

Secciones
Servicios
Destacamos
Antonio Vázquez Olmedo lleva toda la vida sobre ruedas, primero al volante pero, sobre todo, como empresario de una de las compañías de transporte de ... viajeros referente en Málaga. La responsabilidad le puede, así que lo de aprovechar el verano para desconectar no va con él. Lo que sí que le va es matar el gusanillo ejerciendo de chófer prácticamente a diario.
–Toda una vida entre autobuses. ¿Cuándo se plantó por primera vez delante de uno?
–Nací en una cochera y me crié en un garaje, en el que tenía mi abuelo en Campanillas donde carrozaban los coches. Desde que nací he estado rodeado de grasa, es lo que he visto desde chico.
–Entonces, lo de ponerse al volante sería pronto.
–Pues no tanto, porque me saqué el carné cuando vine del servicio militar.
–La mili suena ya muy antiguo.
–En el Tercio de Armada de Infantería de Marina pasé 18 meses, que se hacían largos. Como estuve de furriel no pude sacarme los carnés allí, así que lo hice cuando volví. Primero era el de camión, y luego tenías que esperar un año para el de autobús.
–¿Cuáles fueron sus primeras rutas?
–Al principio hacía una ruta escolar. En un bus de 59 plazas llevábamos a 88 niños. Entonces era legal que fueron tres niños en cada pareja de asientos. Aquello era un 'show'. Eran otros tiempos.
–También para usted, porque ahora es el jefe. ¿Sigue conduciendo?
–Pues sí, todavía conduzco y casi todas las mañanas durante el curso escolar hago parte del transporte escolar por aquí, en Alhaurín de la Torre, para cubrir los huecos y descansos de los conductores. Pero de larga distancia, nada.
–¿Se ha hecho muchos kilómetros? ¿Cuál es su récord?
–Como empresa hemos estado en Italia bastantes veces y hace unos meses fuimos a Eslovenia para traer a refugiados de la guerra en Ucrania. Pero en mi caso, normalmente he estado más en el papel de empresario, así que lo más lejos que he ido como chófer ha sido a Barcelona. No he llegado a salir de España.
–¿A favor o en contra de las cancioncitas al conductor durante las excursiones?
–Personalmente, a favor. A mí me gusta el trato con el público y esa alegría que transmite una excursión.
–Pero algunos pueden resultar muy cansinos.
–Bueno, pero la alegría que se respira en una excursión es algo sanísimo, que los niños vayan cantando,… No sirves para conductor si no soportas que te canten en las excursiones ni te gusta tratar con el público. Para eso está el camión, porque la mercancía no te habla.
–¿Cuántos trabajadores tiene en su empresa?
–70, y 52 autobuses
–¿Cómo se convierte Vázquez Olmedo en un referente?
–No sé cuál es la fórmula ni tampoco si somos un referente. Somos una empresa familiar, de eso estoy muy orgulloso. Se hizo un protocolo familiar hace muchos años porque venimos de una ruptura de empresas familiares y lo que vi de pequeño no quería verlo en mi empresa, así que nuestra fuerza es una familia unida yendo todos a una.¿ De quién tiras cuando tienes problemas? De tu familia, los primeros.
–¿Mucha familia en la empresa?
–Aquí están trabajando mi hijo, mis dos sobrinos y mis dos hermanas. No tenemos tierras ni nada, sólo hierro. Todo lo hemos echado en el hierro porque siempre nos ha hecho muchísima ilusión estrenar coches, comprar las últimas novedades del mercado. Siempre intentando aportar lo que no había. Cuando no había microbuses, fuimos de los primeros que los pusimos, también las plataformas para personas con movilidad reducida, ponerle el cuarto de aseo a las líneas de transporte discrecional,… La clave es estar a la última y, sobre todo, tener una plantilla comprometida porque nadie se hace grande si no tienes un equipo. Puedes ser un monstruo, pero como no te rodees de un buen equipo estás perdido.
–Los buses de ahora, nada que ver con los de antes.
–Y tanto. Cuando escucho a los conductores quejarse, digo 'esto es para matarlos'. Si es que hoy en día los buses son una pasada: automáticos 100%, sensores por todos lados para mantener la línea o si te acercas demasiado a un lado, varios sistemas de frenos, esos asientos,… ¡se conducen prácticamente solos! Cuando empezamos sólo teníamos un coche bueno, así que durante el día lo llevaba el maestro Antonio Cascaroni, que también llevaba a los jugadores del Málaga e incluso le dieron una prima de ascenso cuando el equipo subió de categoría en la época de Fernando Puche, y por la noche yo haciendo 'tránsfers' al aeropuerto, así que prácticamente teníamos que hacerle arreglos todas las noches para que pudiera salir a la mañana siguiente.
–Llevan tres décadas trasladando a los jugadores del Málaga. ¿Cómo surgió ese idilio?
–Por Federico Beltrán, ya que nos conocíamos porque somos vecinos en Campanillas. Cuando desapareció el CD Málaga ninguna empresa quería trabajarle, así que Federico me llamó para pedirme que les hiciéramos el servicio. Y a partir de ahí, la etapa de Federico, Puche, los ascensos,…
–¿Qué época recuerda con más cariño?
–La de Joaquín Peiró es la etapa más bonita que he vivido porque, además, era un enamorado del bus. Como odiaba los aviones, en su etapa de jugador siempre viajó por Italia en autobús, así que cuando compramos el primer bus para el Málaga nos dijo lo que debíamos ponerle para que los jugadores estuvieran lo más cómodos posible.
–¿Es futbolero?
–Voy al fútbol siempre, desde que era pequeño no me pierdo un partido.
–¿Más de grada que de jugador?
–¿Si juego al fútbol? No, no, con 61 años camino de los 62 no estoy para fútbol. De vez en cuando salgo a correr y poco más.
–El Málaga parece que pinta bien. ¿También el sector del transporte?
–Sí, sí. Lo que pasa es que cuando salimos de la pandemia, entramos con la subida de carburantes y ahora tenemos un problema brutal de subsistencia porque hay unos contratos firmados y una Ley de Desindexación de la Economía que no permite que repercutamos la subida de costes, así que estamos en una situación muy comprometida. A los contratistas de obras y servicios sí se les permite repercutir esa subida porque los concursos se estaban quedando desiertos, pero no al transporte de viajeros pese nadie ha sufrido tanto en pandemia como nuestro sector. De la noche a la mañana pasamos a cero y todavía no nos hemos recuperado.
–¿Los viajeros acaban de recuperar la confianza?
–Sí, pero al principio se dijo que había que tener cuidado con el transporte público, así que la gente iba con miedo. Si en dos años acostumbras a viajeros a buscarse la vida ya no vuelve o le cuesta trabajo volver. En media y larga distancia no se han recuperado, un 30% no ha vuelto aún. En cercanías, consorcios y excursiones, sí que estamos prácticamente al 100%.
–Y usted, ¿se pega alguna escapada?
–Pocas, la verdad. En casa nos encanta viajar, pero los buses están en la calle los 365 días del año. Tranquilo no te vas porque tienes 50 coches en la calle y pueden surgir problemas, así que a veces prefieres quedarte cerca.
–¿Algún viaje que jamás olvidará?
–Cuba es el lugar donde he hecho el viaje que nunca olvidaré. Tenemos una empresa con dos amigos que hacen trabajos allí, así que algunas escapadas allí sí que nos hemos pegado en familia.
–¿Un rincón predilecto en Málaga?
–Soy un apasionado del Valle del Guadalhorce, la zona con más calidad de vida de Europa. Tenemos un valle espectacular que empieza en Campanillas y termina en Álora y Ardales con el Caminito del Rey. Me conozco casi todos los bares y restaurantes, creo que soy un especialista ya.
–¿Alguna afición destacable?
–Pocas, sinceramente.
–¿Y qué me dice de esa moto clásica que tienen en la entrada de la oficina?
–Bueno, sí. Restaurar vehículos antiguos. Un Vespino, esa moto, un Seat 600 y ahora estoy con el Mini que tenía con 18 años.
–¿Su verano es para descansar o para trabajar más?
–Para qué te voy a engañar. En verano seguimos trabajando. Es cierto que intentamos desconectar algún día, pero ahora hay muchas excursiones, así que no terminas de desconectar. Tenemos un apartamento en La Cala del Moral, así que allí es donde nos escapamos a la playa y salimos a comer.
–Pues a disfrutar lo que se pueda.
–Se intentará, muchas gracias.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.