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La sensación que acompaña el inicio de la campaña de recogida de aceituna en la provincia de Málaga es de preocupación. A la sequía, que ha provocado que el fruto no alcance el tamaño de otras temporadas, hay que sumarle el impacto que tiene el ... aumento de costes por la subida de la electricidad y del combustible. Si la falta de lluvia ya apuntaba a una caída de la cosecha de un 25%, en comparación con la temporada anterior, la escalada de precios de la energía pone en riesgo la rentabilidad de los agricultores.
Esta situación ha sido constatada por el consejo regulador de la Denominación de Origen Protegida Antequera (DOP), que se reunió en una jornada de trabajo.
El presidente del consejo regulador, Benito Avilés, resumió el sentir del sector olivarero: «Hay preocupación por la sequía y por los altos costes de la recolección. Las aceitunas no llegan totalmente sanas a las almazaras», explicó. Pese a la complejidad del momento, Avilés descarto que se pueda llegar a una situación de desabastecimiento. «Como he dicho, las aceitunas no llegan totalmente sanas a las almazaras, pero la gran labor de los trabajadores hace que salgan aceites de una alta calidad», añadió y destacó que «el aceite de oliva es un producto magnífico, beneficioso para la salud y que crea y mantiene empleo en la comarca».
Las labores de recogida de la aceituna cuentan desde hace años con la ayuda de maquinaria pesada. Pese a ello, como se pudo constatar en una finca de olivos en Villanueva de Algaidas, se requiere de mano de obra experimentada en las labores de campo. Colocar y tirar de los fardos sigue formando parte de cualquier jornada de trabajo.
La recogida de la aceituna es, en este sentido, un elemento clave para atar la población a los pequeños municipios rurales. «El aceite es cultura, tradición y evolución. Tenemos que conseguir que las siguientes generaciones tengan ese arraigo por la cultura y la tradición del aceite», destacó Carlos Carreira, vicepresidente de DOP. Carmen Bernal, vocal de la misma institución, remarcó la necesidad de abaratar costes. «Para que las nuevas generaciones se acerquen al campo y se queden», precisó.
La ausencia de agua de última hora y los datos aforados que ha presentado la Junta de Andalucía para cada provincia, esto es la estimación de cuántas toneladas de aceite va a producir cada provincia, vaticinan que Málaga afronta la segunda peor cosecha del siglo. Concretamente, se estima para la campaña 2022-2023 una producción de 40.000 toneladas de aceite en Málaga.
De hecho, para encontrar un dato que se le acerque a las previsiones para esta campaña, hay que irse a la cosecha del 2008-2009 cuando la producción de aceite alcanzó las 42.600 toneladas. El problema se replica en el resto de las provincias andaluzas. En Jaén, principal motor para el sector, la situación directamente se ha calificado de «dramática» por parte de las asociaciones agrarias. En la provincia de Málaga, las previsiones también están nublando los ánimos.
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