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La amenaza de sequía es ya una realidad en Málaga, que afronta un nuevo ciclo con una preocupante falta de lluvias, pero también de infraestructuras para reducir la dependencia de las nubes. Ante el peor año hidrológico de las últimas ocho décadas, la provincia ... revela de nuevo las carencias que viene arrastrando desde que en 2008 se encendieron las alarmas por última vez por el bajo nivel de embalses y acuíferos. Aunque la Junta ha activado una batería de obras de emergencia para tratar de garantizar el abastecimiento en estos momentos, lo cierto es que Málaga adolece de proyectos de envergadura para despejar el horizonte a largo plazo.
Y no son precisamente nuevos, ya que la mayoría llevan décadas en los cajones. Estas necesidades se pueden estructurar en tres grandes bloques: la búsqueda de nuevos recursos hídricos; la optimización y mejora de las infraestructuras existentes; y la reutilización para riego del agua reciclada para arañarle menos litros a los pantanos.
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Búsqueda de nuevos recursos hídricos
Al margen de mejorar la gestión de los recursos hídricos existentes, evitar las pérdidas en las canalizaciones y utilizar al máximo el agua regenerada, la provincia tiene sobre la mesa desde hace décadas proyectos para aumentar la disponibilidad de agua, que tampoco se han hecho. El más veterano de los eternos olvidados es el recrecimiento del embalse de La Concepción, un recurso vital para el abastecimiento de la Costa del Sol y cuyo anteproyecto data de 2014. Esta presa es tan pequeña (60 hectómetros cúbicos de capacidad) que obliga a tirar valiosos recursos al mar casi todos los años. La idea era construir un nuevo muro más abajo del actual, y con una altura 32 metros superior, con lo que se triplicará su capacidad hasta unos 180 Hm3. El proyecto está virtualmente descartado desde hace años.
En 2008 se llegó a adjudicar una desaladora entre Mijas y Fuengirola que iba a producir unos 20 Hm3 de agua potable al año, suficientes para atender a una población de unos 500.000 habitantes en la Costa del Sol durante los meses críticos de verano. Finalmente, el Gobierno negoció con Sacyr una rescisión del contrato de mutuo acuerdo. Como argumentos para justificar el fin de esta actuación se recogen la falta de potencia eléctrica y la ubicación en una zona de expansión urbana; pero también las dudas sobre el modelo de venta del agua producida, que sería muy cara. Ahora, el modelo de desalación para generar agua potable vuelve a la palestra por el grave problema de la Axarquía. En principio, el Gobierno central es receptivo, aunque sin mostrar una determinación clara a la hora de impulsar una instalación de este tipo en la desembocadura del río Vélez.
En este mismo bloque, también hay que citar la puesta en carga de nuevos pozos en el río Chíllar, en Nerja, con destino al abastecimiento de las localidades vecinas de Torrox, Algarrobo y Vélez-Málaga. Tras invertir más de tres millones de euros desde 2018 en la realización de tres pozos en el cauce medio del río, por encima de la antigua cantera de áridos de Frigiliana, el trasvase está todavía pendiente de completar la acometida eléctrica, que podría estar lista a finales de marzo. Dos de los tres pozos permitirán suministrar hasta tres hectómetros cúbicos anuales, según los cálculos de la Junta.
También está en el horizonte la posibilidad de captar agua para la Costa procedente del futuro embalse de Gibralmedina, que regulará las aguas del Guadiaro, en Cádiz. La infraestructura la impulsa la propia Administración regional en el término municipal de Jimena de la Frontera. Actualmente, se está trabajando en la redacción del proyecto, pero la previsión es que tendrá una capacidad de al menos 45 Hm3 que además de abastecer al Campo de Gibraltar también servirían para refrescar la Costa del Sol. Con todo, esta no será una realidad antes de 2027.
El último gran proyecto que no termina de cuajar es el trasvase desde el pantano cordobés de Iznájar hasta la comarca de Antequera, que sigue atascado en los despachos. La Junta se ha comprometido a poner 50 millones de euros y ya ha sacado a concurso la redacción del proyecto para acometer la red de tuberías, aunque sigue condicionado a que el Gobierno central autorice esta transferencia de 4,89 Hm3 anuales (al no superar los 5 lo puede aprobar directamente el Consejo de Ministros sin tener que tramitarse por ley) que beneficiaría a una docena de municipios, muchos de los cuales ya se han acostumbrado a salvar el verano con camiones cisterna.
Optimización de infraestructuras existentes
La búsqueda de nuevas fuentes de agua vía trasvases o la reutilización se antojan clave para el futuro, pero también optimizar las infraestructuras existentes para evitar fugas, averías y que puedan funcionar a pleno rendimiento con garantías. En este punto, destaca la renovación de la gran tubería de la Costa del Sol, que a lo largo de sus cien kilómetros suministra a toda la franja litoral comprendida entre Manilva y Torremolinos. Tras cinco décadas de servicio, las roturas están a la orden del día, produciéndose en torno a medio centenar de incidencias anuales. La sustitución de esta conducción lleva tiempo en la recámara, pero su deterioro ha llegado a tal punto que su ejecución no admite más retrasos.
Consciente de esta realidad, y también del papel que jugaría para potenciar la conectividad y capacidad de transferencia tanto con la capital y la Axarquía a través de la prometida autovía del agua como con el Campo de Gibraltar, la Junta de Andalucía dio a finales del año pasado el primer paso sacando a concurso la redacción del proyecto constructivo, aunque aún está por determinar cómo se financiaría una actuación que costaría unos 150 millones de euros.
Como solución provisional hasta que se acometa la tan anunciada mejora de la interconexión entre las distintas cuencas del litoral que permita, por ejemplo, transferir a la seca Axarquía el caudal que periódicamente hay que desembalsar del pantano de La Concepción, el Ejecutivo regional está a punto de terminar las obras del 'bypass' de Churriana, que con una inversión de 1,4 millones facilitará el envío del excedente a las zonas más deficitarias, como el pantano de La Viñuela.
También en el litoral occidental, la empresa pública de aguas (Acosol) tiene sobre la mesa dos actuaciones que contribuirían a solucionar la falta de agua y que llevan años en la recámara. Por un lado, la modernización de la estación potabilizadora de Río Verde (Marbella), construida en 1972 y que funciona a medio gas con un ritmo de 2 metros cúbicos por segundo cuando la necesidad en verano es de 3,3. La otra prioridad en la zona es aumentar la capacidad de la desaladora de Marbella, que fue diseñada hace tres décadas para ofrecer una capacidad de 20 Hm3 anuales convirtiéndose en las más importante de Europa, pero cuyo techo real se ha quedado en 12 debido a las limitaciones que presenta.
La que sí que verá la luz en los próximos meses es la ampliación de la capacidad de tratamiento de la planta desaladora de El Atabal (Málaga), que recibe el caudal procedente de los embalses del Guadalhorce que abastecen a la capital y que ahora se convierte en vía de salvación para la Axarquía. El Consejo de Gobierno autorizó el pasado 1 de febrero el inicio de los trámites necesarios para acometer esta obra de emergencia valorada en 3,15 millones de euros que permitirá anticiparse a los problemas que puedan registrarse en la propia capital pero que fundamentalmente está concebida para poder transferir más agua a la Axarquía. La previsión es que esté terminada en otoño.
Reutilización de agua regenerada
La tercera pata que debe paliar el déficit hídrico de la provincia es la reutilización del agua reciclada, donde hay un enorme margen de mejora. Mientras los embalses y los acuíferos están cada vez más secos, la provincia se permite el lujo de aprovechar para el riego sólo uno de cada diez litros de los que las depuradoras son capaces de tratar en terciario, un sistema que consiste básicamente en aplicar al agua un tercer filtro que posibilita su reutilización para refrescar el campo y las zonas verdes y que, por tanto, reduciría la dependencia de los pantanos.
Aunque las estaciones de tratamiento están equipadas para aportar 76 Hm3 anuales, a día de hoy se vierten al mar 66. Para poner esta cifra en contexto, supone la cuarta parte de los 241 Hm3 que cada año demanda el sector agrícola y el equivalente al consumo doméstico de todo el litoral desde Nerja hasta Manilva. La ecuación es sencilla: a más agua regenerada destinada al riego menos litros potables que salen de los embalses y acuíferos.
En la Costa occidental, que fueron pioneros hace tres décadas y cuyas depuradoras dan de beber a 42 complejos de golf y otras grandes zonas verdes, Acosol trabaja en la extensión del uso de agua reciclada a más jardines públicos y privados, y sobre todo, que los servicios municipales de limpieza utilicen este recurso para el baldeo de calles.
En el extremo oriental, donde la falta de lluvias está siendo más pronunciada, también parecen decididos a sacarle más provecho a las aguas residuales. Tras autorizarse la concesión de 9.000 m3/día que produce la depuradora de Vélez a la comunidad de regantes del sur del Guaro, la Junta también ha impulsado obras de emergencia para ampliar la capacidad de terciario en la comarca, de forma que todo el agua que llegue a las estaciones de Rincón, Vélez y las dos de Torrox reciba ese tercer filtro que garantice su reutilización. La actuación, consecuencia del decreto de sequía que pesa sobre la Axarquía, supondrá una inversión de 1,7 millones y abrirá la puerta al uso de este recurso. Aunque no será inmediato, puesto que ni en Rincón ni en Torrox existen las canalizaciones necesarias para su transporte, mientras en Vélez la intención es derivarla a unas balsas.
Similar es la situación en el área metropolitana, ya que cuando entre en servicio la futura depuradora prevista al norte del aeropuerto para acabar con el vertido de aguas residuales al río Guadalhorce (a la espera de que comiencen las obras, apunta a mediados de 2025) todo el caudal que podría tratar en terciario (un máximo de 54.000 m3/día) será devuelto al cauce porque no existirá la red de tuberías para volver a poner ese agua en circulación.
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