Si yo fuera Pepe Mel castigaría a los jugadores como si de colegiales se tratara: escribir cien veces la frase «los partidos no acaban hasta ... que el árbitro pita el final». Lo ocurrido en los minutos finales del encuentro con el Lugo es inadmisible en unos futbolistas profesionales cuya actitud viene a confirmar el estado mental en que ha llegado a estar la plantilla. El shock de verse ganadores en La Rosaleda casi un año después estuvo a punto de producir un hecho irreparable y escandaloso.
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Los males de este Málaga que venimos padeciendo vienen de antiguo, eso ya se sabe. Pero, concretando en el equipo que ha iniciado esta temporada, su mal radica en la configuración de una plantilla al gusto de un entrenador sin la garantía necesaria para depositar en él todo un proyecto de ni siquiera una temporada. Fichajes a mansalva (con un gran esfuerzo económico y de gestión), pero ni un extremo «porque Guede no tiene la idea de jugar por las bandas sino por dentro», decisión que fue mi primera crítica alarmante al técnico recién llegado. Y escrito está. Ahora, cuando se trata de poner remedio, resulta que no hay un solo extremo para las bandas en tanto que abundan futbolistas «para dentro». ¿De quién es la culpa? Quizá radique en el error de que el club lleva demasiado tiempo sin una cabeza rectora capacitada para llevar adelante un club. José María Muñoz bastante tiene con soslayar y sacar adelante las trabas legales y económicas del club; Manolo Gaspar en modo alguno puede ni debe apechar con la responsabilidad de conformar un equipo, sobre todo si se rodea de entrenadores sacados de la nada y sin la mínima experiencia en manejar un conjunto en apuros. Error tras error hasta llegar Pepe Mel, un técnico capaz pero que se ha encontrado una plantilla ingobernable a estas alturas. Por tanto, ¿quién le pone el cascabel al gato? Menos mal que esta victoria frena en seco la caída. La situación es más alentadora pero, atención, nada se habrá adelantado si el lunes, en Oviedo, no se mantiene ese progreso. Hay toda una semana de trabajo por delante.
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