Uno de los argumentos para descargar de presión a los equipos filiales es que su labor es únicamente formar a jugadores para que lleguen al ... primer equipo. Es cierto, pero sólo en parte. Para el Málaga a día de hoy es estratégico llevar a su filial una categoría más arriba, a Segunda RFEF, y la prueba de ello son los pasos recientes, con el fichaje de dos atacantes para apuntalar el equipo, que puede quedarse de aquí al final de la temporada sin su referente, Chupete, en más de un choque.
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Hay que recordar que el cordobés, ya con una veintena de goles, cifra espectacular incluso en Tercera RFEF, es a día de hoy el tercer 'nueve' para Pellicer, después de salir Castel y quedar sólo Dioni y Baturina en el primer equipo, Fijo en entrenamientos y convocatorias ligueras en Segunda para lo que queda de curso, no siempre podrá jugar los fines de semana con el filial, porque pueden coincidir en fecha los partidos del Málaga y el Malagueño, algo que aún no se ha dado desde su nuevo estatus, o porque juegue muchos minutos a las órdenes de Pellicer.
El caso es que el club ha reaccionado con la contratación de Juanma Hernández y Antonio Martín, ambos malagueños y también procedentes de canteras de equipos grandes, el Real Madrid y el Barcelona. Con ello se potencia el proyecto de cantera y se da una nueva oportunidad a estos dos jugadores de reorientar sus carreras, algo atascadas.
El club de Martiricos no quiere dejar escapar esta gran oportunidad de subir, algo que no sucede desde la campaña 2018-19, con el ascenso a Segunda B con Dely Valdés en el banquillo. El Malagueño lleva cuatro fases de ascenso seguidas a Segunda RFEF (antes, Segunda B) sin poder subir, todas con Juan Francisco Funes, su actual entrenador. Por eso defender la actual primera plaza (quedan trece jornadas y hay tres puntos de renta sobre el Jaén, el otro gran aspirante) es crucial, ante lo arduo de deber superar tres eliminatorias en los 'play-off', que juegan del segundo al quinto de la tabla.
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Para el Málaga es vital el ascenso por dos razones impepinables. Una, reducir la distancias entre el primer equipo y su filial a dos escalones, frente a los tres actuales tras regresar los de Pellicer al fútbol profesional. El lugar natural del equipo es el grupo 4 de Segunda RFEF y ello redundaría en la formación de los futbolistas. Y dos, afianzar más si cabe el proyecto de cantera, ya con la nueva ciudad deportiva en uso.
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