Sídney, multiculturalidad en 'Opera House'

Después de obtener el título de profesor del Instituto Cervantes, eligió Sídney para instalarse. En septiembre hará tres años. Llegó con un nivel de inglés hablado básico. Al principio trabajó en la construcción y en la hostelería, pero lleva dos años como profesor de español en una academia privada. Me vine aquí sin conocer a nadie y casi sin inglés hablado. Tenía la idea, me arriesgué y salió bien, con mucho esfuerzo e ilusión«, resume.

–¿Por qué eligió Sídney para vivir?

–Fue más un motivo de elegir Australia como país que la ciudad, por el reto que suponía dejarlo todo y venirme a la otra punta del mundo, lo fácil hubiese sido Inglaterra o Irlanda, pero me gusta lo difícil y elegí Sídney, quizás, porque al contrario que nuestra ciudad, quería vivir un poco el ritmo frenético de una gran urbe.

–¿Qué hora es y qué temperatura hace en este momento?

–15:18 horas. La temperatura es de 11 grados y está lloviendo. Aquí es pleno invierno. A diferencia de España aquí las estaciones comienzan el 1 de cada mes, es decir, el invierno empezó el 1 de junio.

–¿Qué vistas tiene si se asoma a la ventana de casa?

–Vivo en un barrio muy tranquilo, justo frente hay una escuela.

–¿Cuál es su plato favorito allí?

–No diría comida porque aquí no tienen una comida propia como nosotros la paella, han sabido tomar comidas de otros países. Pero si tuviese que elegir algo único que me encanta es el café australiano. Son unos artistas haciéndolo.

–¿Y en Málaga?

–Una buena dorada a la sal.

–¿Cuándo fue la última vez que estuvo en la playa?

–La semana pasada, pero sólo a caminar, ya que es invierno. Sídney es una ciudad de costa, en eso tengo suerte, aunque las distancias son enormes y para ir a la playa lleva como unas dos horas.

–Recomiende un libro, una canción y una película para este verano.

–El libro sería 'The Element', de Ken Robinson. La canción, 'Dance Monkey', de la australiana Tones and I. Y la película, me quedo con 'Freedom Writers'.

–Confiese algo que adore y algo que deteste de Sídney.

–Me encanta la multiculturalidad, en tres años he conocido gente de más de 50 países. No me gustan los horarios de las comidas. No he conseguido adaptarme, comen a las 12.00 horas y cenan a las 19.00.

–¿Cómo percibe que se ve Málaga desde fuera?

–España para la gran mayoría es Madrid y Barcelona, pero Málaga es una gran desconocida.

–¿Qué es lo que más echa de menos de Málaga?

–A mi familia y amigos. Es difícil mantener el contacto porque la diferencia de diez horas hace difícil incluso hablar por WhatsApp.

–¿Y lo que menos?

–La picaresca de saltarse normas, cruzar un semáforo en verde, tirar un papel al suelo... El 'bah, si no pasa ná', o que lo recoja el de Limasa, que para eso le pagan.

–Dígame tres sitios que visitar en Sídney...

–Darling Harbour, la Ópera de Sídney y Palm Beach.

–¿En cuántos países ha estado y en cuál se quedaría?

–Inglaterra, Italia, Portugal, Alemania, Tailandia, Nueva Caledonia y Australia. Como país, Australia tiene una buena calidad de vida, me quedaría aquí, pero España y Málaga tiran mucho.

–Cuénteme algo que sólo tengan en Sídney.

–La Opera House. Si te gustan los conciertos, ver uno ahí dentro es increíble, he tenido la suerte de ver dos y es algo que no creo que exista en otra parte del mundo, cómo fue construida y su historia forman parte de esta ciudad.

–¿Cómo describiría la Costa del Sol a alguien que no la conoce?

–A uno de mis amigos de aquí siempre le digo que si quieres conocer cultura, comida y alegría tienes que ir a la Costa del Sol.

–¿Qué tienen en común Sídney y Málaga?

–El clima, no hay casi diferencia, podría decir que aquí hace un poco más de viento, pero casi iguales.

–¿Recuerda el verano más feliz de su vida?

–Han sido muchos, pero siempre recuerdo con cariño el verano de 1996. Fue el año en el que nos mudamos al barrio de Huelin, cerca de la playa, y recordar la alegría de la familia por cambiar a una casa más grande es algo inolvidable.