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Una de las mayores preocupaciones del Málaga en este momento es su falta de gol. Sólo han conseguido cuatro tantos en los últimos ocho encuentros, ... y en ninguno de los que vio puerta logró anotar más de uno. La conclusión generalizada en el equipo blanquiazul es «que falta chispa» y «hay que ser menos previsibles» en fase ofensiva ante rivales que se han dado cuenta de la debilidad malaguista para superar defensas pobladas y medianamente ordenadas.
El último partido contra el Córdoba fue muy revelador porque los blanquiazules apenas tuvieron ocasiones manifiestas de gol y la mayoría de acercamientos sobre el marco rival fueron mediante centros al área sin apenas intención y muy forzados, o remates desde fuera del área, sin poner en aprietos al portero contrario. Y es que el problema ya no es tanto el remate, es decir, de puntería, como de generar precisamente las situaciones previas a la finalización.
Este es uno de los principales motivos del último bajón malaguista, que sólo ha sumado dos victorias en los últimos ocho partidos (en el resto firmó cinco empates y una derrota). Se ha convertido en un tema que obsesiona a la plantilla dirigida por Pellicer, que a pesar de llevar varias semanas enfocada en este debe no encuentra todavía la solución. Y mientras tanto algunos jugadores como los extremos Larrubia y Kevin están quedando señalados porque a pesar de la confianza que le entrenador no están consiguiendo ser diferenciales.
Es perfectamente consciente el malagueño Larrubia, como expresó tras perder en Córdoba: «Yo sé que tengo que mejorar muchas cosas, ser más decisivo en el área y estoy muy fastidiado. Defensivamente estamos bien, pero a los de arriba nos falta esa chispa. No estoy siendo decisivo y espero que este equipo coja esa chispa y lleguemos bien a los 'play off'», dijo.
Tanto Kevin como Larrubia fueron sustituidos a la vez en el tramo final del partido en el Nuevo Arcángel y uno de los que entró fue el canterano Antoñito Cordero, que en menos de un cuarto de hora de juego dejó buenas sensaciones. Agitó el partido y tuvo en sus botas el gol del empate en la última jugada del partido a la salida de un córner.
Ante las dudas sobre el estado competitivo de otros atacantes (todavía no ha aportado casi nada el refuerzo de invierno Avilés), el jerezano Antoñito Cordero es una opción muy interesante para Pellicer con el fin de mover el árbol y conseguir ser menos previsibles para los rivales en el ataque. El internacional sub-18 con España junto con el otro malaguista Izan Merino, empezó teniendo protagonismo en la primera vuelta, pero bajó al filial en la segunda parte, con esporádicas apariciones con los mayores.
Le ha venido bien sumar minutos de juego y ganar confianza de cara a portería con el Atlético Malagueño y ahora se presenta como una solución otra vez para el primer equipo, que no tiene a Juan Hernández por lesión y en los extremos no tiene un perfil como él, de jugador con una arrancada muy potente y desequilibrante. En el Málaga están muy contentos con Cordero, con el que además han acercado posturas sobre su ampliación de contrato. Tiene vinculación hasta 2025, pero el club le quiere mejorar las condiciones para blindarle.
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