el juego, en la profundidad del equipo, pero es insuficiente para superar a los contrarios. Ahora no es posible hacer más cambios, salvo la llegada de jugadores en paro, y cualquier reacción está centrada ya en un cambio general.

La pregunta se cae por su propio peso, por más que Pepe Mel sea sólo corresponsable de una crisis con muchos culpables. Dejando a un lado la maraña judicial en torno al club, la ausencia de control sobre la actuación del director deportivo, que dirige un equipo de trabajo que en más de dos años no ha hecho ni una apuesta de riesgo, también está en la raíz de los males. La ilógica planificación de la plantilla, pese a que el propio Guede cambió de idea al final del verano sobre su esquema, dejó el grupo sin apenas futbolistas de banda. Ni laterales que se proyecten con peligro con cierta frecuencia ni casi extremos, y este deporte incluye jugar por fuera, además de por dentro. Es lo que le da sentido. El equipo sólo ganó un partido con cierta claridad (aunque se le complicara en el periodo añadido) ante el Lugo cuando al fin formó de salida con extremos. Parece que esto ya lo tiene asumido Mel, aunque el lunes de nuevo sacrificó la banda derecha con Febas. Quizás su idea de jugar con extremos a pierna natural le llevó a prescindir de salida de Issa Fomba o algún otro canterano. A estas alturas al equipo no le queda otra: alinear a gente más inexperta a costa de un dibujo con jugadores en su puesto natural. Así rescató del olvidó a Cristian, un futbolista que a los 21 no había logrado abrirse hueco en el fútbol.

Al margen de esto, claro que Mel no termina de dar con la tecla. Acaba de cumplir un mes, con un calendario muy favorable, con tres rivales llegados de Primera RFEF (Villarreal B, Andorra y Racing) y otros tantos de la zona baja (Leganés, Lugo y Oviedo), y el resultado ha sido sumar seis puntos... de 18. El Málaga no ha levantado el vuelo gastado el comodín del entrenador. No tiene ritmo, no se pone las pilas ni apremiado por el tiempo, no genera suficiente volumen de ocasiones cara al gol y sólo es destacable una cierta mejora defensiva, que no le da para sumar como debiera. Parece mentira que un equipo que tiene en sus filas al goleador más contrastado de Segunda (y el que mejor entiende el juego en este Málaga) no sea capaz de sacarle todo el partido.