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Recuperar el prestigio que Málaga tuvo antes de la filoxera, plaga que acabó con la inmensa mayoría de los viñedos de la península ibérica y que tuvo entre sus mayores focos las viñas de la provincia, no sólo no es fácil, sino que podría parece ... imposible. Sin embargo, hay bodegueros que se resisten a que el esplendor y la fama internacional que tuvieron los vinos de Málaga entre los siglos XVII y XIX quede únicamente reflejado en los libros de historia como algo que una vez formó parte del pasado malagueño.
Bodega Victoria Ordóñez e Hijos, detrás de la cual se encuentran los enólogos Victoria Ordóñez y su hijo, Guillermo Martín, se ha propuesto en este sentido demostrar al mundo que en Málaga, y muy especialmente en la capital, se pueden elaborar vinos de una calidad incomparable, gracias a sus particulares condiciones geográficas, climáticas, de variedades e incluso técnicas de cultivo. Hace ahora cinco años la bodega malagueña comenzó a trabajar en la localización y recuperación de antiguos viñedos, algunos previos a la filoxera, con el fin de recuperar una zona vitícola histórica que estaba en riesgo de desaparecer.
«Los Montes de Málaga fue una referencia en vinos y la Pedro Ximénez fue la variedad de referencia de Málaga en vinos. Estamos convencidos de que esta es una de las mejores zonas de mundo para hacer vinos de calidad. Aquí se dan las condiciones ideales. Nuestras viñas están entre los 800 y 1.000 metros de altitud. Los suelos son extraordinarios al igual que el clima», afirma Victoria Ordóñez.
Los Montes de Málaga se encuentra en el complejo Maláguide, que data de hace 600 millones de años. «Son suelos sin suelo, pobres en materia orgánica, complejos en composición con filitas (pizarras), calizas, areniscas, lutitas, sílice, intrusiones de magma, lo que lo hacen único en el mundo», afirma Ordóñez. Pero ello, lejos de ser un inconveniente es una ventaja.
«Hace que los vinos elaborados con viñas de los Montes de Málaga presenten, según los catadores y sumilleres, numerosas notas de mineralidad», explica la empresaria y enóloga malagueña, una de las personas mejor documentadas sobre la historia de los vinos en la provincia. Detrás de su trabajo existe una enorme labor de investigación y documentación.
Bodega Victoria Ordóñez e Hijos inició la vendimia de este año el pasado 9 de agosto, en el caso de la moscatel, y el 21 del mismo mes en el caso de la Pedro Ximénez. La próxima semana tiene previsto concluirla con la petit verdot y la cabernet sauvignon. Han sido días bastante intensos, que lejos de concluir deberán continuar en la bodega.
«El paisaje es lo que hace diferente la vendimia en los Montes de Málaga. Es un paisaje montañoso, de pendientes pronunciadas, entre el 46 y el 76 por ciento, lo que obliga a realizar todas las tareas agrícolas y de laboreo en los viñedos de manera manual. En nuestro caso la uva las recolectamos y transportamos en cajas de nueve kilos, para conseguir que se encuentren en el mejor estado posible cuando lleguen a la bodega , donde aguardan en cámaras de frío hasta ser prensadas. Las cajas las lavamos diariamente. Son viñedos de secano que crecen hasta los mil metros de altitud», explica Ordóñez.
Vinculada al mundo de la viticultura desde su infancia –su padre, José María Ordóñez, fue pionero en la distribución de vinos de alta gama en la provincia–, en cada uno de los vinos que elabora bodega Victoria Ordóñez e Hijos hay una gran carga. «Ya no es sólo el 'terroir', las variedades que utilizamos, el suelo, el clima, las técnicas de cultivo, la historia, el folklore, porque en los Montes de Málaga tenemos hasta una música propia, los verdiales, e incluso una gastronomía también propia», enumera la bodeguera.
Para Victoria y Guillermo, esto hace que los costes de elaboración de sus vinos sean elevados. Sin embargo, están plenamente convencidos de que sólo apostando por la sostenibilidad, la diferenciación y la calidad es como se puede durar en el mundo del vino, porque el mercado es muy exigente.
Presumen de ser la única bodega de la capital que hace vino con uva de también de la capital, concretamente de los Montes de Málaga. «Nuestra bodega es como un laboratorio, vigilamos al máximo la calidad, porque es esa imagen de calidad la que queremos proyectar de Málaga», afirman orgullosos.
Como bodeguera instalada en la capital no entiende como la ciudad teniendo Málaga una historia vinicultora tan prestigiosa «no tiene nada que lo indique. Los turistas llegan y siguen preguntando si en Málaga se hacen vinos». No obstante, aplaude que cada vez más restaurantes tengan en sus cartas vinos de Málaga.
Ordóñez consensua con su hijo Guillermo todas las decisiones sobre la elaboración de sus vinos. Coinciden en que la vendimia de este año ha sido algo singular. «La tempranillo se ha adelanto bastante, tanto que ya está fermentada, cuando en otras campañas todavía ni había sido vendimiada. La tinta se ha adelantado 15 días y la Pedro Ximénez se ha retrasado. Este es un año raro», declaran.
En general, consideran que la producción será ligeramente inferior respecto a la de la pasada campaña, aunque afirman sin dudar que la uva es fantástica y sin problemas fitosanitarios. En 2018, vendimiaron 60.000 kilos de uvas y elaboraron 40.000 botellas.
'La ola del Melillero', 'Voladeros', 'Monticara' y 'Martí Aguilar' son algunos de sus vinos, buena parte de los cuales tienen como destino la exportación. A nivel nacional sus vinos se venden en Madrid, Barcelona, toda la costa mediterránea y Andalucía, mientras que en el exterior sus principales destinos son Alemania, Suiza, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Reino Unido, Perú y Estados Unidos.
'La ola del melillero' es un blanco seco fruto elaborado con un ensamblaje de la Pedro Ximénez de los Montes de Málaga y la moscatel de la Axarquía. 'Voladeros' es el primer vino de montaña que se produce en Málaga desde finales del siglo XIX. 'Monticara' está elaborado con moscatel de la Axarquía, es un vino seco fermentado en barrica, y 'Martí-Aguilar' es un tinto elaborado con uvas de los Montes de Málaga ensamblaje de Petit Verdot (60%), Syrah (20%) y Tempranillo (20%), de viñas con una antigüedad de unos 30 años procedentes de viñedos diferentes como cortijo de La Fresneda, Lagar de Vadillo y Cerro del Moro.
Según el Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Málaga, Sierras de Málaga y Pasas de Málaga, que se compone de cinco áreas –Axarquía, Zona Norte, Montes de Málaga, Serranía de Ronda y Manilva–, la producción de este año rondará los cuatro millones de kilos de uva, frente las 4,3 millones del año. Para el Consejo, «la vendimia en la provincia de Málaga es un proceso largo y complejo debido a la diversidad climatológica y orográfica de las zonas de producción y los diferentes ciclos de maduración de las variedades de uvas». Así, mientras que en la Axarquía este año se ha empezado a recolectar a finales de julio, en el caso de la zona montañosa de Ronda se prolonga hasta bien entrado el otoño.
En la provincia hay 4.148 hectáreas de superficie dedicada al viñedo, de las que 1.954 se destinan a la producción de uva para vino, 1.689 para uva pasa y 505 para uva de mesa.
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