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En base a las informaciones de los servicios de inteligencia de EEUU, algunos analistas pronosticaban que la guerra entre Ucrania y Rusia estallaría el miércoles 16. Acertaron en que ese día se detonó un conflicto, pero no en la zona de la Europa más oriental, ... sino en Madrid con la lucha fratricida que en la noche de esa jornada se abrió entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso con duras acusaciones entre el líder del PPy la presidenta de Madrid. Desde entonces, el nivel de la colisión ha ido escalando grados, en una batalla pública de consecuencias impredecibles pero que, como ocurre en todas las guerras, dejará muertos (políticamente) y graves heridos.
Desde Málaga, el PP (cargos, militantes, simpatizantes y votantes) asiste atónito al 'parte' diario de evolución de un conflicto que está desangrando al partido. Públicamente han sido pocos los dirigentes que se han pronunciado y cuando lo han hecho ha sido en un tono prudente o intentando levantar el ánimo (como hizo este sábado Elías Bendodo) de unas huestes sumidas en la desorientación y el desasosiego. Por lo general, prima el silencio y la posición de expectativa a ver cómo queda la pugna y hacia dónde se inclina la balanza.
Son pocos también los que se decantan por Casado o Díaz Ayuso en esta batalla, dentro de una estrategia de cautela para evitar que posibles posicionamientos actuales puedan pasar factura en el futuro. Aunque no lo dicen en abierto, en conversaciones privadas son muchos los consultados que no entienden esta pugna que pone en la picota al partido y a quien consideran una de sus principales activos: la presidenta de la Comunidad de Madrid. Aún se recuerda en el loor de multitudes con que Díaz Ayuso fue recibida –también por muchos malagueños– en el último congreso del PP de Andalucía celebrado el pasado año en Granada. Y es que la madrileña tiene mucho predicamento entre sus bases.
Una de las principales preocupaciones de los populares malagueños son las consecuencias que esta guerra civil pueda tener en las próximas elecciones autonómicas andaluzas, cuya fecha de celebración, a tenor de los acontecimientos, parece alejarse hasta el final de la legislatura porque no es el momento idóneo de una cita con las urnas para los intereses del PP.
Ahora, quienes sí parece que tienen prisa en que se convoque a las urnas es el PSOE, como deslizó Juan Espadas el pasado jueves en Málaga, donde celebró la reunión del Comité Director de los socialistas andaluces. Una cita donde el comentario en las charlas de café previas giraba en torno a cómo les beneficiaba a nivel andaluz y también nacional (un comentario muy extendido se resume en la frase: 'Pedro Sánchez tiene una flor en el culo').
Fue en ese Comité Director donde se aprobó el acuerdo de la ejecutiva regional de nombrar a los integrantes de la Fundación Alfonso Perales, que estará formado por nueve personas (una por provincia) y el presidente, que será Rafael Escuredo. Por Málaga el representante será el exsecretario general y actual senador Miguel Ángel Heredia.
Espadas quiere reactivar esta fundación como un 'think tank' progresista y su cometido será «generar un banco de buenas prácticas de gobiernos socialistas; atraer y difundir el talento a través de un programa de estudios propio con una dinámica estable y abierta no solo a cuadros y militantes, sino también a la ciudadanía. La formación es la gran apuesta de futuro del socialismo andaluz».
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