El Burgos llega a La Rosaleda salvado y con poco en juego

Precisamente ha sido el técnico del equipo burgalés el que ha manifestado las posibles dudas sobre la integridad de su equipo. «Pase lo que pase, se nos va a acusar de algo y eso me fastidia. Si el Burgos compite bien y gana el partido, dirán que estamos tocados por otros. Y si compite mal, dirán que mi hijo es del Málaga y entonces hemos tenido un acercamiento y les hemos dejado ganar. Que se vayan olvidando unos y otros», manifestó Julián Calero en la previa.

La única motivación colectiva a estas alturas de competición es aspirar a la novena plaza para conseguir así mejores ingresos televisivos en el futuro. A nivel particular, estos dos encuentros que restan de Liga son oportunidades para aquellos jugadores en duda para el club o que terminan contrato y están ya buscando un nuevo acomodo. Pero estos no han sido motivos suficientes para evitar que el equipo haya levantado el pie del acelerador en sus últimos partidos.

El club castellanoleonés quedó en tierra de nadie desde hace ya casi un mes y está atravesando ahora una de las peores rachas de la temporada ya que ha sumando, únicamente, dos puntos de los doce posibles. Una bajón de rendimiento que se puede permitir llegados a este punto, donde se encuentra como undécimo clasificado en la tabla con 51 puntos y balance de 14 victorias, 9 empates y 17 derrotas. Han encajado 41 goles y anotado 40 en estos 40 partidos disputados.

Para el partido de mañana en La Rosaleda se espera la vuelta del exmalaguista Matos. El lateral izquierdo apunta a la titularidad, más aún tras la lesión de Fran García, que fue su sustituto en el último encuentro de Liga al que Matos se ausentó con permiso por paternidad. El sevillano ha calcado sus números de blanquiazul la temporada pasada con el Burgos siendo frecuente en las alineaciones de Julián Calero. Dejó un buen recuerdo con su paso por el Málaga gracias a su profesionalidad. Sin destacar demasiado, cumple en la mayoría de sus partidos.

Uno de los jugadores más a tener en cuenta del Burgos es Pablo Valcarce. Es el máximo goleador de equipo con 10 goles, pero más allá de eso, destaca por su capacidad para generar ocasiones en jugadas de alta velociad y a la espalda de la defensa. Un polivalente atacante que puede actuar de centrocampista adelantado o extremo y conserva un perfil de jugador escurridizo y habilidoso con el balón. Es un habitual de la Segunda. En el Málaga le conocen bien porque les marcó dos goles en el partido de la primera vuelta. Y viene de marcar en la última jornada contra el Cartagena.

El entrenador del Burgos es Julián Calero, conocido en Málaga también por ser el padre de Iván Calero, el jugador del equipo blanquiazul cedido ahora en el Alcorcón. El técnico de 51 años se ha doctorado en su primer año como primer entrenador en Segunda y después de ser cuestionado por varias malas rachas del equipo. Pero en el club pesó más la confianza en él tras haber sido el preparador con el que lograron el ansiado ascenso. El madrileño ha conseguido guardar el equilibrio en el que por el momento es el escalón más alto de su carrera como primer técnico.

Aunque ya tuvo experiencias más impresionantes como ayudante de Lopetegui, Fernando Hierro o Míchel. Tras el Mundial de Rusia decidió retomar su trayectoria como preparador principal. Lo hizó En Segunda B ocupando el banquillo del Navalcarnero en la temporada 2017-2018, llevándolo al sexto puesto de la clasificación a solo dos puntos del playoff de esa campaña. Eso llamó la atención del Burgos, una relación que perdura hasta el día de hoy y tiene pinta de seguir de cara al curso que viene. En la ciudad esperan dar pronto la noticia de su renovación.