El tren litoral descarrila en la política malagueña

El PP ha decidido que ya hay una situación de no retorno, que el tren hay que hacerlo sí o sí, que hay un clamor en la sociedad civil. Y lo hay, viene recogiendo SUR en los últimos días. Probablemente, la presión de los populares sería mucho menor si gestionaran desde el Gobierno central. Y ahí está la colección de proyectos oficiales acumulados (siete) a la que sumar propuestas tan oficiosas como imaginativas, como la de Lluís Sanvicens, consultor y experimentado ingeniero que plantea que el tren costero pudiera ir elevado sobre la autopista. Pero, y esto es lo más importante, pide que haya un proyecto de tren, y solo uno, para seguir avanzando.

Porque, ¿cuando hablamos de tren de la Costa a qué nos referimos? En los 162 años antedichos, se han puesto sobre la mesa modelos metropolitanos, prolongaciones del Cercanías, altas prestaciones (velocidad rápida y mercancías), lanzaderas... No es lo mismo un AVE que un metro. Eso es fácil de entender. Ni necesita las mismas características, distancias a las poblaciones, radios de curva, pendientes...

Ese es el debate técnico que debe suceder al debate político. Y es aquí donde no se entiende la abstención este jueves de Daniel Pérez y su grupo político. Porque el pleno no tiene ninguna competencia sobre este proyecto, pero plasma intenciones. Y lo plasmado en el acta es que PP, Con Málaga y Vox cierran filas para impulsar el tren y el PSOE se abstiene.

Pérez se explicaba en X (antes Twitter) haciendo alusión a las enmiendas propuestas para la moción del PP, que pedía, además del impulso a esta infraestructura, acudir a fondos europeos e, incluso, a la colaboración de la iniciativa privada. «El PP presentó una moción partidista, quisimos hacerla institucional y pactarla, no quiso aceptarla por eso nos abstuvimos. Eso sí todas las mejoras en infraestructuras ferroviarias en esta provincia han venido de la mano de gobiernos del PSOE. Apostamos por mejorar la conectividad ferroviaria de la Costa del Sol», argumentaba. Reforzaba su postura Jorge Quero, edil socialista que suele hacerse cargo de los asuntos de movilidad. «Lástima que el PP esté instalado en el fango y utilice el tren litoral como herramienta arrojadiza», apuntaba. Las enmiendas del PSOE apostaban por ampliar el foco a todas las administraciones (y eso que el texto del PP también lo hacía) a mejorar las conexiones ferroviarias en general y a partir de estudios de demanda.

No tardaba en contestar Cristóbal Ortega, vicepresidente de la Diputación y dirigente del PP: «Los malagueños agradecerían que el PSOE de Málaga tuviera una postura clara sobre el tren y no cambiara de voto y criterio cada día. Es un clamor de toda la sociedad malagueña. Por cierto, en Diputación hicistéis lo que criticas ahora. En vuestra moción para llevar el metro a Rincón, cosa que prometió el PSOE en la Junta hace 20 años y no cumplió, pedimos que se hiciera en base a los estudios y no aceptasteis, y, sin embargo, votamos a favor y no nos escondimos como vosotros con el tren».

Lo cierto es que lo más cerca que hemos estado del tren litoral, ahora que el ministro Óscar Puente silba y parece no hallar evidencia de su necesidad fue vía Junta de Andalucía allá por el año 2009 (en tiempos de Manuel Chaves), cuando se adjudicó un doble túnel en la Cala de Mijas por más de 200 millones de euros. Aquel proyecto era formato metro. Pero le alcanzó de lleno la crisis económica y fue enterrado.

Durante gobiernos del PP, el mayor avance aconteció en 2018, cuando el ministro Íñigo de la Serna presentó en Marbella un estudio informativo. Por cierto, tanto este estudio como todos los demás han proyectado siempre datos más que rentables en cuanto al número potencial de viajeros. En el de ARCS, la cifra asciende a 90.000 cada día.

El proyecto que defiende el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, parte de los trabajos de la consultora ARCS y Analistas Económicos de Andalucía por encargo del Ayuntamiento y la Diputación. El documento propone un trazado al 88% subterráneo, próximo al eje de la A-7, por un importe de 2.700 millones de euros sin IVA, un plazo aproximado de 8 años, para una velocidad de 160 kilómetros por hora que permita Cercanías, medias y largas distancias y unos 44 millones de viajeros al año. Todo el recorrido sería nuevo, desde el Aeropuerto, y se mantendría en paralelo el actual trazado y servicio del Cercanías Málaga-Fuengirola.

En el listado de proyectos cabe anotar: una Real Orden de 1862, instrucciones Primo de Rivera, el proyecto de los años 60, el de la Junta de Andalucía, otro colaborativo Junta-Gobierno, los estudios previos del Gobierno central y el citado de ARCS. A los oficiosos, hay que añadir el enlace por el interior, a través del Guadalhorce, idea de la Plataforma Infraestructuras Málaga.