Empate para un Málaga con más arreones que continuidad

José Alberto mantuvo el 4-4-2, pero no a la pareja Escassi-Genaro en la medular porque dejó al primero en el banquillo para dar entrada a Ramón. En lo que respecta a la ausencia de Paulino por sanción, repitió la fórmula empleada cuando sacrificó al extremo cántabro contra el Fuenlabrada; es decir, Brandon y Kevin en las bandas (el primero, donde él rinde mejor, en la izquierda) junto a la entrada de Roberto con Jozabed como pareja en punta.

Pronto ambos entrenadores desvelaron sus cartas. El Málaga optó por la presión en campo contrario con hasta cinco hombres (el esquema se transformaba entonces en un 4-1-4-1) mientras que el Zaragoza se decantaba por un plan similar, aunque con Zapater y Vada, sus interiores, tratando de neutralizar las líneas de pase a Ramón y Genaro, respectivamente. En ataque la diferencia se centró en el papel de los extremos. Los locales, Brandon y Kevin, sí jugaron como tales mientras que en los visitantes Bermejo y, sobre todo, Narváez acompañaron en el juego por dentro y facilitaron las subidas de los laterales. Precisamente la libertad de movimientos de Narváez fue el principal argumento ofensivo del Zaragoza. Él originó la primera llegada clara, con un movimiento de espaldas entre líneas, y después forzó un córner que acabó con disparo dentro del área de Bermejo que repelió Dani Martín.

Como sucedió frente al Fuenlabrada, el Málaga comenzó a funcionar en cuanto Jozabed apareció más cerca de la línea de medios. Ramón no cejó en su empeño en recibir la pelota, pero tiene demasiada tendencia a jugar en horizontal o hacia atrás, así que su compañero fue el que dibujó tres pases que castigaron al Zaragoza y llevaron al Málaga a empujar al adversario. Durante veinte minutos el control supuso dominio real, con circulación de la pelota. El premio llegó en un sutil taconazo de Brandon al primer palo –se le echan en falta más movimientos de ese tipo– en una subida de Víctor Gómez.

El Málaga apretó para incrementar su ventaja, pero sólo dispuso de una oportunidad en un centro excelente de Javi Jiménez que empalmó Genaro. Cristian Álvarez tocó lo justo en el segundo palo, más por colocación que por reacción. Y si el argentino evitó en el minuto 41 el 2-0, no sucedió así tres más tarde, ya con el descanso a la vuelta de la esquina, con Dani Martín. Al guardameta malaguista le faltó más contundencia para repeler el tiro de Narváez, que apareció, cómo no, fuera de su zona. La acción nació de una grave falta de entendimiento de Genaro y Javi Jiménez en el flanco izquierdo, acrecentada por la incapacidad de ambos para fijar bien la marca.

José Alberto prescindió precisamente de Genaro y Javi Jiménez en el descanso e introdujo a Escassi y Cufré. Tampoco se quedó atrás Juan Ignacio Martínez, que en el arranque de una semana con tres compromisos también apostó por Adrián y Borja Sainz. El Málaga tuvo en general arreones en busca de la portería de Cristian, pero le faltó más continuidad. Jozabed ya no entraba tanto en juego, Kevin se había diluido, Roberto se veía muy solo en la pelea arriba y Brandon cometía demasiadas imprecisiones con la pelota.

Entraron en escena Sekou (que sigue excesivamente lento) y Jairo, y más tarde Antoñín (para situar a Jozabed en la medular), pero las tres mejores oportunidades no hicieron trabajar a Cristian, sendos tiros cruzados de Víctor Gómez y Brandon más otro alto de Escassi. El Zaragoza, más conformista, agradeció un nuevo empate mientras que al Málaga le faltó de nuevo más pegada, aunque en esta ocasión se echó mucho en falta más continuidad en el juego.