Chavarría marca la diferencia en el Málaga

«Hemos perdido por querer ganar», se lamentó después en la sala de prensa el técnico local, Juan Antonio Anquela seguramente refiriéndose a esa acción, pues Chavarría irrumpe desde campo propio (sin opción, por tanto, de fuera de juego) y sin defensas amarillos situados más retrasados, a renglón seguido de un córner del Alcorcón. Pareció un riesgo excesivo o una desaplicación muy grave al no tratarse de la última acción del choque.

La acción de Chavarría, corriendo con ventaja al marco rival, sorteando a un defensa y resolviendo con calma ante el portero, puede parecer fácil, pero se trataba del minuto 92 de un duelo a cara de perro entre dos equipos muy necesitados. El colista frente a un Málaga que llevaba seis jornadas sin vencer. No había habido hasta entonces tiros entre los tres palos de ninguno de los dos equipos, lo que le da más valor si cabe a ese gol.

De nuevo Chavarría volvió a ser decisivo. Suyo fue el tanto de la victoria en Sabadell (1-2), el que abrió el triunfo en La Romareda (1-2) o el que dio el pase a los dieciseisavos de final de la Copa del Rey ante el Oviedo, en plena prórroga. Además, con su diana balsámica en Santo Domingo, la cuarta, iguala ya a Juande en la lista de máximos goleadores del equipo en la Liga.

Las expectativas no han quedado ni mucho menos defraudadas con Chavarría, que llegó con 32 años (cumplió hace días los 33) después de una temporada totalmente irrelevante en el Mallorca, en su llegada a España. En el cuadro balear sólo jugó 198 minutos repartidos en minidosis en trece choques, en los que no vio puerta. Pasó casi inadvertido, pero quizás sólo en esas circunstancias podía ponerse este pasado verano a tiro de un Málaga sin chequera para una contratación llamativa. Todas sus altas se incluyeron en una horquilla salarial muy cercana a los parámetros mínimos para la categoría.

Y, sin embargo, Chavarría, cordobés como el considerado mejor jugador del Málaga de siempre, Viberti, llegó ilusionado a este nuevo destino y se le ha visto muy implicado en el proyecto, hasta el punto de convertirse en uno de los pilares. «Sabía a dónde iba a venir y el tiempo me ha dado la razón», comentó recientemente en una entrevista con SUR.

Sus cifras no son nada despreciables a tenor de que apenas ha jugado el 58% de los minutos posibles en la Liga (1.202 sobre un máximo de 2.070, a los que hay que añadir 96 minutos de la Copa, en dos partidos en que entró como suplente), tras perderse seis de los veintitrés choques ligueros y comenzar de suplente en varias citas por las rotaciones de Pellicer ante la elevada cantidad de jornadas entresemana en este campeonato. En realidad, sólo ha jugado siete encuentros al completo, uno el del sábado.

Chavarría ha encontrado siempre en el campo a Rahmani como su mejor socio, pero también se entiende con Caye Quintana. Es un jugador con una buena lectura del juego, rápido y con regate, y que tampoco va mal en el juego aéreo. Si a esas virtudes se le añade su sacrificio por el equipo y su dinamismo, el resultado es un 'nueve' muy aprovechable.