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Alejandro Trujillo
Linares
Domingo, 24 de septiembre 2023, 21:03
Un viaje de dos horas y media no era excusa para una afición malaguista que está muy ilusionada con su equipo. La racha positiva del Málaga hizo desplazarse a unos seguidores blanquiazules, que ya han demostrado que no necesitan mucho para apoyar al equipo de ... sus amores. Los primeros autobuses salían de Málaga a las diez de la mañana y los últimos llegaban casi de madrugada. Catorce horas después los fieles habían cumplido con su cometido: colonizar Linarejos y aupar a su equipo a la victoria.
Una hora y media antes del partido, ya eran miles los aficionados que cercaban Linarejos para presenciar la llegada del bus blanquiazul. Ya dentro del complejo deportivo, los seguidores blanquiazules ocupan cerca de un tercio de los siete mil asientos vendidos de Linarejos. Los malagueños además de completar las tres zonas designadas para los aficionados visitantes, pintaban de blanquiazul cientos de asientos locales. Los fieles malaguistas comenzaron cantando el himno del Málaga para recibir a los jugadores, y sólo pudieron ser silenciados por la megafonía del estadio.
En el inicio del partido la atmósfera era espectacular, algunos aficionados, con los pelos de punta, incluso comparaban el ambiente del partido con uno de primera división.
Gritaba la activa afición malaguista ante las protestas de los jugadores del Linares por la posible mano de Víctor , incluso la irrupción de un aspersor en mitad del encuentro desesperaba a los seguidores blanquiazules que se mostraban ansiosos por disfrutar de un partido sin interrupciones.
Los abonados locales reclamaban al resto del estadio que aclamase al equipo de casa, ya que la afición malaguista silenciaba con sus cánticos los ánimos jiennenses.
Ambas aficiones se enfrentaban por ver quién sobresalía en los cánticos de apoyo a sus respectivos clubes. El duelo en la grada no impidió que las aficiones mostrasen un respeto mutuo admirable. El momento más emotivo del encuentro se produjo en el minuto 8 cuando ambas aficiones se deshicieron en aplausos recordando el fallecimiento de Fran Carles, exjugador del Linares que falleció en 2016 en la Costa del Sol.
El estadio se venía abajo con el gol visitante, que desataba la locura en los seguidores malaguistas, incluso provocaba la caída de unos de ellos al terreno de juego, fruto de la eufórica celebración. Las más de 2.000 gargantas malaguistas hicieron que los jugadores que ayer actuaban de verde pistacho parecieran como locales. El ambiente que en inicio era hostil,desde el minuto 38 en el que anotó el Málaga, se convirtió en una placentera fiesta tanto para los jugadores como para los aficionados que hicieron de Linarejos, la segunda Rosaleda.
El parecido en las camisetas locales de cada equipo imposibilitó que se viese una imagen parecida a la del Barcelona - Eintracht de Frankfurt, partido en el que los seguidores alemanes invadieron el campo rival, pero la sensación fue la misma. Mientras para los malaguistas el partido se convertía en una celebración llena de alegría y diversión, los linarenses perdían los papeles fruto de las decisiones del colegiado, que agudizaba aún más su nerviosismo.
Enloquecía la grada con una buena acción individual de Roberto, que levantaba los brazos pidiendo el clamor de la afición que no tardaba en corear su nombre, y agradecer su esfuerzo incansable durante todo el partido hasta su cambio en el minuto 86, momento en el que se también se fue ovacionado por los seguidores blanquiazules.
Terminó el partido de la misma manera que comenzó, con el himno malaguista cantando a todo volumen por su afición. El malaguismo se despide de Linares con tres puntos más y un sentimiento claro, como ellos mismos corean : «Vamos a volver; vamos a volver«.
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