Una ONG de Suecia encuentra familias para decenas de perros abandonados en Málaga

Este año, a pesar del confinamiento, han viajado en avión con padrinos de vuelo 45 perros hasta octubre (ocho ejemplares en la última semana) y entre noviembre y diciembre está prevista otra veintena, por lo que finalmente serán entre 65 y 70 los ejemplares rescatados. Para ello, colaboran con protectoras como la Triple A de Marbella, el Refugio de Leo en Vélez-Málaga y Grupo de Protección Animal de Rute (GPAR, Córdoba).

Así lo explica Berit Gillberg, voluntaria de la ONG en la Costa del Sol. "Los adoptantes son de toda Suecia, los vuelos llegan a Estocolmo, pero lo curioso es que algunos van incluso en avión o recorren 500 kilómetros en coche, pasan la noche en la capital y al día siguiente recogen al perro y vuelven con él a su casa", comenta, y pone de relieve la implicación total tanto de los voluntarios como de las personas que los acogen, bajo la máxima de que todos los perros abandonados merecen tener una vida mejor. 

El interés en el país por adoptar a un perro es enorme, asegura Gillberg, "lo hacen para poder ayudar a animales que están en situaciones precarias aquí, porque si quisieran los podrían comprar con más facilidad". Y eso que el trámite no es fácil, ya que los interesados tienen que esperar varias semanas para tramitar los papeles y hacer todos los test veterinarios. "No es sólo pedirlo y te llega, por culpa del virus algunas familias que los solicitaron en marzo han tenido que esperar hasta julio, y no desistieron".

Aunque normalmente se demandan ejemplares de mediano y pequeño tamaño, la sociedad sueca tiene algunas características diferenciales, entre las que destaca el gusto por perros que en Málaga tienen difícil salida. Así ocurre con los denominados Potencialmente Peligrosos (PPP), tales como los 'pitbull', que allí son muy apreciados e incluso se consideran "muy adecuados para convivir con niños; no tienen mala fama, sino al revés, preguntan mucho por ellos para adoptarlos". En algunos casos piden hasta dos juntos. Además, mucha gente vive en el campo y ello facilita también la adopción de podencos, que en España tienen difícil encontrar un hogar porque son considerados canes de caza. De hecho, cada vez gustan más los galgos.

Cuando se decide dar un perro en adopción nunca se le entrega directamente, sino que los voluntarios de la ONG hacen un control con la familia interesada, que tiene que pasar entrevistas sobre su día a día, si en el hogar hay niños u otros animales, y se inspeccionan las viviendas y las condiciones de vida que tendría. La pregunta clave es cuánto tiempo trabajan: "En Suecia por ley un perro no puede estar solo más de cuatro horas seguidas, para eso también hay guarderías, que son muy demandadas cuando tiene que estar más de ese tiempo". Además, se piden informes al gobierno por si el interesado tiene vigente alguna prohibición de tenencia de animales, por alguna condena por maltrato u otras cuestiones. "Está todo muy controlado, tenemos mucho trabajo".

En los casos en los que los perros llegan con traumas o con malos hábitos, en Suecia es muy común recurrir a los servicios de etólogos (especialistas en el comportamiento de los animales) y adiestradores. "Cuando un animal está mal educado es muy habitual que se ponga en tratamiento para modificar sus conductas anómalas". Si a pesar de todos los controles la familia no se adapta al animal o viceversa, la ONG tiene mecanismos para buscar otro hogar en Suecia, y con voluntarios que los atienden en el impás del cambio de domicilio.

La evolución de ADA-HUNDAR está siendo muy positiva, y este año se han producido el doble de adopciones que el anterior (28), con 14 viajes, más otros cinco previstos hasta final de año. La asociación también hace colectas de fondos para gastos veterinarios de los refugios con los que colabora en Málaga y otros puntos. Dada la demanda que están recibiendo, ahora pretenden también abrir una línea de colaboración con el Ayuntamiento de Málaga para recoger animales abandonados en el Centro Zoosanitario.