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Al Málaga se le está quedando una lamentable cara de perdedores. Natxo González ya sabe a estas alturas que aquí tiene una de las papeletas ... más difíciles de su carrera, porque el equipo está destrozado, sin orden ni concierto. La herencia de José Alberto va a ser mucho más pesada de lo que nadie podía pensar, y además se ha encontrado con una nefasta gestión de la Dirección Técnica en el mercado de invierno, porque fichar sólo a dos jugadores y que no sean titulares dice muy poco de la gestión realizada. A todo ello, un equipo roto, ausencia de refuerzos y una mala política deportiva, hay que unir que no se sabe quién manda en un club metido en un entramado judicial ya excesivamente complejo. Los que aplaudimos la intervención para apartar al jeque y a sus hijos, pensamos sin embargo hoy que esta dilación nos puede hundir. ¿Quién manda aquí? La pregunta del millón.
Total que con todo este lío, llega el líder, el Almería, que llevaba varios partidos sin ganar fuera, y aquí recuperó la buena senda. Se llevó una victoria que nunca vio peligrar, porque el Málaga no creó ni una ocasión de gol. Todo el tiempo 'pelotonteando' en el centro del campo, con errores en las entregas dignas de otras categoría, y poco más. Tuvo más orden (¡hombre, algo es algo!), pero no le valió para nada. Las cosas no se presentan nada claras y el futuro está cargado de incógnitas. Nunca en toda la temporada desde este Palco se habían divisado tantos nubarrones negros en el porvenir blanquiazul, pero si analizamos todo lo dicho, ¡ya me dirán ustedes! Pésimo partido (un equipo que no crea ni una ocasión rompe el esquema básico de este deporte) y cara de perdedores, que es la que se nos está quedando a todos por desgracia...
Finalmente, un apunte: lamentable el minuto de silencio cortado por el árbitro a los 10 segundos. Ni Benítez ni Queipo de Llano merecían semejante ridiculez. Y triste olvido del que fuera presidente del segundo equipo de la ciudad, Juan Godoy, fallecido también estos días. Lo dicho, un desastre fuera y dentro del terreno de juego. Para ser optimistas, vamos...
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