La capitanía de Lago Junior, reflejo de un Málaga sin líderes

«Quiero proteger a esta gente que lleva tiempo en el club y a la gente que viene nueva. Creo que tiene que ir en función de lo que uno siente y transmite, y no por llevar diez años en el club». Pellicer respondió tras el partido a la elección del marfileño como capitán y además quiso trasladar el mismo mensaje que en la víspera: «No hay que buscar conflicto». Pero no se trata de un deseo de sembrar polémica, sino de una realidad incuestionable.

Cuando Viberti se estrenó a lo grande aquel 30 de noviembre de 1969 frente al Español y cuando después lideró al equipo malaguista para conseguir un nuevo ascenso con dos inolvidables goles en su visita al filial del Athletic, nadie planteó la posibilidad de que el genial '5' argentino fuera el capitán del equipo. Ni siquiera en años posteriores –hasta que su ruptura con Marcel Domingo convirtió el ambiente en irrespirable– le tocó llevar el brazalete pese a ser el gran ídolo. La razón es obvia: la plantilla estaba plagada de líderes, de futbolistas con personalidad: Arias, Migueli, Benítez, Martínez, Montero, Monreal, luego Macías... Y así un largo etcétera.

Pero este Málaga es el caso opuesto. La elección de Lago Junior por parte de Pellicer es la constatación de que, más allá de aspectos deportivos, el déficit más grave en la planificación por parte de Manolo Gaspar y Pablo Guede (tanto monta) ha sido la ausencia de futbolistas con liderazgo. Igual que sucedió en la temporada del descenso, entonces causa principal junto a las tropelías del inefable presidente Al-Thani durante el verano.

Es probable que los resultados negativos hayan sepultado la capacidad de algún jugador para llevar la voz cantante en el grupo. El mejor ejemplo es el guardameta Manolo Reina, que ya había ostentado la capitanía en equipos anteriores y que perdió la deseada relevancia en el momento en que perdió la titularidad por sus deméritos. Otros futbolistas llegados en verano también podían tener la vitola de líderes (sin garantías de que fueran a tenerla), pero Bustinza, Burgos y N'Diaye (sobre todo este) se han visto arrastrados por sus escasamente convincentes actuaciones. Y entre los futbolistas que permanecieron en el plantel tampoco Escassi o Juande han estado a la altura. De repente la capitanía recayó en Javi Jiménez, titular –hasta la aparición de Cristian– en la posición más devaluada.

La afirmación de Pellicer de que la capitanía «tiene que ir en función de lo que uno siente y transmite» ha roto esa absurda norma no escrita en el Málaga de que los más veteranos la ejerzan. Pero la elección de Lago Junior ha servido para confirmar a la opinión pública que el Málaga ha estado huérfano de liderazgo y, lo que es peor, que tampoco tiene pinta de que el peso de determinados futbolistas vaya a mejorar. Y así es imposible tirar del grupo para sobreponerse a los diferentes obstáculos que van surgiendo. Es el más claro síntoma de que el marfileño ha aportado algo de lo que ha carecido la plantilla durante todos estos meses: energía. Un pecado mortal.