El primer amor, el primer beso y la primera vez. La adolescencia son tiempos de efervescencia y preguntas. Arun Manshukani es uno de los psicólogos ... y sexólogos con más experiencia sobre el terreno a nivel nacional.
En su consulta en Teatinos conoce a diario las preocupaciones de ambos lados. Porque la primera vez que el hijo o la hija llevan a una pareja a casa también comienzan las cavilaciones por el otro lado. ¿No son demasiado jóvenes para esto? ¿Saben lo suficiente sobre protección? El experto destaca la importancia de una educación sexual con criterio y alerta de cómo el porno está distorsionando el plano sexual de una generación entera. A continuación, el resultado de un encuentro con vocación didáctica.
–Tengo un hijo o una hija entre 14 y 17 años. ¿Debo hablar con ellos sobre sexo?
–Debes haber hablado con ellos sobre sexo mucho antes. Si no has hablado con ellos de sexo antes, te va a resultar casi imposible hacerlo a los 14 años. Han aprendido que ese es un tema tabú que no se comparte con los padres.
–¿Qué edad sugiere?
–Yo te puedo decir lo que he hecho con mis niñas. Siempre he hablado de sexo, adaptando la conversación a su nivel. Hay que entender que sexo son muchas cosas. Recomiendo a los padres que hablen de abusos, por ejemplo. Cuando son muy pequeños ya, diría que en edad verbal. Que les expliquen que su cuerpo es suyo y si hay cualquier adulto que quiere darles besos o tocamientos, eso lo tienen que reportar. A partir de ahí, diría que hay que abundar en la preadolescencia. Los padres son una fuente de información muy valida hasta que son niños. En la adolescencia ya no lo son.
–¿Pero no es habitual que se muestren reticencias para hablar de sexo con los padres?
–Si los padres lo han hecho con naturalidad desde que son niños y lo han tratado de manera progresiva, no. Luego, cuando produce un cambio físico en el cuerpo, se suelen cerrar más.
–¿Cuáles son los primeros interlocutores que buscan los adolescentes para informarse sobre sexo durante esa fase que podríamos llamar pubertad?
–Son sus iguales. Y otros adultos cercanos, pero que no son los padres. Un tío, una tía o un profesor de confianza en el colegio, por ejemplo.
–¿Los adolescentes de ahora saben más sobre sexo que nunca?
–No saben más de sexo que nunca antes, eso no es cierto. Están más bombardeados por el sexo que nunca antes. La edad media de acceso a la pornografía en Málaga es de doce años. Un niño con doce años ha estado expuesto a una pornografía de la que la mayoría de los padres no somos conscientes. Nosotros veíamos revistas, ellos ven vídeos. Tienen este modelo sexual pornográfico que, además, no está siendo contrarrestado por una educación sexual válida. Aprender sexo con la pornografía es como intentar entender lo que es una guerra viendo a Rambo. Tenemos a adolescentes con mucha exposición al sexo, pero una exposición muy distorsionada.
–Habla de una educación sexual válida. Muchos padres no quieren que sus hijos reciban este tipo de educación, ya sea en familia o de forma externa.
–Muchos padres tienen reticencias porque piensan que hablar de sexo con los hijos facilita que tengan conductas sexuales. Hay que dejarle claro a los padres que esto no es así. Es al revés. Los niños que tienen más información suelen acceder al sexo de forma más tardía. Empiezan a entender que el sexo es algo relacionado con el placer y con la responsabilidad. Y, sobre todo, en que no se metan en situaciones para las que no se sienten preparados. Tienen que saber que pueden decir que no y que no pasa nada.
–¿Qué consecuencias tiene la exposición a la pornografía sobre los propios encuentros sexuales que experimentan los adolescentes?
–Estamos viendo dos tipo de consecuencias. Es como si la juventud se hubiese dividido. Tenemos un grupo que tiene un acceso más temprano. Y ese acceso es a través del sexo pornográfico. Hace menos de un mes, vi en consulta a una chica de doce años que había tenido su primera relación sexual. Y su primera relación sexual había sido tener penetración con tres chicos distintos a la vez. Esto es algo bastante chocante, pero el modelo pornográfico lleva a esto. Los chicos y las chicas se comparan con lo que ven y entienden que es lo que hay que hacer. Después tenemos otro grupo en el que hay un retraso en la edad de acceso al sexo. Piensan que el estándar es el que marca el porno y que no van a estar a la altura.
–¿Quién se inicia antes en el sexo? ¿Niños o niñas?
–Ese dato no lo tengo. Si me guío por lo que veo en la consulta, diría que las niñas.
–¿La edad de la primera vez se ha adelantado?
–La media no necesariamente. Pero sí vemos como hay un bloque de adolescentes que tiene un acceso muy temprano.
–¿Esa primera vez se debería planificar?
–Yo diría que sí. Elegir bien la persona y hablar claramente de que es la primera vez. Que haya un ambiente de tranquilidad y de confianza.
–¿Cómo influye el alcohol y el uso de sustancias en el sexo en jóvenes?
–Los datos que tenemos son confusos. La mayoría apuntan a que hay un retraso con el alcohol y las drogas. La juventud es más sana estadísticamente que las anteriores. Pero este problema sigue existiendo, claro. El alcohol y las sustancias dan lugar a relaciones abusivas.
–¿Cuáles son las principales dudas que tienen los adolescentes?
–La poca educación sexual que les damos tiene que ver con todo lo biológico y el tema de enfermedades. A ese nivel están mejor informados que anteriores generaciones. Aunque ese es el nivel que menos les interesa realmente. Ellos plantean más dudas y están mucho menos informados sobre lo que debería ser la principal función sexual, que es el placer y el disfrute. Los chicos, por ejemplo, preguntan mucho sobre cómo se puede dar placer a la mujer. Esto ya nos dice mucho. Habla sobre los modelos que existen.
–¿Hay consciencia entre los jóvenes sobre el sexo seguro y el riesgo de embarazo?
–Hay consciencia teórica, pero la conciencia teórico no tiene que llevar a una práctica más segura. Sabemos que fumar es malo, sin embargo, mucha gente fuma. No es lo mismo un conocimiento que te dan cuando tú estás calmado en una aula, a estar de noche con unas cuantas cervezas y en una situación de estar con el chico a la chica que te gusta. Aquí es donde la educación sexual debe incidir. Pero como preferimos que los adolescentes aprendan de sexo con el porno... Estamos delegando la educación sexual en la pornografía, con el desastre que eso supone.
–¿Qué papel tiene la masturbación?
–Vivida de una manera sana, sin sentimiento de culpa, es beneficiosa. Cuando trabajamos con personas que no llegan al orgasmo, muchas veces nos damos cuenta de que no habían tenido conductas de masturbación. Si tú no has aprendido a relacionarte con tu cuerpo, no sabes qué te gusta y qué no te gusta. Y es muy difícil que puedas llegar a eso con la otra persona. En ese sentido, la autoexploración es sanísima.
–¿Cómo viven la sexualidad los adolescentes que sienten dudas sobre su orientación sexual?
–Ahora tenemos un porcentaje mucho más alto que duda de su orientación. Sobre todo, niñas. Es bastante más frecuente que en generaciones anteriores. Yo diría que muchas veces esto es un resultado de la inseguridad respecto al sexo. Y eso lo vemos mucho en niñas. Además, como la imagen que tienen es la del porno, les resulta más sencillo tener contacto con chicas. Hablo de niñas que podrían tener una orientación hetero. Pero perciben que el sexo con otra niña va a ser más respetuoso.
–¿Cuáles son las conductas no apropiadas que más están proliferando entre adolescentes?
–Más que la conducta en sí, lo importante es el punto de desarrollo en el que estoy cuando accedo. Cualquier conducta, si yo accedo a ella porque me apetece y quiero, está bien. El problema viene cuando se cree que hay un solo modelo, un modo a seguir. El porno lleva a adolescentes a hacer cosas porque creen que es lo que hay que hacer, pero para las que no están preparadas.
–¿Qué mitos son los más extendidos entre los adolescentes?
–Yo destacaría uno que pensábamos que se iba a extinguir, pero que estamos viendo que está pasando todo lo contrario. Es el mito de que el hombre es la gran máquina sexual que tiene que rendir y dar placer. Y ese mito es el que nos aleja de la exploración y del descubrimiento, que es lo verdaderamente bonito. El desarrollo sexual de la mano de otra persona, ya tenga más experiencia o menos.
–¿La presión del grupo puede llevar a los adolescentes a mantener relaciones no deseadas?
–Sin duda. Esa presión, aunque no sea explícita, está ahí. El adolescente siempre está deseando ser un adulto, distanciarse del niño que una vez fue. Posiblemente no sabe quién es, pero sabe que ya no quiere ser ese niño.
–¿La educación sexual debería estar en las aulas de nuestros colegios?
–No tengo la más mínima duda. No hay ningún peligro de que los niños acceden antes a conductas sexuales. Además, están tremendamente expuestos porque hemos delegado la educación sexual en las web porno. No tiene sentido que una sociedad como la nuestra intente educar en todos los ámbitos importantes, pero no se ocupe de uno de los más importantes cara a nuestro bienestar, que es el ámbito sexual. Que no lo estemos haciendo, es algo que estamos pagando ya.