Al-Thani fulmina a Caminero: relato del divorcio

En un ambiente de alegría en el vestuario por la victoria ante un rival directo y acabando con una racha de diez partidos sin ganar, se formalizó el divorcio de una relación de cerca de un año y medio (500 días desde el 8 de junio de 2018, cuando se hizo oficial su fichaje) que se interrumpe principalmente por la falta de confianza del jeque Al-Thani en el madrileño, que tenía firmado un contrato con el club malaguista hasta 2021.

Llegó de esta manera la primera gran decisión desde que se desató la crisis económica y deportiva del club, y que lo levanta del letargo en el que estaba sumido. Caminero, por tanto, es víctima de la primera medida ejecutiva efectuada por el asesor estadounidense Richard Shaheen, que tras algo más de un mes visitando el club ya se ha instalado en las oficinas de La Rosaleda con funciones de director general.

En esas mismas instalaciones estuvo ayer lunes Caminero, que se despidió de manera cordial de los trabajadores, con los que a decir verdad nunca llegó a conectar. También de Juan Rodríguez, que, según pudo saber SUR, sigue de momento en el organigrama del club. El malagueño y exjugador del Málaga llegó junto al madrileño tras la mediación del representante Manuel García Quilón, que poco a poco se ha ido distanciando del club por los desencuentros con el jeque surgidos en varias operaciones.

La última, cuando Álvaro Jiménez, ahora jugador del Albacete, se tuvo que marchar después de un entrenamiento en La Rosaleda. Algo que ha ocurrido en varias ocasiones en la etapa de Caminero. Esta situación acabó por desquiciar al ya ex director deportivo, que arremetió duramente contra el jeque en varios asuntos, como el fichaje de Takioullah, impuesto para el filial y que restó margen económico para reforzar al equipo en el pasado invierno. Una situación que desembocó en un cruce de acusaciones cuando el presidente insinuó haber sido engañado sobre la contratación de N'Diaye.

«Todas las operaciones son con el visto bueno de Al-Thani», zanjó en su momento Caminero. Y a todo esto se llegó, como es obvio, por la frustrada vuelta a Primera. El Málaga cayó eliminado ante el Deportivo en las semifinales de la promoción, y de repente surgieron todas las carencias económicas. Y es que Caminero utilizó casi todos los recursos disponibles para formar un equipo que optara al ascenso.

Caminero hizo esfuerzos distanciados de la realidad de Segunda como el importante desembolso para la cesión de Blanco y el contrato de Dani Pacheco en verano, y los préstamos de Iván Alejo y Seleznov en invierno. Estos jugadores, salvo excepciones no muy determinantes, no funcionaron ni dieron el rendimiento prometido. Pero la palma de los fichajes caros se lo llevó N'Diaye. El centrocampista era un viejo anhelo del Málaga y Caminero no dudó en echar el resto por el jugador, firmando una opción de compra que hipotecaba al club. Aunque a todo el peso de estas operaciones hay que añadirle la herencia que recibió de inversiones también desproporcionadas como las de Rolón o Cecchini, y jugadores con amplios contratos que se habían devaluado, como Keko o Santos.

A pesar de lograr sacar a algunos de estos jugadores y lograr una de las ventas más elevadas de Segunda con Ontiveros (por 7 millones al Villarreal), se quedó sin margen para fichar, y lo que es peor, sin la firma de Al-Thani, que, desconfiado, frenó incorporaciones como las de Señé, Simón Moreno y Stoichkov (que ahora triunfa en Alcorcón). Una cascada de motivos que hacía más que previsible la salida de Caminero como una de las prioridades del nuevo asesor.