El Málaga rescata un punto ante el Mirandés... y gracias (1-1)

El Málaga partió con tres cambios respecto al once del debut, pero sólo uno obligado, porque Nelson se perdió el choque por un traumatismo clavicular. Las suplencia de Gabilondo y Ochoa, en favor de Puga y Dani Lorenzo, forman parte de la competencia normal en el equipo y no resultaron para nada sorprendentes. Sí quizás que Izeta fuera el único sacrificado en el rival. Fue uno de los mejores ante el Córdoba, pero Panicheli impuso su jerarquía como 'nueve' puro desde su llegada al equipo hace unos días.

Y, aunque el comienzo fue esperanzador, no tardó en llegar el despertar a la realidad. El Málaga le puso mucho ritmo al encuentro de salida en una noche muy calurosa y húmeda, y por momentos incomodó al Mirandés, muy encerrado con su 5-3-2 cada vez más en desuso. Pero el dominio, la buena presión sobre la salida del balón de los visitantes, apenas ofreció réditos. Lo intentó Puga en una acción individual clásica de las suyas, pero lo más peligroso fue un tiro cruzado de Dani Lorenzo que desvió tan mínimamente con el guante Raúl Fernández que no se señaló ni siquiera el corner.

El choque entró en una fase mucho más física, con disputas un tanto desmedidas, tres amarillas y la lesión de Kevin, al que suplió Lobete. La sensación era la de que el Mirandés estaba cada vez más cómodo y menos agobiado. De hecho, una pérdida de Larrubia en la salida del balón, permitió a Reina regalarle a Panichelli la primera gran ocasión vistante, pero detuvo por bajo Alfonso Herrero de forma excepcional.

La conexión Lachuer-Panichelli fue la que ejecutó después al Málaga. En la categoría, marcada por la igualdad y el rigor táctico, los buenos pateadores cobran un valor especial. Lo tiene el Córdoba en Jacobo; el Zaragoza con Aketxe, el gran especialista, y un sinfín de equipos. El Málaga echó en falta en el partidos buenos centros, como el que puso Lachuer, llegado del Zaragoza. En el minuto 40 Panichelli cazó por alto el servicio elevado, a la espalda de Galilea, y sin que Álex Pastor llegara a tiempo a reaccionar. Le hicieron un bocadillo a la promesa cedida por el Alavés, que pese a todo cabeceó hacia abajo, inalcanzable para Herrero. Cerca del intermedio repitieron protagonistas en una falta lateral, pero esta vez el meta local metió la manopla para desviar. Precisamente esa condición de Panichelli, un 'nueve' clásico es la que echa en falta de momento el Málaga con Baturina, que juega más tiempo de espaldas a la portería que de cara.

En el segundo tiempo, la afición se desesperaba con las pérdidas de tiempo del Mirandés y cierta complacencia de Muresan Muresan, hasta que llegó la tarjeta de rigor al portero Raúl Fernández, en su empeño de ir recortando un minuto para un saque de puerta. El Málaga no consiguió imprimirle al juego el ritmo que necesitaba para agobiar a las filas rivales. De salida ya se había ido Juanpe (amonestado) para hacer hueco a Ochoa entre líneas, y luego Pellicer lo probó con Antoñito y Dioni. Más madera, pero no había una continuidad en el juego.

Un remate cruzado con bote de Dani Lorenzo, y un exigido despeje de Juan Gutiérrez comprometieron la portería visitante, pero no era un acoso y derribo, ante un rival ordenado y ejecutando un juego muy simple, el mismo que le valió aguantar casi todo el partido sin recibir goles en Anduva tras adelantarse pronto en el tanteo ante el Córdoba.

Entre cambios y pausas de hidratación se le escapaba el tiempo a las huestes locales, que lograron rescatar el empate en la noche más especial de Dioni, que celebró emocionado, señalando al cielo (a su padre, fallecido esta semana), su inteligente toque en un córner botado por Antoñito. Tuvo incluso otra Dioni (cruce defensivo rival clave) y una Ochoa, en el añadido.