Más de 400 malaguistas van del Centro a La Rosaleda para apoyar al equipo en el primer partido en casa

La Feria de Málaga no ha sido un impedimento. Más bien ha sido una excusa para reunir a la afición malagueña en el centro y recorrer las calles hasta llegar a La Rosaleda para apoyar al equipo en su primer partido en casa. Dos meses y nueve días después, la afición se reencuentra con sus ídolos en un estado de euforia sin precedentes en las últimas décadas. «No nos damos cuenta de la afición que tenemos hasta momentos como este», comenta Javi, un joven que se ha unido al cortejo desde el primer momento que partió desde la puerta del local El Señorío.

Más de 400 personas, según las fuentes policiales consultadas por este periódico, se reunieron un poco antes de las 19.00 horas en el céntrico bar El Señorío para hacer este recorrido con cánticos, y bengalas y, sobre todo, mucha euforia por ver al Málaga en La Rosaleda por primera vez tras su ascenso a Segunda División. «No esperábamos tanta gente y menos un día de Feria», afirma José, quien asegura que era una cita importante en su calendario porque «nunca se pierde un partido del Málaga».

La afición se despidió al llegar a La Rosaleda y empezaron a llenar los bares contiguos al estadio una hora después de la salida del cortejo. La marea blanquiazul se dispersó por la zona para esperar el comienzo del partido contra el Mirandés y hacer en el estadio lo mismo que en las calles: apoyar al equipo.

Unas calles que también se llenaron de curiosos con móvil en mano y de vecinos y turistas asomados a los balcones ante la gran afluencia que congregó esta cita. «La paella ha volado, no la hemos podido probar», cuentan los aficionados sobre la comida que El Señorío preparó para calentar antes del partido sobre las 14.00 horas del mediodía.