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La federación Málaga Comercio afronta una nueva etapa con el objetivo de aumentar el peso comercial de los pequeños y medianos establecimientos de la provincia. La nueva presidenta del colectivo, Lorena García, acaba de relevar a Salvador Pérez, y aterriza en el cargo reclamando más ... inversiones en limpieza y seguridad y más atención para los barrios.
–¿Qué momento vive actualmente el comercio?
–Estamos en un periodo de cambios. Desde la pandemia se ha incrementado mucho la venta online sin que hayamos podido hacer una transición pausada. De repente nos hemos tenido que actualizar y no todo el mundo ha sabido o podido hacerlo. Es importante que todos los comercios tengan una presencia digital, que eso no quiere decir que todos tengan una página online. Uno de nuestros retos, de hecho, es que los comerciantes introduzcan las nuevas tecnologías. Me gustaría que las vieran como un aliado. La tienda física debe seguir dando vida a los barrios, pero hay que aprovechar internet para que te vean o compren.
–¿Cuáles son las necesidades actuales del sector?
–Creo que se debería hacer un esfuerzo en seguridad y limpieza. Estamos muy preocupados por el tema de los grafitis, que devalúan mucho el encanto de los barrios y de los locales. También, ahora que se aproxima la Navidad, parece que todo se centra en el Centro Histórico y los barrios también queremos que se acuerden de que en ellos hay comercio. Creemos que se pueden diversificar un poco las acciones del Ayuntamiento. Y por último el tema del aparcamiento en los barrios: sigue habiendo algunos, como este mismo (Huelin), con necesidades de un aparcamiento público mixto para que el que venga no se canse de dar vuelta y se vaya. El transporte público es muy necesario, pero no siempre es lo más cómodo. Eso es un hándicap para nosotros frente a los centros comerciales, que tienen el aparcamiento más accesible.
–¿Hay muchas diferencias entre los comercios del Centro y los de barrio?
–El comercio del Centro, desgraciadamente, casi se ha quedado para las grandes cadenas por los precios de los locales. Lógicamente, un pequeño emprendedor no puede poner una tienda hoy en el Centro. En cambio, en los barrios sí que hay tanto comercio tradicional como nuevos pequeños emprendedores que apuestan por abrir su comercio. En ese sentido, sí que hay diferencias porque los comerciantes de barrio todavía damos identidad a la ciudad. En las grandes cadenas puedes comprar lo mismo en Málaga, en Melilla, en Granada o en Países Bajos. Los pequeños, en cambio, todavía apostamos por productos locales y cercanos, y eso creo que también da identidad a Málaga.
–Se habla mucho de la Málaga turística, pero ¿qué aporta el pequeño comercio a los visitantes?
–Pues lo que te estaba hablando. Creo que el pequeño comercio le da singularidad e identidad a la ciudad. ¿Por qué? Porque vendemos productos locales y de Sabor a Málaga, artesanía, productos manufacturados y de cercanía. Creo que el turista puede encontrar en nuestras tiendas una oportunidad de llevarse algo único.
–¿Y llega el turista a los barrios?
–No llega, difícilmente. Creo que se podría trabajar un poco en esta línea; hacer más atractivos los barrios para que el turista encuentre también nuestra oferta.
–¿Cuáles son los objetivos que se marca para estos cuatro años?
–Además de introducir las nuevas tecnologías, como he comentado antes, quiero divulgar las ventajas de comprar en los comercios de cercanía, en los comercios de barrio. Que la gente se acuerde de que tienen comercios al lado, que somos sostenibles, que tenemos atención al cliente y que además estamos intentando llegar de todas las formas posibles a ellos. Y también seguir defendiendo los intereses de los empresarios ante las autoridades.
–¿Cómo valoran la zona de gran influencia turística y que los comercios puedan abrir todos los domingos y festivos del verano?
–Desde el pequeño comercio no estamos muy conformes con que se haya ampliado tanto –antes sólo afectaba a una parte del Centro Histórico y ahora se incluye todo el término municipal– porque abrir todos los domingos es incompatible con la conciliación. Y eso por no hablar de que también han aumentado el número de festivos autorizados durante el resto del año, que ya van por 16, y así al final quedan pocos festivos sin apertura.
–¿Le preocupa la desaparición de comercios tradicionales?
–Es una pena que desaparezcan negocios que daban identidad a la ciudad. En muchos casos es por falta de relevo generacional, pero es normal que no se produzca ese relevo si la situación del comercio no es buena. Hay que ser sinceros: la competencia ahora es mucho mayor, ya que no sólo compites con un centro comercial de tu ciudad sino con empresas a nivel mundial; y eso es muy complicado. A lo mejor habría que preguntarse por qué no les ha ido bien, y a lo mejor es porque no se han sabido adaptar a los cambios. Pero también es cierto que ahora hay muchos proyectos de corte tradicional que están naciendo pero más adaptados a los tiempos.
–¿Cuáles son los puntos fuertes y flojos del comercio?
–El principal punto fuerte siempre ha sido la atención al cliente, esa atención personalizada, esa sonrisa, la confianza, porque estamos además físicamente. También que damos vida a los barrios, damos seguridad, colaboramos con asociaciones, colegios de la zona, damos empleo y somos un motor de la economía. ¿Los contras? Pues esa necesidad de adaptarnos a los nuevos cambios para no quedarnos estancados.
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