Yaroslava: «Aquí en Málaga me siento protegida»

Yaroslava toma el móvil y se hace selfies con su hija de 13 años, Evelina. Posan felices. Están contentas. Se sienten a salvo. Ahora están en Málaga, pero hace apenas cuatro días que estaban rodeadas de bombardeos y tanques rusos. Ya han pasado ocho días desde aquella mañana en la que Yaroslava se levantó en la ciudad ucraniana Berezne y vio como todo el mundo hablaba de guerra: «Vivimos en una localidad cercana a la frontera con Bielorrusia y con todo lo que estaba por venir, decidí salir. No he sufrido directamente los bombardeos en mi localidad, pero he visto muchos tanques, el ejército, mucho movimiento... Todo eso y las noticias me hicieron salir de Ucrania», relata Yaroslava desde el barrio de Carranque.

Mientras recuerda todo el viaje para llegar hasta Málaga, su hija Evelina la mira fijamente. Las dos han vivido eso juntas, solo las dos saben lo que han sufrido hasta llegar a tierras malagueñas para sentirse seguras. «Salí de mi localidad hacia Lviv, un conocido me llevó y cruzamos la frontera... Recuerdo todo colapsado de tráfico, muchas horas en la cola. Luego nos acogieron unos ciudadanos de Polonia que nos ayudaron a encontrar unos polacos que vinieran a España, que se pusieron en contacto con Orest, que nos acogió. Ahora me siento protegida», explica Yaroslava.

Justo enfrente de esta refugiada está él, Orest, el ucraniano que les ha acogido en su casa de Cártama. Él lleva más de 20 años en Málaga y en ningún momento dudó en acoger a esta familia: «Llegaron muy asustadas, bastante. Tuve que ir a la farmacia a comprarles tranquilizantes; pero es que es normal, llegan de su casa donde estaban escuchando los bombardeos y los tanques por la calle. Con esta situación da igual como sea, un amigo llama a otro y aquí estamos para lo que se necesite, es algo que todo el mundo está sufriendo», comenta Orest mientras entra en la sede de Carranque de la Asociación Solidaridad Asistencial en Compañía (ASAEC).

Ahí también está Oksana, que conoce esta asociación malagueña desde hace años y también tiene mucho que ver en la acogida de estas familias. Junto a ella, otras adolescentes ucranianas que llegaron el domingo: Katerina y Victoria. «Aquí están tranquilas por lo menos, aquí no va a caer ninguna bomba», apunta Oksana, que lleva también más de 20 años viviendo en Málaga. Ella misma ha sido la que las ha llevado a ASAEC, ya que necesitaban también de alimentos y productos de primera necesidad. Y ellas aprovecharon para pasar una tarde de voluntariado junto a Antonio Paneque y parte de su equipo, entre ellos, Rocío, Clara, Raúl, Nuria, Alain, Dayana, Simón, Rubén, María José y Desiré. «Hemos hecho tres mil kilos de mercancía en el día de hoy entre medicamentos, alimentos y ropa», aseguraba Antonio Paneque.

En la primera planta de ASAEC, Yaroslava, Evelina, Katerina y Victoria se unían al trabajo de estos voluntarios. Llenaban cajas con alimentos, doblaban mantas y seleccionaban la ropa junto a la concejala del Ayuntamiento, Teresa Porras, que también pasó la tarde ayudando en la asociación malagueña. Las refugiadas ucranianas ayudaron a etiquetar en su idioma las cajas que llegarán a Polonia para entrar en tierras ucranianas. Yaroslava y Evelina terminaban de ayudar y se fueron con Orest a la casa de Cártama.

Desde allí, videollamada con su tía, que está en Ucrania. Yaroslava le contaba que había pasado un rato de la tarde ayudando a los españoles a mandar alimentos y medicamentos para su país. «Gracias a los que la habéis acogido a ella y a la niña», dice su tía mientras ella se emociona. «Aquí estamos todos asustados, están disparando y bombardeando mucho», les cuenta desde Ucrania. Yaroslava y su hija Evelina saben que son unas afortunadas, como decía ella misma, se sienten protegidas.

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