El Atlético Sanluqueño, el club que rescataron Coke y Cala

Corren, desde luego, mucho mejores tiempos en el Sanluqueño, fundado en 1948. El club se ha movido habitualmente en la extinta Tercera. Compitió por primera vez en Segunda B en la temporada 1987-88, tras ascender con José Enrique Díaz, y en la última década fue alternando esta categoría (nueve presencias) y Tercera, hasta verse ahora en Primera RFEF por segunda ocasión (subió hace unos meses), en la que el objetivo claro es la permanencia. El equipo, en la orilla de la zona de descenso (con 13 puntos, como el decimosexto, el Linares, que bajaría), está metido de lleno en esta pelea tras haber ganado sólo tres partidos en lo que va de temporada: 2-3 en Murcia, 5-0 al Atlético Baleares y 3-2 al Linares.

En realidad el equipo verdiblanco llega cada vez más acuciado a La Rosaleda, con sólo un triunfo en diez jornadas, el duelo directo ante el cuadro jiennense, sumado seis puntos de treinta posibles. Se da el caso de ha perdido en sus cuatro últimas salidas, tres disputadas en partidos consecutivos y todas por la mínima: 1-0 ante el Castilla, el Intercity y el Recreativo de Huelva y 2-1 en el feudo del filial del Granada.

Así las cosas, la confianza en el técnico Abel Segovia, llegado hace un mes, se ha diluido. Hablamos del preparador sevillano que subió de forma sobresaliente al Antequera, y que después de no llegar a un acuerdo económico para seguir en el club malagueño se separó de su ayudante, Javier Medina, que ahora dirige con éxito al conjunto de El Maulí.

El Sanluqueño, famoso por haber acogido en sus filas a jugadores como Nolito, Geijo o Güiza, se apoya mucho en jugadores cedidos o fichados del Cádiz. La presencia en la gestión del excadista Juan Cala tiene mucho que ver, de ahí la apuesta por hombres como el portero Juan Flere, el lateral izquierdo Raúl Pereira, el medio centro defensivo Álvaro Bastida, el extremo derecho Kike Carrasco y el delantero zambiano Mwepu, su Pichichi.

El caso de Mwepu, rebautizado como 'Paquito' por la afición local, es un tanto curioso. Después de su explosión en el inicio de la Liga, se ha estancado después. Marcó seis goles en las cuatro primeras jornadas, pero después sólo ha visto puerta ante el Linares. Aunque con siete dianas, es a día de hoy aún el segundo máximo artillero del grupo 2, ha perdido en parte de la confianza de Abel Segovia, que a veces usa un punta y otras dos y rota con los otros delanteros, Nacho Ramón y el canario Airam Cabrera.

El equipo, que fue alternando diferentes sistemas de juego desde el inicio de la campaña, se ha asentado en los últimos partidos con una defensa de cuatro, que suelen formar Cortijo, los centrales Fernando Román (ex del Marbella y excompañero del malaguista Alfonso Herrero) y Joan Rojas y el lateral zurdo Víctor Díaz, más conocido como 'Viti'. Por delante suele ser fijo Bastida, junto a Cordero, Vacas o Goma, y en las bandas está destacando la aportación del excanterano del Barça Zacarías Ghailam, de ascendencia marroquí. Precisamente su gol en el descuento salvó al Sanluqueño de la derrota en el último partido, en El Palmar ante el Ceuta.