Los agentes desconfían del Málaga

La convivencia en la concentración de Alhaurín el Grande está marcada, según explican desde dentro, por un «difícil equilibrio». Como apuntó uno de los jugadores de la pasada temporada en la reunión con emisarios de su sindicato, la AFE, «nos quieren echar por una puerta mientras que por la de al lado no para de entrar gente». Pese a estas circunstancias, los ‘veteranos’ no culpan a los nuevos e incluso el recibimiento a todos estos ha sido el habitual. A ello se refería entre líneas el martes Sergio Pellicer elogiando la actitud generalizada del grupo. Lógicamente se nota cierta tensión, pero la integración de los recién llegados ha sido fácil y la intensidad del trabajo día a día no ha decaído.

Como se suele decir, la procesión va por dentro. Para el técnico, porque no sabe a qué atenerse con vistas al estreno liguero en el Heliodoro Rodríguez López; para los futbolistas de la pasada temporada, porque su estancia en el equipo parece haber llegado a un punto final, y para los nuevos, porque se mantiene la incertidumbre sobre si serán inscritos ante LaLiga y, de ser así, cuándo sucederá.

El director deportivo malaguista, Manolo Gaspar, está habituado a escuchar de los representantes la misma pregunta cada vez que comienza una negociación: «¿Pero se le podrá inscribir?» No cabe duda de que los acontecimientos vividos el 2 de septiembre del año pasado, el llamado ‘lunes negro’, supusieron una pérdida de credibilidad del club en el mercado. El espantoso ridículo de no poder inscribir a cuatro futbolistas –en particular, su fichaje estrella, el japonés Okazaki– ya pasó factura entre diciembre y enero, cuando el exlateral malaguista no encontró precisamente facilidades para cerrar las incorporaciones deseadas. Y al mismo tiempo las continuas informaciones sobre las dificultades económicas para concluir la temporada fueron una losa enorme.

Ahora las dudas en el mercado se centran en si el Málaga podrá recibir el visto bueno a las inscripciones de los nuevos futbolistas. Ese argumento emplean aquellos equipos que pujan por los mismos jugadores para contrarrestar los movimientos desde las oficinas de Martiricos. Esa presión no sólo se produce a los representantes de esos objetivos marcados en rojo por Manolo, sino también a LaLiga. SUR ya ha apuntado en varias ocasiones que la asociación de clubes monitoriza todos los movimientos de la entidad de Martiricos. Si en su momento fue necesario hacer un movimiento importante de salida para cerrar nuevas operaciones (el traspaso de Mula al Fuenlabrada), a día de hoy no se han podido oficializar la continuidad de Luis Muñoz y la llegada en calidad de cedido del delantero Caye Quintana desde el Cádiz porque la patronal está a la espera de que se produzcan bajas en la plantilla, con el consiguiente ahorro. Esta exigencia se producirá con el fichaje del guardameta Munir por el Hatayspor turco, pero sólo en parte. En Madrid esperan más ‘gestos’ en forma de desvinculaciones.

Mientras tanto, los agentes desconfían al máximo, hasta el punto de que en la negociación incluyen que el futbolista cuente con una cláusula en su contrato por la que el club lo penalizaría en caso de que finalmente no pudiera ser inscrito. Así lo hizo el verano pasado el agente de José Rodríguez, lo que le permitió al centrocampista alicantino percibir íntegramente sus emolumentos pese a que su ficha no fue tramitada. La incierta situación obliga al Málaga a transigir con esta exigencia pese a que Manolo Gaspar ya ha hecho suyo el mensaje que le ha repetido hasta la saciedad el administrador judicial, José María Muñoz: «Todos los jugadores incorporados serán inscritos». Pero de momento las dudas persisten...