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Detalle del libreto de 'El rey del tiempo'. CH. H.
Verano de 2012: 'El rey del tiempo'

Diario de Verano

Verano de 2012: 'El rey del tiempo'

En algún lugar de Monte Azul, Almayate, nació el primer disco de LUX en un verano que se nos llenó de ganas de vivir y de excusas para mover a la 'criatura'

Sábado, 17 de agosto 2024, 01:37

La música atraviesa mi vida y fija mucho más que recuerdos en mi retina. Hay capturas visuales atrapadas para siempre por canciones. Y hay canciones que, una vez engendradas, toman el poder del relato, lo moldean y no digo yo que hasta no lo exageren. Es entonces cuando, con marcial eficacia, me dan lo que les pido hoy: volver al verano de 2012, cuando terminamos de grabar el primer disco de LUX, 'El rey del tiempo'.

El proceso casi demiúrgico de ver cristalizar en el local de ensayo primero y luego en un disco canciones ideadas con una guitarra acústica y una Moleskine es imposible de describir sin caer en lugares comunes. No lo haré. Solo sé que es de las cosas más poderosas que he vivido.

Nos autoprodujimos aquel disco, un E.P. en realidad, con la ayuda de Miguel Vera, un músico catalán experimentado, multiinstrumentista y con la paciencia como batuta. Fue duro tener que repetir tomas y tomas hasta que su fino oído capaz de distinguir desafines de milésimas, daba el visto bueno. Nos enseñó que menos es más, cómo hacer «caminar» una canción, a tener las ideas claras y a apostar por ellas. Y nos dio a cada uno nuestro lugar.

Miguel grabó, mezcló, masterizó y produjo aquel trabajo otoñal en contenido y estival en su factura que, aun no siendo conceptual, agrupaba media docena de canciones sobre el control del tiempo, la necesidad de fluir sobre las modas y las crisis y la búsqueda de asideros para dejar atrás fantasmas personales.

Lichis y paellas

Había una suerte de lichis deliciosos en los árboles de aquella casa «en algún lugar de Monte Azul», Almayate. Nos dieron suerte. Y hubo piscina, charlas cómplices, paellas compartidas y vino. Fueron semanas de trabajo y el fruto fue aquel disco al que sobrevendrían otros en formato audiovisual, directo o colectivos. 'El Rey del tiempo' era nuestro sol de medianoche. Y gracias a sus primeras maquetas, logramos ese mes de julio aparecer en el cartel del Ojeando junto a grupos como Niños Mutantes o Sidonie. Ese verano tocamos mucho. Hicimos planes. Reímos con la frescura de las primeras veces. Inventamos mil y una excusas para mover el disco, que nació físicamente en diciembre, y que lo mejor que hizo por nosotros es llenarnos de vida.

Gracias

Gracias a Pedro González, mi gran amigo y batería, siempre el socio perfecto de cargas, descargas, gestiones y trabajo. Compartimos los años de la travesía de LUX por escenarios tan variados como el Fuengirola Pop Weekend, la Sala Caracol de Madrid, la Supersónic en Cádiz, o el Echegaray en Málaga. Y tantos bares, «plazas de toros portátiles», como nos gustaba bromear.

Y a Diego Lara y Yaku Guerrero, de aquella primera formación en la que luego pondrían su arte y compromiso Borja Robles, Héctor Gámiz, Antonio Agredano y Sergio Ballesteros. Y a creadores como Manuel Jiménez (Yolaperdono), Álvaro Guerrero (3H), Daniel Blacksmith o Julio Orejuela, que también fueron verano para LUX.

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