«Toca remar, unidos, en el barco que nos devuelva al fútbol profesional», reclama la Federación de Peñas Malaguistas

«Los principales culpables del desastre son los futbolistas, esos que casi nunca han dado la talla en el desarrollo de su profesión, bien por falta de capacidad, bien por, lo que es peor aún, desidia, e incluso los que siendo conscientes de que si la cosa iba mal, buscarían seguir viviendo del cuento en otro club», afirma la nota inicialmente, pero reparte responsabilidades, al cuestionar a la «cabeza visible del club, que a fin de cuentas es quien toma las decisiones, en este caso el administrador judicial y los responsables de los distintos departamentos». «Desgraciadamente, los damnificados serán los muchos 'trabajadores de a pie' que tendrán que engrosar las listas del paro», añade.

También la Federación de Peñas Malaguista criticó la labor de Manolo Gaspar «cuyo mérito la temporada anterior fue el demérito de otros clubes y 'vendernos' que se había cumplido el objetivo es, cuando menos, indignante, tras el paso de cinco entrenadores en dos temporadas».

«Tampoco podemos olvidarnos, aunque la justicia tenga sus plazos, de la excesiva pasividad para tomar resoluciones en los contenciosos que afectan al Málaga, dejando al club en una situación que imposibilita su crecimiento y desde aquí rogamos encarecidamente que, de una vez por todas, se actúe con la máxima celeridad», reclaman las peñas sobre la maraña judicial.

¿Y el futuro? «Nuestra razón de ser es la de defender unos colores y un escudo, en definitiva un sentimiento transmitido de padres a hijos durante generaciones. La mejor afición del mundo, la malaguista, debe ser la que reconduzca a nuestro Málaga al lugar que se merece, que no es la segunda categoría del fútbol español, sino la Primera División, pero desgraciadamente, los pasos hay que darlos de uno en uno y ahora toca remar, unidos, en el barco que nos devuelva al fútbol profesional».

«Tenemos que demostrarnos, a nosotros mismos, que lo único que no ha fallado este año, ni ninguno, es la afición y corroborarlo creciendo en número de abonados que convierta nuestra Rosaleda en una caldera», concluye la nota apoyándose en la mejor noticia de la temporadam la respuesta de los aficionados en los peores momentos, incluso con largos viajes peninsulares.