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El día antes de Nochebuena, cuando todos están ya en casa, la familia Ramos cumple con el ritual: repartirse por las plantas de El Corte ... Inglés y por las calles del centro de Málaga para buscar el regalo que se darán un día después. «Y nos echamos unas risas. Hay que buscar mucho plan B porque ya no queda de todo». Es el momento de la última compra antes de la primera copa de Navidad. Las colas en la sección de juguetería para el detalle que le quedó pendiente a Papá Noel, las pescaderías sin rastro ya de marisco en el mostrador y un constante trasiego de gente en las calles convierten la previa del 24 de diciembre en uno de los días más fuertes de ventas. Sobre todo si, como hoy, cae en sábado.
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Beatriz García hace malabares con tres juguetes en la mano y otro apoyado en el suelo mientras espera su turno en la quinta planta de El Corte Inglés, la de mayor movimiento esta semana. «Es lo que tiene ser madre trabajadora con un bebé de 18 meses», se justifica con una sonrisa. Es la segunda parada del día, antes ha hecho la compra en el supermercado para la cena de mañana: «Y a las 10.30 horas ya tenía el número 115 de la charcutería». A su lado, abuelos con encargos de los padres, padres recogiendo paquetes y mucha compra «al límite», como la de Manolo García, con un dinosaurio en la mano para su sobrino «tras hacer un par de llamadas de auxilio».
Mientras tanto, pasadas las 13.00 horas, a Paco Martínez ya solo le quedaban cocochas en su mostrador del Mercado Central. «Está todo vendido», confirma. Enfrente, el pescadero de El Ruina enseña un vídeo con el material que había a primera hora… y señala lo que queda ahora: casi nada. Apenas unas gambas, unas cuantas langostas y unos pocos carabineros a 150 euros. «Y es lo primero que la gente se lleva, lo que está más caro. Los días anteriores todo el mundo mira el precio. El último día ya da igual. Hoy se vende todo», asegura Silvia Jiménez mientras pesa una langosta: 730 gramos, 24,8 euros.
La terraza del mercado, como ya es costumbre, está a rebosar con los aperitivos, pero los carteles de 'reservado' son una constante en las mesas del centro. En el Mesón Antonio no queda hueco ni para hoy al mediodía, ni para la noche ni siquiera para almorzar mañana, el último servicio de la jornada antes de reunirse con la familia. Las comidas de amigos, comenta Raúl Viñolo, su propietario, no se agotan y apuran hasta el último momento para brindar una vez más por las fiestas. «La semana que viene ya baja el ritmo, pero seguiremos llenos», vaticina.
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Y entre los comerciantes del Centro, las sensaciones son muy positivas. Aunque no hay aún estadísticas oficiales, las tiendas detectan un incremento de las ventas esta temporada navideña gracias al metro. «Ahora viene mucha gente de Teatinos que antes no bajaba por la incomodidad del aparcamiento», apunta Rodrigo Bocanegra, presidente de este colectivo. Cree además que la aglomeración por las luces en la calle Larios ya no desincentiva la compra porque los malagueños han entendido que es solo en una franja horaria y en una zona muy concreta. «En el resto hay un flujo normal de gente comprando y disfrutando del entorno y de la variedad de marcas que ofrece el Centro. Estamos bastante ilusionados», concluye. Y todavía queda campaña. Porque ojo, si usted es de los que dejan el regalo de Navidad para última hora-de forma literal-, no se apure: este domingo abre (casi) todo.
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