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Febas, en una internada en los primeros minutos que no fue más que un espejismo. salvador salas

El Málaga, noqueado, no tiene remedio (0-1)

Sin recursos en ataque para crear peligro y perdido en toques y más toques, fue a menos defensivamente hasta hundirse tras el descanso ante el Oviedo

Viernes, 3 de febrero 2023, 23:05

El Málaga no tiene remedio. Dan igual el entrenador, el sistema, los jugadores elegidos, los cambios tácticos... Es un equipo noqueado y, salvo milagro, sin ... capacidad para ponerse de nuevo en pie. Frente al Oviedo, en el reestreno de Sergio Pellicer en La Rosaleda, volvió a mostrarse con encefalograma plano, sin la más mínima capacidad para crear ocasiones (una, por ser muy generosos), con futbolistas incapaces atrás y arriba. La permanencia comienza a parecer un milagro.

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Sobre la base del equipo que jugó en Gijón introdujo algunas variantes Pellicer para tratar de sorprender al Oviedo. El técnico resolvió la baja de N'Diaye con la incorporación de otro delantero (para jugar con la pareja Fran Sol-Rubén Castro), lo que suponía renunciar a ese sistema que tanto gusta al castellonense, el 4-4-1-4-1 con el que busca más llegada con los interiores, y animaba a pensar en más servicios desde los flancos. Precisamente la otra modificación se centró en la permanencia de los que ejercieron como extremos durante la mayor parte de la segunda mitad en El Molinón, con Lago Junior en la derecha y Febas en la izquierda, lo que trasladó al banquillo a Álex Gallar.

Probablemente el Málaga diseñó su plan de partido a expensas de que el cuadro asturiano, fiel al libreto de Álvaro Cervera, se agazapara en su parcela para salir al contragolpe. Pero, como en la primera vuelta, el equipo visitante no se dejó dominar, lo que desembocó en fases de dominio alterno. Eso sí, cada vez que uno ejercía el control, el otro optaba por un repliegue intensivo, con todos sus futbolistas por detrás de la divisoria. La prioridad era no conceder atrás.

El Málaga, atado a ese estilo que no consigue desterrar, abusó del fútbol combinativo. Y conste que en los primeros compases Febas irrumpió por la izquierda con aparente facilidad (Fran Sol volvió a mostrar sus carencias con el pie lejos de la zona de remate) y que Lago Junior fue superior a su par cuando encaró. Pero de nuevo volvieron los vicios de toda la temporada: ambos comenzaron a gustarse en zonas interiores, apoyándose en Jozabed (muy dinámico, es cierto), pero olvidando la imperiosa necesidad de superar líneas para generar ocasiones. Y, por supuesto, de aprovechar la presencia de dos puntas con algún centro. El portero visitante, Braat, se marchó a los vestuarios en el descanso sin apenas trabajo, salvo un tiro muy flojo de Rubén Castro en el minuto 14. Un espejismo.

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Atrás el Málaga volvió a evidenciar un notorio nerviosismo. Javi Jiménez hizo un regalo marca de la casa, después Burgos y Rubén Yáñez concedieron dos córners (un riesgo tremendo por la conocida falta de contundencia blanquiazul al defender a balón parado y el tremendo peligro en el juego aéreo del Oviedo) y en el tramo final Rubén Yáñez se lució en un mano a mano con Borja Bastón y al repeler en la escuadra en el primer palo el córner lanzado por Manu Vallejo.

Al entreacto se llegó de nuevo con dudas atrás y sin apenas inquietar al contrario. Y nada cambió en la reanudación. Es más, el Oviedo hurgó en la herida de un equipo cuyos titubeos eran muy evidentes. A las primeras de cambio el lateral izquierdo, Abel, se presentó con pasmosa facilidad delante de Rubén Yáñez, que una vez más salió al rescate. El Málaga había perdido el control del partido y, lo que es peor, se le veía demasiado expuesto.

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Pellicer hizo un doble cambio con la intención de buscar más presencia arriba (entraron Loren y Fran Villalba), pero en la siguiente jugada el Oviedo destrozó la estructura defensiva blanquiazul. Lucas, el lateral derecho, emuló a su compañero Abel –¡ay, los laterales, qué carencia del Málaga!– y dio medio gol a Manu Vallejo en esa jugada que nunca hacen los malaguistas. Para colmo, Burgos se encaró con el asistente y se llevó la roja directa.

Ni los cambios permitieron recuperar a un equipo en la lona y en el que ningún futbolista suma, ni siquiera Lago Junior, desaparecido en la segunda parte. Nunca hubo opción de salvar un punto y hasta fue un milagro que en la recta final el Oviedo no incrementara su ventaja. El Málaga no tiene remedio.

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