El Málaga rescató un punto en Ibiza. Plano, sin juego ni intensidad y a merced del rival, evitó la derrota gracias a un triple cambio de José Alberto cuando el marcador reflejaba un desolador 2-0 y las perspectivas no podían ser peores. La reestructuración, ... que debió producirse antes, transformó al equipo y permitió reaccionar para neutralizar esa desventaja y hasta soñar al final con el triunfo, aunque a la postrera ocasión de Juande le siguió otra local con una espectacular parada de Dani Barrio.
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Tampoco es que José Alberto pudiera hacer de salida una revolución entre diversas bajas y a falta de que se incorporen algunos futbolistas más, así que la cuestión era saber si Antoñín iba a jugar de salida (desde luego, ocultando la convocatoria no iba a despistar al Ibiza sobre su presencia en la lista). De nuevo el asturiano se inclinó por un 4-4-2 y la primera parte del Málaga fue tan pobre como la ofrecida en el amistoso de presentación en casa, frente al Tenerife. El equipo se mostró plano y, lo más preocupante, con una presión de mentira que el Ibiza superó sin despeinarse.
No es cuestión de ser reiterativo, pero jugar con dos centrocampistas ya fue una rémora la pasada temporada (hasta que Pellicer rectificó). Y si esa pareja tiene tan poco fútbol como la formada por Escassi y Luis Muñoz, peor si cabe. Probablemente no sea esa la idea del entrenador y se vea forzado por distintas ausencias, pero si a esa grave carencia en el juego se añade la apuesta por dos delanteros cuyo trabajo de conexión entre líneas es tan pobre las dificultades para intimidar al rival se multiplican. Ni Brandon ni Antoñín bajaron a recibir la pelota e incluso tampoco ofrecieron la intensidad necesaria en los apoyos y los desmarques.
El Málaga apenas dispuso de la pelota hasta el descanso, especialmente superado el cuarto de hora. En el tramo inicial sí participaron más los extremos, Paulino y Kevin (el primero sirvió un centro magnífico y a renglón seguido el segundo se topó con una gran parada de Germán), pero ambos son futbolistas para entrar mucho en juego y da la sensación de que más motivados en los encuentros en casa. Como además el cuarteto de ataque (ellos y la pareja de delanteros) estaba compuesto por efectivos muy poco dados a la presión arriba, el Ibiza no pasó apuros.
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Demasiado pronto el cuadro local metió en su parcela al Málaga, incapaz de tener un mínimo ritmo de robo de balón y con una circulación muy lejos de la necesaria fluidez. Y así el Ibiza se adelantó en un centro cómodo de Cifu (Javi Jiménez no reaccionó) que remató Bogusz sin dificultad a la media vuelta gracias a la mala ubicación de Ismael y al descuido de los medios centro, que no siguieron al futbolista rival en funciones de segundo punta.
Sólo se llevaban 19 minutos, pero el Málaga no se recuperó hasta cuando se oteaba el descanso. Tampoco en la reanudación se apreció un cambio extraordinario en el equipo, de nuevo sin firmeza en la presión, sin juego y sin peligro en ataque. Ni por dentro ni por fuera. El técnico local no tardó en devolver a Bogusz a su posición habitual, como extremo, y el polaco respondió con otro gol. Fue en una acción en diagonal desde la banda que resolvió con un disparo que no fue tapado por Ismael, poco contundente, y que superó a Dani Barrio. José Alberto tenía tres cambios preparados (debió hacerlos antes) y reestructuró todo el frente de ataque, a la postre con evidente éxito. Brandon pasó a su zona preferida (como extremo izquierdo), Roberto reemplazó arriba a un desaparecido Antoñín, Jairo relevó a Paulino en la derecha y Luis Muñoz pasó a jugar arriba con la entrada de Genaro. En pocos segundos los cuatro participaron en el gol que volvía a meter al Málaga en el partido. De nuevo quedó claro que Luis Muñoz debe jugar cerca del área rival.
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Durante la última media hora el Málaga fue un equipo más de chispazos que de continuidad, pero más peligroso. Castel estuvo a punto de marcar a puerta vacía en una alocada salida de Dani Barrio, pero en el tramo final crecieron las opciones del empate. Roberto no llegó en un centro de Jairo, pero después resolvió tras una brillante acción de Haitam. Al final, en una montaña rusa, Juande perdonó y Dani Barrio estuvo colosal.
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