El Málaga no termina de reaccionar y mira hacia abajo, con seis puntos por encima del descenso

Tras casi tres meses en plena caída libre, en el Málaga ya no se piensa en otra cosa que en no sufrir para amarrar la permanencia. Una única victoria, ante el colista, en los últimos nueve partidos lo ha arrastrado a una situación comprometida. No se esperaba una crisis deportiva tan prolongada visto el primer cuarto de competición, pero de forma inexplicable el equipo blanquiazul se ha ido empequeñeciendo y se ha sumergido en una dinámica negativa de la que no consigue salir.

Después de una nueva derrota, la sufrida contra el Almería el sábado, el conjunto blanquiazul baja a la decimosexta posición y pierde un punto de ventaja con el descenso tras los empates de Amorebieta y Fuenlabrada (este empató en el campo del Eibar). A falta de 15 partidos para el final de la temporada (45 puntos en juego aún), el conjunto malaguista está más cerca de la lucha por la salvación que de cualquier otro objetivo. Pensar en opciones para jugar los 'play-off' suena ahora mismo a ciencia ficción. Más por la sensación de debilidad que muestra el equipo que por la distancia numérica. De hecho, el discurso en el vestuario ha cambiado por completo y el nuevo mantra es el de alcanzar cifras de permanencia lo antes posible.

La temporada anterior, el equipo a cargo de Pellicer, con el peor presupuesto de la categoría y limitado a sólo 18 fichas de profesionales (este año tiene 23, aunque ha sufrido lesionados de larga duración), acabó duodécimo con 53 puntos. Para alcanzar este listón, que ya sería un fracaso por la meta obligatoria de mejorar estos registros al doblar el presupuesto en la vigente campaña, la actual plantilla debe sumar aún 21 puntos más. Es decir, siete victorias. O lo que es lo mismo, ganar casi la mitad de los partidos.

Aunque la llegada de Natxo González ha empezado a tener sus efectos con una clara mejora en el orden táctico, lo que ha contriibuido a una defensa más fiable, estos no son aún suficientes. Se sigue viendo a un equipo mermado y sin convicción para ganar. Sin duda, el siguiente paso del técnico vitoriano es conseguir la manera de que sus jugadores encuentren la manera de explotar sus recursos en el ataque. Con un preocupante nivel de los jugadores ofensivos, devolver la confianza a los atacantes se antoja clave. Desde Sekou, el principal señalado, pasando por otros que apuntaban a ser importantes como Brandon, Paulino o el fichaje de invierno Vadillo.

El reto es encontrar una manera de atacar con la que una mayoría de jugadores se encuentren cómodos y convencidos para generar unos automatismos con los que volver a aspirar a ganar un partido, una mentalidad que no han demostrado en los últimos partidos. Sin marcar goles, la única posibilidad es seguir empatando, y eso tampoco es suficiente. Y lo más importante es que esta reacción llegue para las próximas citas, donde tienen la oportunidad de poner tierra de por medio con los tres equipos inmersos en la zona de descenso junto al desahuciado Alcorcón.

En el próximo mes, el Málaga jugará contra la Real Sociedad B (el sábado), el Amorebieta (6 de marzo) y Fuenlabrada (fecha por confirmar en torno al fin de semana del 20 de marzo). Conseguir cortar la crisis deportiva en el próximo mes es fundamental porque inmediatamente después tendrá un calendario abrumador frente a aspirantes al ascenso como son el Huesca, Girona y Valladolid. Los partidos contra estos tres equipos serán de forma consecutiva antes de jugar en Leganés y recibir al Eibar, favorito al título de Liga. El margen para evitar situaciones dramáticas se minimiza...

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