Blanco Leschuk, con la camiseta de su actual club, el Antalyaspor de la Primera turca. Y en el círculo: captura de la videollamada con SUR. SUR

Blanco Leschuk: «Me fui con un sabor amargo por no poder ascender»

El delantero cree que a la gente «le hubiese gustado que siguiera» en el Málaga, pero el Shakthar lo «vendió al mejor postor; no fue una decisión mía»

Jueves, 21 de mayo 2020, 00:45

Es un trotamundos. Su profesión le ha llevado ya por siete países diferentes: Argentina –su tierra natal–, Rusia, Marruecos, Suecia, Ucrania, España y, desde el pasado verano, Turquía. Gustavo Blanco Leschuk (Mendoza, 1991) se toma esto con humor: «Sí, séptimo país y hay que seguir ... luchando para llegar al octavo, y así sucesivamente», reacciona para después arrojar una cruda reflexión.

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A él le habría encantado asentarse en Málaga, donde fue el nueve referencia durante la pasada temporada, pero «mi pase lo tenía el Shakhtar Donetsk y, como me quedaba un año de contrato, ellos querían hacer dinero conmigo y me vendieron al mejor postor, que fue el que puso el dinero (algo menos de dos millones de euros), el Antalyaspor. Mi familia y yo le tenemos un mucho afecto a Málaga. Cuando me fui creo que la gente de allí le hubiese gustado que siguiera, pero la decisión no era solamente mía», explica casi un año después de tener que marcharse del club blanquiazul, donde jugó cedido.

Su año en Málaga fue especial, nada que ver con otros destinos en los que estuvo. Además de tener gran protagonismo (jugó 39 partidos, 36 de ellos como titular, marcó 9 goles y dio 8 asistencias para ser el tercer jugador con más minutos disputados esa campaña), encontró una vida ideal acompañado por su familia, que por primera vez le acompañó en su carrera al otro lado del Atlántico. «Ese fue un momento bueno, cuando llegó mi familia a visitarme. Ahí fue como que se me completó todo. Estuvieron varios meses conmigo y muy feliz», confiesa a la vez que cuenta que primero vivió dos meses en Torremolinos, por la zona de La Carihuela, y en la parte final de su estancia estuvo residiendo en Huelin. Si viene de nuevo, por ahora no se pierde por la ciudad. Era perfecto hasta que el fútbol, y su dinámica de lo imprevisto, decidió arrebatarle de golpe todo eso que le había dado meses atrás.

«Málaga fue uno de los siete sitios donde progresé y estuve muy contento allí, porque me abrieron todas las puertas. Valoro que fue un año bueno, aunque teníamos un objetivo que no le pudimos darle a la gente que nos apoyó cada semana desde siempre. Entiendo que hicimos las cosas bien, pero esto es fútbol y se puede perder o ganar. Por un lado lo recuerdo con felicidad, porque jugué allí, pero por otro lado sigo triste por no ascender, que era nuestro principal objetivo. Esto es fútbol y a veces el último le gana al primero. No hay lógica y por eso es tan lindo», reflexiona desde una sala de estar de un hotel en Antalya.

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«Tenía conocimiento de que pusieron todo el dinero que LaLiga le daba para dos años en uno. Tuvimos mucha presión»

Recuerdos de su temporada

«A la afición y a los compañeros les estoy muy agradecido. Me hicieron sentir muy bien a mí y a mi familia; el fútbol siempre da revanchas»

Agradecimiento a Málaga

Allí vive junto a otros compañeros de equipo el confinamiento. Uno de ellos, el mítico delantero alemán, Podolski, la principal estrella de ese equipo ahora, que está en mitad de la tabla. «Justo el hotel es del presidente del club y él hace lo que quiere (bromea). Somos unos cuantos jugadores que vivimos aquí mientras está cerrado al público. Aquí la verdad es que tenemos de todo, es un hotel cinco estrellas y hasta tenemos campo de fútbol. Es grandísimo y tenemos de todo para hacer ejercicio. Lo malo es que estoy solo, porque mi familia está en Argentina», cuenta mientras da pequeños sorbos a una taza de té. Es un hedonista. Habla pausado y con un tono afable. Allí espera que se retome la competición sobre la misma fecha que en España, y ya han empezado a entrenarse. La única diferencia de su confinamiento es que allí «el presidente del Gobierno hizo que durante unos tres o cuatro días de la semana el encierro fuera total».

No habría echado a Muñiz

Retomando el análisis a su temporada de blanquiazul, habla sin ataduras. «Sí, tenía conocimiento de que pusieron todo el dinero que LaLiga le daba (se refiere a la ayuda por el descenso de Primera a Segunda) para dos años en uno. No se pudo y me fui con un sabor muy amargo por eso», reconoce, a la vez que cuenta que tuvieron presión «desde el primer día, porque es un club de Primera». Tanta era esa exigencia que no tembló el pulso para decidir acabar con la etapa de Muñiz, que se estancó desde la entrada en 2019, con sólo dos victorias en once jornadas.

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La derrota ante el Extremadura en La Rosaleda fue la puntilla. Sobre esto, Blanco Leschuk piensa que quizás se precipitaron echando a Muñiz. «Él me enseñó mucho y le tengo mucho respeto. Él confió en mí y, si hubiera dependido de mí, él habría estado en el Málaga hasta el último partido, porque él estuvo desde el principio y debía haberlo estado hasta el final. Podía haberse estancado, pero en varias fechas podríamos haber ido para arriba», recuerda.

Termina prometiendo que volverá a Málaga, aunque sea para visitarla. Y sobre un hipotético regreso, dice: «Sí, me gustaría. Pero ahora mismo tengo que pensar donde estoy, porque he firmado un contrato aquí por cuatro años y no depende de mí». Se despide de forma cariñosa: «A la afición, al cuerpo técnico y a los compañeros les estoy muy agradecido. Me hicieron sentir muy bien a mí y a mi familia. No pudimos darle ese esperado ascenso, pero el fútbol siempre da revanchas y esperemos que al Málaga siempre le vaya bien», acaba.

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La videollamada con Blanco Leschuk: conexión Málaga-Antalya

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