La contradicción de Scepovic

Pero más allá de eso, Scepovic se ha limitado a seguir como suplente de Caye Quintana. De los nueve partidos en los que ha participado desde que debutó el pasado 21 de marzo contra el Tenerife, sólo fue titular en una ocasión. Ocurrió en el nefasto partido del Málaga frente al Fuenlabrada. Era la primera vez que el entrendor, Sergio Pellicer, confió en juntar a Caye y Scepovic en ataque (aunque el primero se quedó más bien en la media punta) y la apuesta salió mal. El espigado delantero, ex de Sporting y Getafe en España, apenas tocó el balón y tuvo que ser sustituido al descanso.

A raíz de aquello quedó patente la incompatibilidad de Scepovic con las demandas del estilo de juego más habitual del equipo malaguista. Los de Pellicer, desde el principio de la temporada, han necesitado de un atacante con gran capacidad de sacrificio para trabajar en la presión sobre la salida de balón del rival en fase defensiva, y de más derroche físico en dinámica ofensiva para que estirase el campo y sirviera de referencia a los extremos.

Esa función era la que cumplía casi a la perfección el argentino Chavarria, desafortunadamente lesionado de gravedad en el choque frente al Mirandés, a principios de marzo. El que venía siendo la principal referencia en ataque del Málaga sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda, lo que le dejó fuera de los terrenos de juego hasta la siguiente campaña. En un primer momento, quien fue llamado a llenar el vacío de Chavarría fue Caye.

El onubense ha demostrado ser un perfil esforzado. También ha conseguido una continuidad mayor que sus competidores por el puesto, lo que le ha convertido en fijo para Pellicer. Pero aun así no ha ofrecido gol, una de las grandes asignaturas pendientes del Málaga este curso por motivos obvios. Al final, tener el presupuesto más bajo de la categoría tiene sus consecuencias directas. Este era un aspecto que la dirección deportiva quiso cubrir con la llegada de Scepovic, quien por su experiencia con 30 años y el buen informe físico aterrizó en La Rosaleda como una de las mejores opciones que ofrecía un mercado limitadísimo para el Málaga.

Lo cierto es que tuvo una adaptación fulgurante a pesar de que su última aventura fue en la Segunda de Japón, una liga muy menor. Eso llevó al club a plantearse presentarle una oferta para continuar el siguiente curso, algo que se habría enfriado por el pobre rendimiento reciente. Tras el mal partido contra el Fuenlabrada ha quedado relegado al banquillo y sólo ha jugado los últimos minutos contra Espanyol (aunque Caye estaba tocado) y Mallorca, y en ambos con una participación intrascendente. Le quedan cuatro partidos aún para remontar su imagen como blanquiazul.