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La presencia de la bacteria 'Escherichia Coli' ha vuelto a paralizar la actividad de los caladeros de coquinas, chirlas y conchas finas situados ... entre Málaga y el Río Vélez. Si desde hace un año la Junta obliga a limpiar los moluscos durante 24 horas con agua potable antes de que puedan ser destinados al consumo humano, ahora ha sido la detección de altos niveles de este patógeno la que ha llevado a suspender la captura de estos bivalvos. ¿De dónde vienen? La única certeza es que se trata de residuos fecales, pero los expertos no se atreven a ponerle nombre al foco. La primera explicación, como reconoce el biólogo del Aula del Mar, Juan Jesús Martín, apunta a la falta de depuración de aguas residuales, aunque matizando que «es extraño» que se detecte un repunte «anormalmente alto», como señala la Administración autonómica, sin que haya otro motivo detrás, de ahí que también amplíe el abanico a la realización de algún vertido ilegal de aguas residuales desde algún punto no controlado o procedente de algún barco, e incluso a un error en la toma de muestras.
Estas son algunas de las posibilidades que explicarían estos niveles tan elevados de la bacteria E. coli, que superan la capacidad biocida del mar para eliminar estos microorganismos en unas 48 horas. En este sentido, desde la Cátedra de Ciencias del Litoral de la Universidad de Málaga apuntan otra posibilidad: que los fondos marinos puedan actuar como un reservorio para que esta microbiología perdure más tiempo.
«Pese a que existe esa necesidad de depuración en distintos puntos de la provincia, como es Nerja, las analíticas que realizamos en toda la costa dicen que la calidad del agua es excelente. La microbiología que sale del agua residual no es estable en el mar y se degrada en cuestión de dos días, así que vamos a analizar por qué se acumula esa microbiología en el fondo marino y en los organismos filtradores como los bivalvos», explica el director de la cátedra, Francisco Ignacio Franco, quien avanza la puesta en marcha de un estudio que determine por qué afecta tanto a los caladeros esta microbiología en el entorno de los emisarios que vierten al mar el caudal procedente de las depuradoras. Sobre esta cuestión, también precisa que el endurecimiento de la normativa europea para productos alimenticios que empezó a aplicarse el año pasado no se ha visto acompañada por una regulación más estricta en materia de depuración.
«Si se está depurando correctamente, como así nos consta, tiene que haber otra explicación, y por eso vamos a iniciar una investigación que nos aporte pruebas y datos suficientes que arrojen luz a esta situación. Mientras tanto, cualquier opinión puede estar muy alejada de la realidad», advierte el profesor universitario, quien pone como ejemplo que «durante décadas se ha echado la culpa de las natas de las playas a la falta de depuración y ahora se sabe que es consecuencia de la arcilla de la arena». Del mismo modo, también reclama que se establezca un protocolo para la toma de muestras que garantice la validez del análisis, de forma que los resultados no se vean alterados por factores externos o por algún error en el proceso que acabe castigando sin motivo al sector pesquero.
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