El Málaga arrolla al Eldense (3-0)

El partido empezó con acciones de laboratorio, porque hoy en día el fútbol se trabaja como si se desplegase una apertura de ajedrez. El Eldense lo intentó en el saque de centro, con Marc Mateu (el lateral izquierdo) varios metros por detrás de la zaga y recibiendo de inicio para meter un pase en largo a los delanteros. La respuesta se la dio el Málaga en el minuto 8, con un brillante envío lejano de Galilea sobre la irrupción de Dani Sánchez a la altura de la línea central (sin poder incurrir en fuera de juego). Su internada reclamó la vigilancia de Fran Gámez y Piña, y Antoñito recibió el pase solo para marcar de tiro de rosca por bajo.

Se reencontraba con el gol el jerezano (cuatro dianas y otras tantas asistencias), el futbolista más influyente en el ataque malaguista este curso, pese al ruido externo (la renovación, aquellos silbidos ante el Cartagena y convertirse en el último de la rotación de extremos), y comenzó el recital local. El Málaga desbordó por todas las zonas. Sólo faltó el acierto de Baturina, en 'offside' tras una asistencia de Lobete, pero con una definición fatal, como otra que tuvo a pase de Manu Molina, u otra en la que un mal control no le permitió encarar ya a Mackay. El croata era la excepción a un engranaje perfecto malaguista, con unos soberbios Lobete, Larrubia y Antoñito, y con los laterales sumándose a la fiesta.

Qué importante es la aportación ofensiva de los defensas que juegan en los costados. Dani Sánchez dio el pase en los dos goles, y qué belleza la de su golpeo en la falta lateral origen del segundo, un toque casi teledirigido con efecto y bote que aprovechó Nelson, en su tercera diana del curso. Los centrales del Málaga son muy fiables en estas acciones. Lo demostró también antes Galilea, en un córner que botó, quién si no, Dani Sánchez, y que aprovechó para marcar en una pugna con Martos. Tras conceder el tanto, a Sánchez López le avisaron desde el VAR para que observara la comba por fuera del campo del balón en el saque, y se anuló, pero además había después una posible falta del vitoriano al rematar.

El Eldense, desbordado, apenas amenazó. Sólo lo hizo contragolpeando en un saque de esquina defensivo, pero Gabilondo estuvo más rápido que Nacho Quintana para un corte providencial. Y no sólo eso, en pocos minutos el cuadro alicantino vio tres amarillas, dos de ellas de Martos (a cuál más clara), lo que lo dejó en inferioridad numérica poco tiempo antes del descanso. Pudo ser peor, porque el VAR avisó al árbitro de una posible roja a Fran Gámez (se le mostró inicialmente amarilla) por derribar a Antoñito en la frontal del área en acción manifiesta de gol, pero hubo fuera de juego previo de este.

Dani Ponz ordenó a Timor que se ubicara como central zurdo, y Nacho Quintana se retrasó como medio centro, en un 4-4-1, pero tras el intermedio recompuso casi todo, con la entrada de Grigore y Jorquera, con Fran Gámez ahora de central y Víctor García de lateral por la derecha.

El partido en el segundo tiempo estuvo más tiempo detenido por revisiones de goles anulados casi que en juego. Insistía en su porfía Baturina, que perdonó dos nuevas opciones, una en un chupinazo al poste desde treinta metros, y no subieron al marcador los tantos de Lobete (otro que sigue sin estrenarse), por fuera de juego previo de Galilea (que luego interfiere al derribar a Timor para el aclarado al goleador), y de Larrubia, por 'offside' posicional de Dioni (relevo del infortunado croata), que dejó pasar entre las piernas el centro de Dani Sánchez con una influencia en la jugada.

La fiesta acabó con el regreso de Ramón a La Rosaleda (vuelve a casa por Navidad), un golazo de falta de Kevin y el cántico de «¿dónde están los balones...?» a la entrada de Alan Godoy. Un poco de justicia poética ahora que el Gimnástic trata de sacar tajada de una polémica estéril en la final por el ascenso a Segunda...