El tercer día de las protestas del campo volvió a tener como epicentro el polígono industrial de Antequera, donde se ubican las plataformas logísticas de las grandes superficies. A las seis de la tarde, unos 300 agricultores se concentraban con la intención de bloquear el acceso de los camiones. Frente a ellos, un amplio dispositivo de agentes antidisturbios de la Policía Nacional trataba de evitar el bloqueo y calmar los ánimos que iban en aumento. Sobre las siete de la tarde, el grupo de manifestantes logró bloquear los accesos que dan entrada a las zonas de carga y descarga.
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Salvador Salas
Fue el momento de más tensión. Con los camiones sin poder circular, los antidisturbios se enfrentaron a los manifestantes para desplazarse y lograr abrir otra vez la circulación. Llegaron los empujones y gritos. Los agricultores se defendían con las manos en alto y el grito de «somos campesinos, no asesinos». En todo caso, no se llegó a las cargas del día anterior, cuando se lanzaron pelotas de goma y gases lacrimógenos. Aunque la voluntad acompañaba a los manifestantes, el número de agricultores presente fue inferior al del día anterior. Un hecho que facilitó la labor de la Policía Nacional.
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Después de un bloqueo temporal, los manifestantes lo volvieron a intentar y, entonces, empezó una especie de juego del gato y el ratón. Sobre las ocho de la tarde, la situación quedó más o menos normalizada. Aunque los agricultores seguían coreando sus consignas, los camiones ya circulaban con normalidad. La lluvia, que irrumpió con fuerza más tarde, acabó por hundir los ánimos y la concentración fue poco a poco perdiendo fuelle.
No así el espíritu de las protestas, que ayer vivió su tercer día. «Aguantaremos lo que haga falta. No hay cansancio. Lo que estamos es cansados de la situación que vivimos los agricultores, que no podemos vivir ya de esto. Dos o tres días más no importa», aseguró a este periódico Manuel Cebrián, llegado desde Mollina. La intención de los agricultores es proseguir con las manifestaciones hasta que vean atendidas sus demandas. Entre otras, el control de entrada de mercancía desde fuera de la Unión Europa, la reducción de la burocracia y la reducción de las exigencias medioambientales.
Antequera no fue el único punto de protesta. Una tractorada recorrió por la tarde el municipio de Campillos. Además, los manifestantes lograron cortar la A-92 de manera temporal. Una fila con neumáticos ardiendo logró frenar la circulación y exigió la intervención de los bomberos. Por ahora, los manifestantes confían en que el sábado se una a sus protestas el sector del transporte, que anunció una huelga. De ahí la intención de estirar las protestas lo máximo posible. Este viernes, se espera lluvia en toda la provincia. Los agricultores consultados por este periódico aseguraron que harán uso de sus tractores para proceder a cortar varios puntos estratégicos de la provincia. Este viernes, el campo entra ya en su cuarta jornada de protesta.
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