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Israel Fernández, con la bufanda del Málaga C.F. en el fin de fiesta en La Malagueta. Hugo Cortés
Andy y Lucas paran el concierto, Israel Fernández se coloca la bufanda y el público de Maná grita ¡Málaga!
Ascenso a Segunda

Andy y Lucas paran el concierto, Israel Fernández se coloca la bufanda y el público de Maná grita ¡Málaga!

La gesta del equipo se festejó también en los muchos conciertos que el sábado por la noche se celebraron en la provincia

Domingo, 23 de junio 2024, 20:26

Ningún evento de la provincia era ayer ajeno a lo que el Málaga se jugaba en Tarragona. El calendario quiso que la cita decisiva del equipo coincidiera con una noche de sábado cargada de conciertos en la provincia, pero eso no impidió que el malaguismo cantara con Maná, Andy Lucas e Israel Fernández mientras seguía con el móvil el partido minuto a minuto. Por eso, cuando se hizo el milagro, todos se sumaron a la celebración. Andy y Lucas pararon el concierto en Selvatic Fest para anunciar la gesta; Israel Fernández se colocó la bufanda del equipo en La Malagueta y el público de Maná comenzó de forma espontánea a gritar «¡Málaga!, ¡Málaga!» al ritmo de las palmas en Marenostrum Fuengirola.

En el minuto 124, cuando los de Sergio Pellicer marcaron el segundo gol que daba el paso a la liga profesional, Lucas detuvo el concierto en el Salvatic Fest. Tras unos instantes de desconcierto, lo explicó: «¡Ha metido el Málaga! ¡Habéis subido!», exclamó ante un público eufórico que empezó a levantar al cielo bufandas con la bandera del Málaga, mientras saltaba a gritos de «oe oe oe oe».

La bufanda fue también protagonista en el otro extremo de la ciudad, en la plaza de toros de La Malagueta, donde actuaba el singular cantaor Israel Fernández. "¡Viva el Málaga! ¿No?", dijo con el brazo el alto al conocer el ascenso a Segunda del equipo, entre los muchos aplausos de los malagueños. El artista se colocó entonces una bufanda lanzada al escenario por un aficionado y con ella al cuello afrontó el fin de fiesta flamenco.

También al concierto de Maná llegaron los ecos del triunfo. Muchas camisetas blanquiazules en la loma del Castillo Sohail revelaban que había afición entre el público. Aquí no hizo falta que la banda mexicana dijera nada desde el escenario (de hecho, es probable que ni se enterara de lo que pasaba): de repente un coro de voces, discreto al principio y muy numeroso después, entonó el cántico «¡Málaga!, ¡Málaga!» con las tres palmadas de rigor. Porque el malaguismo se cuela en todos los rincones. Como diría El Kanka, «una cosa inexplicable».

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