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Policías locales controlan a un ciudadano. Ñito Salas
Ocho de cada diez llamadas a la policía son para delatar a quien incumple la cuarentena

Ocho de cada diez llamadas a la policía son para delatar a quien incumple la cuarentena

Los cuerpos de seguridad reciben una gran cantidad de avisos de ciudadanos para alertarles de casos en los que no se respetan las medidas de confinamiento

Lunes, 13 de abril 2020, 00:56

Los ciudadanos se han convertido en una parte indispensable de ese ejército que lucha sin descanso para vencer en la devastadora batalla que se libra contra el coronavirus. Recluidos en sus casas, evitan que el enemigo se propague, y, asomados a los balcones, animan a los que pelean en las trincheras de los hospitales con aplausos que acompañan cada día al atardecer. Son una legión unida que, consciente de la importancia de su papel, repudia a aquellos desertores que no cumplen con el cometido tan esencial que tienen, que no es otro que quedarse en casa. Por ello, se han convertido en los ojos de la policía y se han volcado en ayudar a los agentes a controlar que se cumpla el confinamiento.

Prueba de ello es el volumen de llamadas que reciben en las últimas semanas de ciudadanos que quieren comunicar que algún vecino no está cumpliendo con las medidas de restricción de movimientos, decretadas por el Gobierno en el marco del estado de alarma para combatir los contagios del COVID-19. Según han confirmado las fuentes consultadas por este periódico, un 80 por ciento de las llamadas que atienden en las Salas del 091 (Policía Nacional) y 092 (Policía Local) son para denunciar este tipo de casos.

Se trata de una situación que no solo se da en Málaga, ya que todos los ciudadanos del país están concienciados con la importancia del papel que juegan al quedarse confinados en casa. Por ejemplo, el teléfono de emergencias de la Policía Nacional de Madrid ha recibido cerca de 100.000 llamadas desde que entró en vigor el estado de alarma para luchar contra el COVID-19, llegando incluso a duplicar el número de comunicaciones respecto al mismo periodo del año anterior.

La casuística es muy diversa. Está desde el que llama a estos teléfonos de emergencia para comunicar que su vecino ha sacado ya seis o siete veces en un mismo día al perro, hasta el que observa a algún grupo de personas juntas en la calle, pasando por el que denuncia que la casa contigua a la suya es de un matrimonio que lo usa en periodo vacacional y que se acaba de trasladar a la vivienda o, simplemente, el que alerta de algún movimiento sospechoso en la vía pública.

En la calle, los agentes que prestan servicio en los radiopatrullas de ambos cuerpos conocen bien esta realidad. «Últimamente, la gran mayoría de las actuaciones a las que acudimos es por una denuncia de un vecino que ha visto como se incumple la medida de confinamiento», precisa uno de ellos.

Son denuncias que no solo se hacen a la policía, sino que muchas veces se realizan también a través de las redes sociales. En las últimas semanas, corren como la pólvora por este tipo de aplicaciones, así como por las de mensajería instantánea, vídeos en los que se observa a ciudadanos que no cumplen con las medidas de restricción de movimientos y como sus protagonistas son increpados por los vecinos.

Antes de quedar aislado en su casa tras dar positivo por coronavirus, el número dos de la Policía Nacional, el comisario principal José Ángel González, insistía en que la colaboración ciudadana es «esencial». González, que es director adjunto operativo (DAO) del cuerpo y miembro del gabinete de crisis, insistió en que «la lucha contra el virus es cosa de todos»: «Cada uno de nosotros tiene una parte de responsabilidad, unos deberes que cumplir si queremos dar la vuelta a esta situación que nos ha tocado vivir. Todos, desde el primero hasta el último».

El DAO aseguró a los ciudadanos que «lo mejor que pueden hacer es llamar al 091» cuando observen que algún «infractor, irresponsable o insolidario» incumple con las medidas de confinamiento. Les pidió que no intervinieran y dejaran actuar a las autoridades, algo para lo que recordó un caso registrado en Mislata (Valencia), donde un hombre fue apuñalado en el cuello tras discutir con su compañero de piso para evitar que saliera junto a su pareja a la calle, dada la situación de estado de alarma y porque ella, además, presentaba tos.

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