Cuatro graduados de la Universidad de Málaga, en el 'top' 100 de las mejores notas en el MIR

Fue un examen difícil, para el que se tuvieron que preparar en unas condiciones excepcionales, en pandemia y confinados. Lo que ninguno esperaba era quedar en puestos tan destacados. Paloma Gallego, Andrea García, Alejandro Lara y Jorge Segovia se han colocado en el 'top' cien de las mejores notas en el examen MIR (Médicos Internos Residentes), al que se presentaron más de 14.000 graduados de toda España para las cerca de ocho mil plazas para médicos residentes en alguno de los hospitales o centros sanitarios del Sistema Nacional de Salud.

Paloma Gallego Fuentes, con 25 años y natural de Marbella, ha sido la número 22 de todo el país. La joven se muestra muy satisfecha del resultado de estos meses de esfuerzo. No se esperaba tan buen resultado, y agradece a sus padres y hermana el apoyo que le dieron durante la preparación, que tuvo que realizar en su casa por el confinamiento. Hasta junio no tienen que elegir especialidad y ella aún no lo tiene decidido: Pediatría, Cardiología, Neurología y Dermatología son las especialidades por las que se inclina. Lo que sí tiene claro es que quiere trabajar en Málaga. De su paso por la Facultad de Medicina se lleva a «muy buenos amigos, a profesores que se han convertido en referentes» y «lo mucho que he cambiado en lo personal». De la profesión médica le entusiasma el trato con el paciente, así como la investigación. También la docencia: «admiro la labor de los profesores que consiguen transmitir conocimientos y emocionar a los alumnos», afirma.

Paloma y Andrea García Leal han tenido los mejores expedientes de su promoción. BBVA y SUR les otorgaron por este motivo el premio Destacad@s en su primera edición, junto a su compañero Mario Muñoz Jiménez (que no se ha examinado del MIR pues está trabajando en un hospital de Londres).

Andrea ha quedado en el puesto número 65. En su caso quiere especializarse en Oncología y está valorando elegir un hospital de Madrid. Su profesor de Biología en el IES Mare Nostrum se dio cuenta de sus cualidades y le aconsejó que estudiara Medicina. Una carrera a la que llegó con ciertas dudas. «La nota de selectividad me daba para estudiar Medicina, pero aún no lo tenía claro, y siendo una carrera tan demandada, me atormentaba equivocarme», afirma. Pero desde que entró en la Facultad se despejaron sus dudas y supo que había acertado con la elección y que quería ser médico. Aunque han sido seis años duros, en los que «tienes que encerrarte a estudiar mucho», Andrea ha tenido tiempo para trabajar por sus compañeros, como delegada de clase y representante de la delegación de estudiantes y también del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina. Las prácticas de estudiantes en los hospitales se suspendieron unos días antes del confinamiento. Andrea estaba en ese momento en el servicio de Cirugía cardíaca y ya no volvieron a las prácticas, que se sustituyeron por cursos 'online'. A su promoción le queda pendiente la ceremonia de graduación, que no se pudo realizar por la situación sanitaria. No obstante, el decano, Pablo Lara, dijo ayer a sus exalumnos que se intentará hacer en cuanto haya una oportunidad. De la facultad, Andrea destaca las prácticas, asociadas a la gran mayoría de asignaturas, y el rotario por los diferentes servicios hospitalarios que ocupa todo el sexto curso. Y el nivel de la docencia «queda reflejado en los resultados», sostiene.

Su hermano mayor, médico, ha sido guía e inspiración para Alejandro Lara García, que ha tenido el puesto número 31. Con 24 años, quiere especializarse en Cardiología, en algún hospital de Madrid o Barcelona. Estudió en el IES Emilio Prados, donde el Bachillerato de Ciencias le indicó el camino hacia una profesión que «mezcla la profundidad de la ciencia con la aplicación práctica». De su paso por la facultad recuerda con especial cariño su año de erasmus en Praga y su participación en la asociación de estudiantes de Medicina, una organización mundial dirigida por estudiantes con la que ha podido hacer prácticas e intercambios, en su caso en Montenegro. También el compañerismo y la buena relación entre los estudiantes, que incluso se organizan para tomar apuntes y pasárselos entre ellos. La competencia que hay para acceder a esta carrera (es la que más nota exige a los alumnos) no se ve ya en la facultad. «La de médico es una profesión de trabajo en equipo», sostiene.

Como a sus compañeros, el confinamiento le sorprendió en pleno rotatorio, cuando tenía que empezar en Urología. Estaba en el Hospital Civil, donde llegó el primer caso de coronavirus en Málaga. «Nos avisaron urgentemente para que no fuéramos más al hospital», recuerda. La mayor parte de sus compañeros de promoción se prestaron voluntarios para trabajar por si hubiera sido necesario, algo que al final no ocurrió.

Reconoce que no fue un alumno brillante, incluso que prefería no destacar en clase, aunque ahora el resultado ha sido excepcional: Jorge Segovia Reyes está en el puesto número 56 a nivel nacional. Su primera opción es Cardiología, especialidad de la que se enamoró en cuanto el catedrático Eduardo de Teresa le dio la primera clase. Aunque valora irse a otra ciudad, de momento «la balanza se inclina por Málaga». No hay médicos en su familia (sus padres son enfermeros), pero desde 4.º de la ESO ya tenía claro que quería estudiar Medicina, lo que le obligó a «rendir al máximo» en Bachillerato, que estudió en el San Estanislao de Kostka. Reconoce haber disfrutado mucho de la carrera, de los compañeros y de su promoción, «una de las mejores que ha pasado por la facultad», de la que se siente orgulloso por los resultados conseguidos.

Una afirmación que corrobora el decano, Pablo Lara, con los datos: 34 de sus graduados (el 22% de la promoción) están entre los mil primeros del examen. Cuatro entre los cien mejores y ocho entre los doscientos. De esta manera, si la facultad de la UMA es 'mediana' por número de alumnos, estos resultados la colocan en el quinto puesto a nivel nacional.