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Adrián González (Madrid, 1988) se estrenó el domingo como goleador con el Málaga y ha demostrado un compromiso indudable en el delicado momento del equipo, al asumir galones en el centro del campo. No pone ascos a tener que jugar de ‘pivote’ (incluso en solitario, ... como en Soria) ni a las sempiternas e inevitables preguntas que recibe sobre su peculiar papel en el vestuario: ser el hijo del entrenador, Míchel.
–Después de haber militado antes en numerosos clubes (cantera del Real Madrid, Celta, Gimnástic, Getafe, Racing, Rayo, Elche y Eibar), no sé si había vivido alguna temporada tan negativa de resultados...
–He descendido a Segunda con el Racing (2011-12). Veníamos de una campaña anterior muy rara y vino un propietario extranjero muy raro (se refiere a Ali Syed), casi a la vez que Al-Thani al Málaga. Hubo tres entrenadores esa campaña, no cobrábamos desde el curso anterior y había mucha inestabilidad en torno al equipo. También en el Elche peleé por la permanencia. Llegamos a Navidad muy mal, incluso recuerdo que el Málaga nos ganó en casa (0-2), pero acabamos remontando el vuelo e incluso ganamos en La Rosaleda (0-1) al final.
–Y también descendió con el Castilla, ¿verdad?
–Sí, de Segunda a Segunda B. Era un equipo muy joven. Se buscaba sobre todo la formación del futbolista, y en ese equipo había muchos jugadores que acabaron en Primera y hasta creo que para jugar en el Real Madrid.A mitad de año íbamos octavos, pero no tuvimos la madurez suficiente para llevar la ‘fama’ de un equipo que jugaba bien al fútbol.
–En definitiva que su recuerdo peor en el fútbol es el de Santander...
–Sí, pero Álvaro Cervera tomó al equipo a falta de diez partidos y estaba aún fuera del descenso. Sólo sumamos un punto, algo extrañísimo. Supo mal por la masa social. Toda la afición se había visto engañada y a día de hoy aún no sabemos qué vino a hacer allí.Destrozó al club, que ahora está en Segunda B.
–Más allá de los elogios unánimes al papel de la afición el domingo, ¿qué cree que cambió en el equipo?
–Creo que un poco que el resultado marca mucho este análisis. Pienso que el día del Athletic (3-3) o el de Las Palmas (1-3) también se hizo una buena primera parte, pero pasó lo que pasó. Si nos hubiésemos ido ganando al descanso quizás estaríamos hablando de otras circunstancias. Creo que ya ante el Barcelona (derrota por 2-0) el equipo hizo un buen partido y teníamos las bases de cómo íbamos a jugar ahora y lo que ha habido en todo este tiempo en que no han salido las cosas es mucho más trabajo. Los medios no tenéis la posibilidad de ver más que los primeros quince minutos, pero si vierais cómo se entrena y los resultados después...
-¿No cree entonces que el Málaga jugó el domingo en la primera parte con una energía especial, con una intensidad tal que lo acusó luego en la segunda?
–Yo creo que hubo un punto más de concentración por nuestra parte en el campo. Hay cosas intangibles que se dieron también, como una conexión increíble con la afición. Fueron sensaciones muy especiales que ayudaron a ganar el partido.
–¿Quiere decir con ello que el recibimiento de la afición al autobús y aquel vídeo motivacional en el vestuario suman?
–A nosotros nos sumó mucho. Lo digo de verdad.A mí se me pusieron los vellos de punta el otro día en el autobús. Ver a toda esa gente apoyando a pesar de que llevábamos sólo un punto. Te hace ver que la ciudad es del Málaga. No le interesa otro equipo que no sea el Málaga. Están preparados para sufrir para que nos quedemos otro año en Primera y no les podemos fallar.
–¿Había visto otras aficiones como la del Málaga?
–No. Con esa intensidad, no.Estuve en sitios con buenas aficiones, como en el Elche, pero lo que sentí el otro día no lo había sentido como jugador.
–Han pedido un psicólogo, que va a trabajar ya con el grupo. ¿De dónde surge esa demanda?
–Surge porque en el equipo pensamos que tiene que ser una ayuda más. A mí ya me extrañaba que no lo hubiera, pues la verdad es que casi todos los clubes de Primera lo tienen en su ‘staff’ como una herramienta para los jugadores.A nivel personal ha tardado en llegar. Podía habernos ayudado antes. Había momentos de tensión y de bloqueo mental que podíamos haber sobrellevado mejor.
–El problema de este Málaga, ¿cree que es más mental o psicológico?
–Yo creo que una cosa lleva a la otra. Cuando uno no se encuentra en un buen estado a nivel mental pierde confianza en sí mismo, las cualidades futbolísticas no te funcionan igual de bien. La mayoría del equipo ha pasado por ese estado esta temporada.
–¿Es optimista sobre la permanencia del Málaga?
–Claro que lo soy. Lo era antes de jugar contra el Celta. Tenemos un partidos en casa en los que tenemos que ser conscientes de que hay que puntuar, sacarlos adelante. Ya me vi en una situación parecida en el Elche. entonces había que ganar una serie de partidos de casa y lo hicimos. No veo por qué ahora no. Tenemos un equipo muy capaz.
–Un equipo muy capaz para no estar el penúltimo o el último de la tabla, ¿no?
–Por supuesto. Realmente me sorprende que hayamos llegado a esta situación. Si nos lo hubiesen dicho la víspera de la primera jornada nunca lo hubiera creído.
–La sensación percibida ante el Celta es que este Málaga se propone jugar más contenido, buscando más la puerta a cero y reducir la cuota de errores, sabiendo que las ocasiones de gol también llegarán tarde o temprano. ¿Es así realmente?
–Ha sido una evolución hacia lo que nos hace estar más seguros y nos da más opciones de ganar un partido. Puede que ahora usemos esta fórmula, pero a lo mejor dentro de tres meses el equipo está más cómodo en otros registros del juego y cambiemos la forma de afrontar los partidos. Puede que ahora necesitemos empezar desde ahí. Estar juntos y contraatacar bien. Alo mejor juego ya sí sabemos llevar la iniciativa y ser más ofensivos. Es verdad que el domingo jugando así ya tuvimos más ocasiones que nunca.
–No parece el momento más oportuno para medirse al Villarreal, ¿no?
–El Villarreal siempre es un buen equipo. Ahí está el reto. Nosotros vamos con la confianza de que parece que el equipo ha encontrado una forma de jugar. Vamos con el pensamiento de traernos los puntos.
–¿Alguna vez había jugado de ‘pivote’ único del equipo en sus etapas anteriores en otros conjuntos?
–No. Lo más parecido fue en el Elche, cuando jugaba por delante de la defensa junto a Pasalic, un jugador tácticamente más anárquico. Él iba más al área rival y yo guardaba más la posición. Es un puesto en el que puedo funcionar, más allá de que existan otros jugadores más especialistas.
–Porque no me negará que su carrera iba orientada a actuar cada vez más cerca de la portería rival para aprovechar su capacidad rematadora y realizadora...
–Es verdad, pero yo siempre he dicho que puedo jugar en muchas posiciones, y también es verdad que los goles te dan más repercusión. Nunca voy a quejarme de la demarcación, porque sería una falta de respeto a mis compañeros, que también pueden jugar.
–Es la tercera vez que le sucede, pero ¿no cree que es perjudicial en el deporte de élite que coincidan en un vestuario entrenador padre y futbolista hijo? Lo digo porque si los resultados no son buenos pueden ser foco de las críticas. ¿No lo ve así?
–Puede ser, pero también en cualquier ámbito de la vida, en cualquier trabajo. Hay mucha gente que es muy simple a la hora de analizar las causas y los hechos de por qué pasan las cosas. No me preocupa personalmente. Si he estado menos acertado ene estas primeras semanas de Liga no ha sido por comentarios o críticas fáciles a mi persona o la situación. He estado más preocupado por cómo estaba jugando yo y por cómo ayudar al equipo. Buscar la culpa en una persona o una situación es algo muy simple para resolver un problema.
–¿Se ha sentido incómodo en algún momento en estos meses en la calle en el trato con seguidores por su parentesco con el técnico?
–Jamás. Al revés. Lo he dicho otras veces. La gente siempre ha sido muy cariñosa. Me ha dado ánimos. Nunca he tenido una reprimenda. Es algo que agradezco, porque la situación no estaba siendo buena y te sientes más presionado. Esto demuestra cómo es el aficionado.
–¿Sintió el domingo con su gol que contribuía claramente a la continuidad en el puesto de su padre?
–Fue una liberación sobre todo por la tensión del equipo, las ganas de ponerse por delante en el marcador, de marcar mi primer gol, de agradar. Se celebró mucho, porque nos descargó de muchas cosas.
–¿Tiene la sensación de que con cerca de 300 partidos en Primera no se le da mérito a su carrera cuando vienen mal dadas en un equipo?
–Porque mucha gente me asocia más a mi parentesco. Me juzgan antes por eso que por otra cosa. No es algo que me quite el sueño. Estoy contento con mi trayectoria, con lo que voy haciendo poco a poco, y me siento muy orgulloso. Mi sueño desde pequeño siempre fue ser jugador de Primera. Eso ya suponía haber pasado un corte muy grande y complicado.
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