Escassi, Jozabed y Mejías celebrar el gol con Joaquín, autor del primer tanto.

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Escassi, Jozabed y Mejías celebrar el gol con Joaquín, autor del primer tanto. SALVADOR SALAS

El Málaga hace añicos su pesadilla en La Rosaleda con un triunfo de calidad (2-0)

En un gran partido de trabajo y presión, supera al Rayo gracias a los goles de Joaquín y Luis Muñoz en la primera parte

Domingo, 21 de febrero 2021

El Málaga sale de la crisis a lo grande, ganando en su campo a uno de los 'gallitos' de Segunda. Con dos goles en la ... primera parte hizo añicos a su trayectoria negativa, más bien una pesadilla, en La Rosaleda, sumando otro triunfo cuatro meses después. Sergio Pellicer dio continuidad al buen partido, pero con derrota, de Gijón para definitivamente cambiar su mala dinámica. Marcó muy rápido y el partido cambió, pero estaba claro que el planteamiento sin complejos era claro: presión en todas las líneas, olvidándose dónde se celebraba el partido. Y todo salió bien.

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Un gol rápido de Joaquín dio alas al Málaga para afrontar cualquier adversidad. El cuadro blanquiazul compitió como nunca, mostrándose como un bloque, una máquina que no daba opción en los primeros minutos a un rival sorprendido y superado. Esta vez entró el balón, las oportunidades alcanzaron las mallas del rival, lo que ofreció un gran encuentro del equipo de Martiricos, que no le importó que lo dominaran en una fase del choque a cambio de disponer de opciones para marcar (al menos cuatro) en los contragolpes.

Con cinco malagueños en el campo al comienzo del choque (Escassi, Luis Muñoz y Joaquín, en el Málaga, y Antoñín y Pozo, en el Rayo), el partido tuvo color blanquiazul desde el arranque, lo que permitió al equipo sumar tres puntos claves, vitales, en su lucha por alejarse todavía más de la zona baja. El cuadro blanquiazul volvió a mostrar sus cualidades y, sobre todo, dejó claro que la recuperación está ya aquí, lo que ofrece confianza en las posibilidad de consolidarse de la parte media, en la más tranquila, de la clasificación. La victoria le permite dar un gran paso en busca de calma y sosiego.

Pellicer apostó de entrada por un bloque similar al de Gijón, con un sistema de juego 4-1-4-1. Tenía claro que debía cambiar los conceptos para jugar en casa como a domicilio, donde brilla y consigue más puntos. Las claves, además de la fórmula de juego, se centraban en la presión, intensidad y ritmo, virtudes que, en ocasiones, permiten a los malaguistas superar con claridad a sus rivales. Y eso ocurrió en La Rosaleda, quizás por primera vez, lo que abrió las puertas para el éxito del equipo blanquiazul.

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Y esta vez la fortuna no le dio la espalda al Málaga, lo que le permitió adelantarse en el marcador nada más arrancar el partido: córner de Jozabed que despeja fuera del área Zidane para que Joaquín empalmara al fondo de las mallas tras tocar el balón en la defensa. Una sorpresa para un Málaga poco habituado a marcar tan rápido (minuto 3), y en casa. Seguramente esta posibilidad no entraba en los planes de ninguno.

Nueva adaptación

Pero la adaptación del Málaga al nuevo escenario no fue tan difícil: defenderse del rival y contragolpear cuando fuera posible. Para ello, la solidaridad defensiva era imprescindible. Y no sólo le salió perfecto al cuadro de Pellicer, sino que también muy pronto marcó el segundo de una forma espectacular: golazo de Luis Muñoz, que conectó un gran remate tras el centro de Ismael para, después de botar el balón en el suelo, batir a Zidane por la escuadra. Parecía mentira, el equipo blanquiazul no sólo ganaba con claridad, sino que había hecho méritos para ello ante un contrario fuerte y bien situado.

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El Málaga estaba haciendo añicos su mala racha en casa gracias a sus dos goles y a su gran trabajo en todas las líneas. El Rayo dominaba sin que los blanquiazules sufrieran en exceso gracias a su excelente defensa (en todo el campo) y sus posibilidades en ataque, con un Chavarría siempre amenazante, con criterio y jugando para el equipo. El cuadro de Pellicer no estaba dispuesto a descuidarse en esta oportunidad, pese a que el rival comenzaba a apretar.

Con los cambios, el Málaga mantuvo su sistema de juego, pero ganó en consistencia con Benkhemassa ya en el campo. El objetivo se centraba en parar los momentos de apuro y equilibrar de nuevo las fuerzas. Al margen del trabajo, era importante aportar oficio en el terreno de juego. Así se igualó el partido y el equipo blanquiazul volvió a poner cerco también sobre la meta rival, con ocasiones Jozabeb, Escassi y Chavarría. Y se llegó al final con un brillante triunfo de mucha calidad.

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