Otra travesía en el desierto para el Málaga

Ahora, cuando se percibía una recuperación que podía ser duradera al encontrarse en la zona alta de Segunda por tope salarial disponible para su plantilla, llega el desastre, el fracaso más absoluto para el Málaga, sólo comparable con su desaparición de 1992. Aunque en esta ocasión el caos no tiene excusa alguna. Compitiendo con rivales más modestos y disponiendo de dinero suficiente para, incluso, hacer modificaciones, ha sido incapaz de completar una reacción, en cualquier fase del campeonato, que le hubiera permitido salir de la zona de descenso en algún momento del campeonato. La hecatombe afecta a la entidad en general, de arriba a abajo, pero el fiasco se ha centrado en una pésima planificación que provocó que llegaran tres entrenadores durante esta campaña (Pablo Guede, Pepe Mel y Sergio Pellicer). Y al final no sirvió para cambiar el rumbo.

¿Y ahora qué ocurrirá? ¿Cuándo podrá recuperar el Málaga el terreno perdido? Una vez que se confirme el descenso, el Málaga puede enfrentarse a una nueva travesía en el desierto, como le ocurrió tras su desaparición. La nueva categoría, la tercera del fútbol español, todavía no está completamente asentada y, como se está observando, las dificultades de los equipos más históricos para abandonarla son especialmente destacadas. El club de Martiricos no corre el riesgo en esta ocasión de temer por una desaparición, pero sí deberá estar preparado para soportar un posible retraso a la hora de volver al fútbol profesional. De hecho, bajó de Primera y ha cumplido cinco temporadas en la 'división de plata'.

Los campos en deficientes condiciones, los problemas de los arbitrajes en una categoría inferior o menor nivel futbolístico serán algunos de los detalles que deberán tener en cuenta los aficionados y el propio club en la nueva travesía que se avecina para la campaña que viene. Una vez que se haga oficial el descenso, cuando ya no sea posible salvarse de forma matemática, llegará el momento de pensar de las decisiones, en depurar responsabilidades y, sobre todo, en poner en marcha los nuevos planes para, al menos, una temporada en un lugar que no le corresponde a la afición, al club ni a la ciudad y provincia de Málaga.

Esta injusta travesía que se avecina para los seguidores blanquiazules, en cualquier caso, deberá incluir una recuperación completa que permita al equipo malagueño llegar directamente a la élite. Pero, ¿quién confía en un cambio profundo a medio plazo? Muy pocos. Los frentes judiciales abiertos lastran el crecimiento de un club con muchas posibilidades y que sigue 'frenado'.

El Málaga, por ahora, seguirá siendo una entidad convulsa, con un propietario (el jeque Al-Thani) apartado de la gestión y pendiente de la acusación de la jueza. Mientras tanto, el administrador, José María Muñoz, está al frente de las operaciones desde hace más de tres años. Todos los procedimientos continúan su curso. La travesía en el desierto se puede prolongar, salvo que las decisiones sean certeras y la gestión deportiva recupere un nivel imprescindible para, al menos, volver a cumplir con los objetivos.