«El narcotráfico es un gran desafío, pero no hay soluciones fáciles»

–Hablar de Suecia en Málaga evoca la nostalgia a un turista revestido de una libertad que aquí no existía.

–Lo que se veía entonces era una simple expresión de la realidad sueca. Creo que también sirvió para que algunos abrieran sus ojos. El mundo no es como tú lo ves en tu propio microcosmos.

–¿Cuál es su primer recuerdo de Málaga?

–En 1981 estuve tres meses estudiando español en Pedregalejo. Fue mi primera experiencia en España y mi visión del país, por lo tanto, es una visión muy de Málaga.

–¿Cómo ve la ciudad ahora?

–Es otra ciudad. Cuando vine la primera vez, apenas había turistas. El Centro no estaba peatonalizado, era un lugar mucho más oscuro. Creo que Málaga ha mejorado mucho, la estancia ahora es muy agradable.

–Hay una colonia de ingleses, de alemanes y de finlandeses. ¿Cree que en un futuro habrá también una sueca?

–Ya hay muchos suecos en la Costa del Sol. En Fuengirola, en Marbella o en Mijas. No tenemos cifras exactas porque la gente no se registra. Pero sabemos que en España hay unos 25.000 suecos empadronados. Un 30 o un 40 por ciento estimamos que está en la Costa del Sol. Es el lugar más importante dentro de España.

–¿El teletrabajo y la digitalización pueden facilitar la llegada de ciudadanos suecos a Málaga?

–Absolutamente. La pandemia ha demostrado que sí es posible teletrabajar. Sabemos que hay ciudadanos que se han trasladado a la Costa del Sol. Históricamente, lo que teníamos era turismo de sol y residencial. Pero ahora vemos que vienen familias con niños o emprendedores. Buscan la calidad de vida que ofrece el tiempo de aquí.

–¿Málaga y la Costa del Sol despiertan interés empresarial en Suecia?

–Málaga es un lugar donde hay muchos emprendedores, muchas nuevas empresas. Creo que es muy posible que haya ejemplos de inversionistas suecos que buscan invertir en Málaga.

–¿Cuál es el principal producto sueco que se exporta a España?

–No sé exactamente qué producto es el que más se exporta, pero seguro que es uno industrial. Las empresas suecas más importantes en España son Ericsson, Volvo y Scania.

–¿Suecia tiene un problema con el narcotráfico? La Policía contabiliza más de 100 detenciones de ciudadanos suecos en la Costa del Sol desde 2018.

–Creo que estamos ante un problema global. Desgraciadamente, la Costa del Sol es un lugar que han elegido estos criminales. Entre ellos están también los suecos, claro. Sabemos que estas bandas criminales están activas. Estamos ante un gran desafío para la sociedad. En esto no hay soluciones fáciles.

–¿Las autoridades policiales de su país tienen un ojo puesto en la provincia de Málaga?

–Absolutamente. Y hay una estrecha colaboración con la policía de aquí.

–La mayoría de estos criminales tienen un origen migratorio. ¿Cree que la integración está fallando en Suecia?

–Es un tema que nos ocupa a diario en Suecia. Hemos recibido muchos inmigrantes y exiliados en los últimos años. Solo en 2015 llegaron unos 165.000. Gente que viene de otras culturas, que no sabe el idioma y que tampoco habla inglés. Integrarlos en nuestra sociedad es el mayor desafío y lo que más preocupa.

–¿Todo pasa por la educación?

–Absolutamente. Pero en nuestro caso el problema es que los números de inmigrantes han sido tan altos que el sistema no los ha podido absorber. Llegaron tantas personas en un tiempo tan corto que se produjo una gran saturación.

–¿Qué elementos definen para usted al Estado del bienestar?

–Elementos como la vivienda y la educación. Estado del bienestar significa tener cubiertas las necesidades básicas. Eso no significa que no haya que trabajar o actuar con responsabilidad. Pero si hay un momento de crisis, alguien que pierde su empleo, tiene que tener la seguridad de que no va a morir en la calle, que hay una red de seguridad.

–¿Hasta dónde el Estado debe intervenir en el mercado?

–El Estado debe estar presente, pero creemos mucho en el mercado. De hecho, el mercado define mucho de lo que pasa en Suecia. Cada uno de nosotros tenemos que trabajar y vivir dentro de este sistema. Pero si hay deficiencias en el funcionamiento del mercado, el Estado tiene que estar ahí para ayudar.

–En la crisis del coronavirus, Suecia ha navegado sin apenas restricciones.

–En Suecia se han introducido más bien recomendaciones que restricciones. Parece que cada país ha tenido su propia estrategia. Habrá que esperar hasta que termine la pandemia para ver cuál ha sido realmente la estrategia más eficaz.

–¿Qué opina sobre la utilidad de las mascarillas? En su país no las lleva nadie.

–Yo no soy experto. He notado que aquí en España si se lleva. En Suecia, no. Los expertos suecos incluso advirtieron de los riesgos de la obligatoriedad de la mascarilla, que podía ofrecer una sensación de falsa seguridad.

–Europa quiere liderar la lucha contra el cambio climático. Muchos empleos tradicionales están amenazados. ¿Cómo se logra sin perjudicar a los más humildes?

–Tenemos que partir de la base de que no hay otra opción a las políticas medioambientales. El cambio climático da miedo y hay que actuar. Yo creo que Suecia es un buen ejemplo de que se puede mantener un crecimiento económico y al mismo tiempo bajar emisiones. Claro que hay un coste inicial, pero es que si no lo hacemos vamos a morir a causa de las consecuencias del cambio climático.

–¿Cómo lleva los horarios de trabajo españoles? ¿Es más productivo concentrar la jornada laboral?

–En Suecia, después de las cinco, no hay nadie en la oficina. Es muy importante que las personas puedan conciliar. Creo que se puede utilizar el día de manera más eficaz para tener tiempo para el trabajo y tiempo de estar con tu familia.