La maldición del exjugador se repitió una vez más contra el Málaga. Durante las horas previas al partido la mala trayectoria del equipo permitió ver numerosos 'memes' en las redes sociales recordando el 'doble castigo' de que jugara el equipo un lunes o comparando a Borja Bastón con Lewandowski.
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La broma se hizo real, porque el atacante volvió a ejecutar al Málaga, justo como lo había hecho hace casi un año, en un 2-1 en el Carlos Tartiere el 31 de octubre, en la decimotercera jornada, una más que la que se lleva disputada ahora. Fueron dos goles, el primero cabeceando desde el segundo palo, estando mal defendido por Lombán al inicio del partido, y el segundo, cuando el Málaga se las prometía felices con un punto (había empatado antes el choque), con otro testarazo, ahora más cerca del punto de penalti y en otro grave error defensivo tras un balón colgado al área sin gran altura.
Bastón no marcó en el choque de la segunda vuelta, en el 0-0 del 7 de mayo, en la trigésima novena jornada, cuando el Málaga estaba con el agua al cuello cara a lograr la permanencia y el cuadro carbayón soñaba con acceder a los 'play-off' de ascenso.
Lo sorprendente es que el delantero, fichado por el Malaga en el curso 2017-18 sólo disputó 976 minutos en la Liga esa campaña, y estuvo casi inactivo (sin que mediara lesión) en la segunda vuelta, con 94 minutos en total. Marcó en toda la temporada solamente dos goles y únicamente fue titular ocho veces. De esta forma, ha visto más puerta en los encuentros contra el cuadro de La Rosaleda que en una temporada de juego con el cuadro de Martiricos, porque ayer volvió a ejercer de verdugo. Lo hizo al transformar un penalti, una de sus habilidades, en unas polémicas manos de Escassi, justo cuando faltaban segundos para que se cumpliera el añadido de tres minutos en el primer tiempo.
En meses pretéritos, una afirmación de Borja Bastón en una entrevista a este medio levantó polémica: "En mi año en Málaga vi más series de Netflix que en toda mi vida, estaba asqueado". Lo cierto es que el delantero centro, que fue internacional con España en categorías inferiores y excanterano del Atlético de Madrid (su padre Miguel, fue portero del cuadro 'colchonero'), no triunfó luego en la Premier League, tras fichar por el Swansea, ni en el Málaga, donde dejó mal recuerdo, pero sí ha asegurado buenos números en muchas de sus campañas en Segunda. Anotó 23 goles con el Zaragoza (2014-15) y 18 en el Eibar (2015-16), y volvió a su mejor nivel el pasado curso en el Oviedo, con 22, muchos desde el punto de penalti, pero se ha convertido en un pilar indiscutible en el deseo de este histórico del fútbol español de volver a la élite, aunque el pobre arranque liguero estas últimas semanas se lo va a poner harto complicado otro año más.
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