El futuro puede llegar de la manera más discreta, en un contenedor blanco de chapa ondulada como los que pueblan cualquier puerto marítimo. Es lo que se requiere para transportar el artefacto que responde al nombre de electrolizador. ¿Qué es un electrolizador? Es un aparato ... que separa agua en hidrógeno y oxígeno. Por lo tanto, es una pieza clave en la producción de hidrógeno. Para muchos, es el fundamento de la revolución energética y el sustituto verde de los combustibles fósiles. Así también lo estima la Unión Europea, que ha desarrollado un plan integral para que el hidrógeno se extienda de aquí hasta 2040 en todos los ámbitos de la sociedad.
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En un principio, la teoría suena fácil: en las áreas que no se pueden electrificar debe tener cabida el hidrógeno. En la práctica, el problema está en la falta de formación que aún existe sobre esta materia. Para atacar aquí, la Unión Europea ha desarrollado un programa de subvenciones que responde a las siglas de COVE (Centres of Vocational Excellence). La idea es articular bajo un mismo paraguas a universidades, FP y empresas privadas, y crear así una red de formación en esta materia. Entre estos COVE se encuentra la Universidad de Málaga (UMA), que ha sido seleccionada para formar parte de este proyecto.
Porque cada COVE está formado por varios socios. En el de la UMA hay más participación malagueña, ya que está también el Málaga Tech Park y la empresa Cesur. En total, se trata de 25 socios que han recibido una subvención de cuatro millones de euros destinados a formar a jóvenes y no tan jóvenes en todo lo relacionado con el hidrógeno verde. «Empezaremos con vídeos de formación en Internet, pero la idea es ir mucho más allá. Incluso, tener un máster propio», explica a SUR Olga Guerrero. Esta catedrática de ingeniería química es algo así como el cerebro detrás de este proyecto en la UMA. También es la coordinadora de este proyecto en Málaga.
En el fondo, estos COVE, financiados desde Bruselas, no son otra cosa que un consorcio que está unido por un mismo objetivo. En este caso, el de desarrollar una metodología de enseñanza y el de despertar vocaciones para un campo llamado a adquirir importancia en los próximos años. Guerrero está convencida del potencial que hay detrás del hidrógeno verde, aunque reconoce que aún hay muchos inconvenientes.
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Al margen del coste, ya que es caro producir hidrógeno verde, está la falta de formación. «No hay personal cualificado para ello. El hidrógeno es una materia complicada. Producirlo, almacenarlo o transportarlo… La subvención es para que hagamos esa formación», insiste la catedrática. Guerrero reconoce que el proyecto se encuentra aún en una fase más o menos embrionaria.
Por ello empezarán primero con los vídeos formativos. Pero los plazos están marcados. En dos años se ve en disposición de ofertar un máster específico en hidrógeno verde. «Cuatro millones de euros suena a mucho, pero tampoco es tanto», precisa. Por ejemplo, a Guerrero le gustaría contar con un laboratorio específico en la UMA para que los alumnos hagan prácticas. Algo costoso, por lo que esta profesora ya está buscando más financiación.
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