Cada ciudadano genera al año una media de 483 kilos de residuos, que son depositados en los distintos tipos de contenedores en función de si se trata de basura orgánica, plástico, papel o vidrio. Ése es el primer paso de una cadena de trabajo que ... empieza con la recogida de los contenedores y continúa con su traslado a las plantas de tratamiento para intentar darle una nueva vida a esos materiales. Un servicio que financian los ayuntamientos y que tiene un coste más que considerable. Sólo en el caso de Málaga capital, la factura de la recogida diaria de residuos es de 34,2 millones de euros anuales y la del tratamiento, de 12,6. Un dinero que, obviamente, sale de las arcas municipales, aunque los malagueños no pagan tasa de basura doméstica como tal desde que en 2001 fue eliminada y se incluyó en el recibo del IBI (aun así es de los más bajos de la provincia). En Vélez, tampoco desde 2008. Ambos son los únicos grandes municipios de la provincia que no tienen en su calendario fiscal una cuota para cobrar por este servicio.
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En cuanto al resto, los criterios a la hora de pagar son muy variados, pudiendo suponer un ahorro (o un sobrecoste) en función del barrio en el que se resida y más aún si se trata de localidades distintas. De hecho, el recibo medio puede arrojar diferencias de hasta 260 euros anuales. ¿Por qué? pues porque cada ordenanza fiscal es un mundo en el que entran en juego variables como la ubicación de la vivienda (casco urbano, zonas residenciales o diseminados), el tipo de inmueble (desde un piso a un chalé pasando por un apartamento o un adosado), el valor catastral que figura en el recibo del IBI, la categoría fiscal de la calle e incluso el consumo de agua. Y a ello habría que añadir posibles bonificaciones a empadronados, familias numerosas, jubilados u hogares con menos recursos.
Para hacer una comparativa aproximada, este periódico ha tomado como referencia un piso ubicado en casco urbano, con un valor catastral medio en cada localidad, cuya dirección figura en una categoría intermedia en el callejero fiscal (2.ª sin son 4 niveles o 3.ª en el caso de haber 5) y en el que reside una familia de cuatro miembros que consumen 12 metros cúbicos de agua al mes (por debajo del gasto medio, que es de 3,9 m3 por habitante). Sin tener en cuenta los descuentos que se puedan llegar a aplicar según las circunstancias de cada hogar, la tarifa más baja entre las grandes localidades de la provincia está en Nerja, donde la cuota anual sería de 36 euros anuales en este supuesto.
Justo por detrás está Marbella, con una tarifa de 46,34 euros por un piso en casco urbano en una calle de tercera categoría como pueden ser las del entorno del estadio municipal de fútbol. En cambio, en la céntrica avenida Ricardo Soriano serían 86,88. Ronda es la otra localidad donde se utiliza el callejero fiscal (cuatro categorías) para fijar esta tasa, siendo de 83,14 para las de 2.ª y de 50,39 para las de 3.ª.
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En el lado opuesto, los 298 euros de Torremolinos. Un montante que únicamente se vería suavizado en el caso de estar empadronado, toda vez que se aplica un descuento medio de 45 euros por trimestre que al cierre del año lo dejaría en 118 euros. Aún así, seguiría entre los más altos de la provincia. El recibo, que se emite junto a la factura del agua cada tres meses, conlleva una cuota fija por trimestre de 57,61 euros, además de otra variable y un recargo por traslado al vertedero que suben o bajan en función del consumo de agua.
En la vecina Benalmádena, la tarifa es más clara: 172 euros por vivienda plurifamiliar. Por encima de los cien euros anuales también estarían Coín, donde la cuota oscila según el valor catastral y daría una media de 136 euros; y Estepona, también ligada al indicador que marca la Dirección General del Catastro (Ministerio de Hacienda) para cada inmueble en función de su localización, superficie, coste de la construcción y precio del suelo. El valor medio de las viviendas en Estepona es de 79.000 euros, lo que sitúa el ejemplo tomado como referencia en la horquilla a la que le corresponde pagar 128 euros.
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483 kilos de residuos genera de media una persona al año en España, según el Instituto Nacional de Estadística. De esta cantidad, el 80% procede del contenedor gris y el 20% restante, de la recogida selectiva.
En un escalón inferior se encuentran Antequera, donde todas las viviendas en casco urbano tributan 98,88 euros (se factura cada dos meses junto al agua); Alhaurín de Torre, con una media de 90 euros a través de una parte fija (16 euros anuales) y otra variable en función del catastro (también se cobra junto al agua); y Rincón de la Victoria, cuya ordenanza fiscal únicamente distingue entre tipos de vivienda con una tarifa de 89,65 euros para pisos y apartamentos.
En Fuengirola todos los inmuebles abonan 80 euros, similar a los 79 de Cártama (67 si está en un diseminado) y a los 76 de Alhaurín el Grande en el casco urbano (92 en las urbanizaciones). También cambian considerablemente las cuotas en un municipio tan extenso como Mijas. La tarifa por la recogida y el tratamiento de residuos en el casco urbano y áreas rurales es de 68,2 euros, mientras un piso en una urbanización paga 81,66 y un chalé independiente, 149,85. A más distancia, mayor coste y mayor tasa.
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