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De igual manera que el primer beso no se olvida, también el primer gol permanece indeleble en la memoria de los futbolistas. Sucede que el de Antoñito Cordero (Jerez, 2006) por un doble motivo. Ha entrado en la lista de los más importantes de la historia de un club de la grandeza del Málaga. Pasarán décadas y se hablará del ascenso de Tarragona como el del tanto de Antoñito, un jugador con 17 años y el suficiente atrevimiento como para detener el tiempo unas décimas de segundo (fue lo que hizo antes de decidir cómo definir) y poner un final feliz a diez meses de vaivenes y de sinsabores, trufado con alguna que otra alegría esporádica.
Muy poco saben para quién fue la camiseta con la que Cordero se desvirgó definitivamente para el fútbol. Es un amigo muy especial que asistió a la gesta del Nou Estadi. Todavía en una nube, el jerezano, de esa estirpe de «sinvergüenzas», en el buen sentido de la palabra, que reclamaba Pellicer para partidos a cara de perro como los de los 'play-off', acertó a atinar con el enésimo de los centros al área, ya con Alfonso Herrero incorporado en la mayoría de ellos como un atacante más.
Puede que Antoñito Cordero ni recuerde que casi toda la plantilla le aplastó en la celebración. Con un nuevo 'look', con mechas, corrió a la esquina en una burbuja de la que apenas habrá podido salir en las últimas horas. Son ya 6.500 sus seguidores en Instagram y 9.450 (y subiendo) en TikTok, donde ha llegado a colgar algún baile junto a su compañero en la residencia del Malagueño en la 'uni' (en la Universidad Laboral) Adri López.
La vida produce contrastes como que Adri ahora viva un momento delicado, de baja debido a unos mareos, mientras Antoñito ha entrado en el olimpo del malaguismo por firmar el gol más importante de la temporada, al que todos hubieran querido poner rúbrica. Hace unos días la plantilla al completo del Malagueño fue a Jódar (Jaén) a dar una sorpresa a Adri López.
Aunque para sorpresa la de ese 2-2 en Tarragona. Hablamos del quinto debutante más joven en la historia del Málaga, cuando se estrenó con 16 años, 9 meses y 17 días. Sólo le superan Fabrice Olinga, que debutó en 2012 con 16 años 3 meses y 6 días; Aarón Ochoa, que también se estrenó este curso, con 16 años, 7 meses y 17 días y ante el Eldense en la Copa del Rey; Juanmi, que tomó la alternativa en 2010 con 16 años 8 meses y 7 días; el pelirrojo Emilio, con 16 años, 7 meses y 17 días, en 1986.
5º
debutante más joven en la historia del Málaga. Lo hizo con 16 años, 9 meses y 17 días, por detrás de Fabrice Olinga, Aarón Ochoa, Juanmi y Emilio.
Antoñito se estrenó en la segunda jornada en La Rosaleda ante el Atlético de Madrid B, casi con el tiempo cumplido, pero salvando una pelota clave para llegar al córner que generó el gol decisivo de Galilea (el 2-1). Esa primera camiseta fue para su madre Brígida (presente en La Rosaleda junto a su padre Antonio), que poco después tuvo que afrontar una delicada operación. Pocas semanas antes el jugador había convencido a Pellicer en un partido de entrenamiento contra el filial. Le gustó su descaro y ya le dejó entrever que iba a contar con él «muy pronto». Siendo juvenil de segundo año, este verano pasó a tener ficha en el Malagueño, donde ha sido el segundo máximo goleador (12 dianas), con un tanto menos que Chupete, pero con menos minutos, porque ha estado entrenándose mucho a las ordenes de Pellicer. Sólo ha sido una vez titular en la Liga, ante el Ceuta (1-1) y justo a raíz de ahí, entre mediados de enero y finales de abril, apenas participó y casi siempre dejó de ir convocado, pero luego ha sido determinante, a pesar de que no había actuado en la fase de ascenso hasta los veinte minutos finales de la prórroga de Tarragona. Si bien casi siempre fue interior o medio punta, un clásico 'diez', Pellicer le ha empleado de extremo, como Funes, aunque en Tercera RFEF con más libertad para meterse por dentro.
«Larrubia había soñado que yo marcaba», reconoció después del partido ante el 'Nástic' ante los micrófonos Antoñito, que pese a su incipiente trayectoria ha pasado ya por las categorías inferiores del Cádiz (una temporada de alevín), Sevilla (como alevín A, fue campéon de España con la selección andaluza en Vigo, en la sub-12), Betis (temporada y media de cadete) y Málaga, por ese orden. Comenzó en el Comarca jerezano, y su padre fue técnico en la base del Xerez Deportivo, el más histórico.
Fue el empeño de Duda y Gordillo los que permitieron convencer al progenitor del futbolista, Antonio, después de que no se sintiese cómodo en el Betis. A finales del año pasado renovó por tres años (hasta 2025) con su primer contrato. Internacional sub-18, el exguardameta Goitia fue muy importante en su adaptación en el Málaga. Marcó 18 goles en la 2021-22, llegando con el curso empezado, y 22 en el San Félix como juvenil de primer año en la 2022-23.
A Cordero le encanta bailar: Es onocido como 'Scooby' por los más cercanos, porque en su etapa de alevín en el Sevilla grabó un vídeo del tema 'Scooby-doo papa', de Dj Kass. Con un león y un tigre tatuados en su antebrazo derecho, sin novia, alegre y extrovertido con su entorno cercano, atrevido y descarado en el campo, es ciertamente reservado fuera con los desconocidos. La humildad es un sello que le viene otorgado de familia. Su padre le recoge y le trae desde Málaga a Jerez, y viceversa, todos los fines de semana, un sacrificio grande. Con una hermana pequeña (Alma), de 8 años, la familia vive del alquiler de locales en la ciudad gaditana. Además, el futbolista sabe montar a caballo, dado que su padre es muy aficionado a ellos.
Atraído por el descaro de los menores de edad, Sergio Pellicer no ha dudado esta temporada en dar oportunidades a Aarón Ochoa y Antoñito Cordero. También en el momentode mayor exigencia del curso, con 2-1 en contra, a minutos de despedirse definitivamente del objetivo del ascenso. Ochoa fue decisivo en el 2-1, en un formidable tiro lejano que no pudo retener Varo y que propició el gol posterior de Dioni, atento al rechace. Luego Cordero terminó de ajusticiar al Gimnástic de las malas artes dentro y fuera del campo en esta fase de ascenso. Increíblemente, en un partido en el que Pellicer hizo seis cambios y todos de forma individual (en cuatro ventanas, pues otros dos fueron en paréntesis de descansos) se la jugó con los más jóvenes. No fue convocado Juan Hernández, que ya se entrenaba con el equipo, y no salió en los 'play-off' Avilés. Y el tiempo le dio la razón al entrenador.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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