Chavarría, ¿a la séptima será la vencida?

Que dos temporadas después de su grave lesión Chavarría se revelara como el mejor jugador del Málaga en Can Misses dice muy poco de sus compañeros, de la planificación realizada, de los numerosos futbolistas incorporados las dos últimas temporadas y, cómo no, del primer entrenador esta campaña, al que el argentino no le cabía en la plantilla porque sus cualidades no se adaptaban al estilo que quería inculcar al equipo.

Masacrado por problemas musculares, Chavarría demostró en Ibiza que por fin ha recuperado el tono. No es sólo que disputara el partido completo, sino que además mantuvo la intensidad hasta el último instante y fue el único que se mostró con convicción para buscar el triunfo. No obstante, en su caso siempre conviene expresarse con cautela porque el argentino ha vivido una permanente carrera de obstáculos por las lesiones.

La pasada temporada el cuerpo técnico expresó su preocupación desde el momento en el que el capítulo de delanteros se reducía a Sekou (que llegaba tras sufrir tres lesiones en el ejercicio anterior) y a Chavarría. «A Pablo lo esperamos, como muy pronto, a mediados de la segunda vuelta al mejor nivel», admitieron en privado a este periódico. Pero ni siquiera fue así. De salida, no fue convocado hasta la novena jornada y hubo que esperar a la decimotercera para que debutara… pero en el descanso del partido en Oviedo fue sustituido. Aquel primer intento desembocó en otros cinco encuentros en el dique seco. La historia se repitió cuando se acercaba al final de la primera vuelta. Otras tres actuaciones consecutivas lo llevaron a la titularidad y a disputar completo el choque contra el Alcorcón superado el ecuador del campeonato. Igual que el domingo en Ibiza. Pero de nuevo las molestias obligaron a parar al argentino cinco semanas.

La previsión de contar con Chavarría a mediados de la segunda vuelta tampoco se cumplió. De hecho, otros dos intentos resultaron fallidos. Cuando en su breve etapa como entrenador malaguista Natxo González recurrió a él, el delantero volvió a tener continuidad (seis partidos, uno como titular), pero nuevamente tuvo que parar cuatro jornadas. Y ya en la etapa de Pablo Guede volvió a tener minutos –incluso fue titular en el bochornoso encuentro en casa contra el Burgos– y se esperaba que durante la pretemporada tuviera más continuidad. El futbolista, que siempre se ha mostrado muy implicado, era el primer interesado en ello (para convencer al técnico), pero volvió a sufrir molestias.

El quinto intento de Chavarría llegó ya iniciada esta temporada. Su debut no se produjo hasta la tercera jornada, en el campo del Mirandés. Fueron sólo cinco minutos, pero de nuevo se disparó la ilusión en el vestuario porque, conviene destacarlo, todos en la plantilla han apoyado constantemente al argentino durante su calvario. Otras cinco actuaciones seguidas (en las dos últimas, incluso, jugando en torno a media hora), otra recaída, otro parón. En este caso, durante seis encuentros. Y ni siquiera este enésimo contratiempo redujo la ilusión del delantero.

Nada más estar disponible, su alto nivel en los entrenamientos llevó a Pepe Mel a alinearlo como titular en Cartagena, aunque Chavarría no llegó a la media hora. A la semana siguiente, otra media hora (esta vez como suplente); en las dos posteriores, suplente… y nueva señal de alarma. Eso sí, esta vez sólo duró una semana. El propio club confirmó que su ausencia en Valencia para el partido contra el Levante se debía exclusivamente a «precaución». No se trataba de volver a empezar, sino simplemente de ser más paciente.

El técnico malaguista confía en él para paliar la carencia de extremos, pero también porque entiende que la calidad del argentino puede decidir un partido. A los últimos cinco minutos contra el Granada le siguió el encuentro completo en Ibiza, el gol blanquiazul y también una actuación convincente. Ahora, más que nunca, se mira con optimismo el futuro de Chavarría. ¿A la séptima será la vencida?